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"Él es bonito" —
A Tord le encantaba mucho el aroma de Tom. No lo quería pensar, pero es que era imposible. Desde que lo conoció, había algo que le llamaba la atención, y siempre creía que era por sus profundos y negros ojos. Pero aparentemente, tenía que ver más por la calma que este lograba trasmitirle.

Se sentía como si después de llorar, los ojos cansados, el aire que necesitaba para regular su respiración, la caricia de la almohada, y el dulce sonido de la noche, estuviesen impregnados en todo lo que era Tom.

Claro, esto apenas si podía admitirlo, más bien le costaba mucho hacerlo, ya que era demasiado surreal y vergonzoso. Eran emociones indescriptibles que no entendía, y solo lo confundían.
Al principio le temía por lo imponente y seco que era. Pero a medida que lo vio intentar interactuar con él, no pudo evitar sentirse, ¿cautivado? Y enternecido por eso.
El hecho de que siempre tenía dificultades para socializar, no significaba que no hubiese tenido amigos en el pasado. Es solo que, nunca había alguien que se quedara junto a él por mucho tiempo. Y más que nada debido por el hecho de que tenían que mudarse una y otra vez. Ya sea por el trabajo de sus padres, o por situaciones de acoso como las que siempre a estado acostumbrado.

Esto lo orilló a ya no querer intentar nada con los demás, retrayéndose de sí mismo, para evitar cualquier otra nueva sensación de dolor, ó abrir una nueva herida.

Y es que, temía que Tom, también en algún momento se fuera.

Quería estar Junto a él, y ser protegido por él. Le gustaba esta extraña dinámica que habían logrado tener. Es como si entendiera que aveces necesitaba apoyo, incluso si no lo expresaba en palabras.

Y eso comenzaba a valorarlo demasiado.
Ante sus ojos, Tord ya se había vuelto un grandioso amigo.

Y eso, lo ha estado haciendo sentir, tan feliz.

——

Al día siguiente, esta vez Tom se encargó de traer una sudadera extra. Y Matt, pasar por la casa de Thomas para acompañarlo a recoger a Tord. Así podría aplicar lo que estaba pensado hacer para que fuese mucho más fácil avanzar.

Para cuando llegaron al lugar, y llamaron a la puerta, como siempre, Patryck los recibe con mucho cariño y amabilidad. Dejándolos pasar a la sala, donde su hijo ya estaba sentado,inquieto, rascándose el brazo sobre un suéter tipo blusa de cuello de tortuga negro con mangas largas.
Jalando de vez en cuenta las mangas como si intentara que escondieran sus delgados dedos.

Patryck expresó que aparentemente su sudadera todavía no aparecía, por lo que tuvo que improvisar prestándole una de su ropa vieja. Una ropa que en si no le quedaba ni tan ajustada, pero tampoco demasiado grande.

Matt mentalmente pensó que se le veía mucho mejor que el otro horror que usaba. Pero Tom, Tom pensaba que era perfecto. El negro ayudaba a resaltar el bonito de su blanca piel.
Casi lucia tan elegante.

Tord en todos caso, se sentía incómodo, sentía que estaba revelando mucho de su cuerpo. Aunque sabía que la ropa era holgada, quería más peso sobre si mismo. Quería que no se notara ni lo más mínimo de la forma de su físico.

Tenía que ocultarlo, tenía que...

ZIIIP.
Se escuchó el sonido del cierre. Levantando la mirada de golpe, abriendo los ojos por sorpresa.
Quiero decir, estaba tan metido en su cabeza, que no notó, que Tom están enfrente de él. Acomodándole la sudadera rojo tinto de franjas negras en vertical al costado de sus mangas.
No se dió cuenta que este le había puesto la prenda, y mucho menos ayudándolo acomodárselo.

Su acercamiento lo hizo sonrojar.
— ¿esto está mejor?
Dice Tom tomando con sus manos los antebrazos de Tord. Y mientras eso ocurría, el estómago de Tord le daba cosquillas. Su corazón repentinamente se aceleró, y sus ojos cromáticos se fijaron en aquel negro. Un negro que empezaba a volverse tan, abrazador.

lα ѕudαdєrα rσjα| tσmtσrdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora