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— "rumores" —
No ha pasado ni dos semanas y Tord se convirtió en el punto rojo de la ruleta.

Seee~ ya empezamos con lo intenso...

A los primeros días solo podía sentir, las miradas de las personas comer cada parte de su cuerpo—metafóricamente hablando— susurrando cosas horribles cuando la presencia del noruego se hacía notar.

Tord trataba de ignorarlos.
Era un nuevo año y no quería arruinar los planes de sus padres; cuando escuchaban cada palabra, anécdota y emoción que el de rojo les expresaba a la hora de cenar, lo que había experimentado en la escuela...

Los hacía feliz. Demasiado.

Fingía tener amigos. Llevarse genial con los demás. Lo excelente que iba en las materias, que al fin logró adaptarse. Que se sentía libre y más vivo. Más seguro de sí mismo.
Fingía todo aquello para hacerles bien a ellos y quitarle, un peso menos.

Ya no soportaría provocar inconveniente. Demasiado sacrificio para una basura como él, no valía la pena...

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Al amanecer.
Patryck despertó con el sonido chillón del despertador.
Apago el aparato levantándose con entusiasmo y colocándose sus pantuflas.
Con alegría, sus pasos retumbaban contra el suelo de madera para encaminarse hacia la habitación de su hijo, golpeando la puerta con sus nudillos.

— Tord, bebé. Hora de despertar.

Aún con la pijama puesta, baja casi corriendo las escaleras con una gran sonrisa en su rostro, abriendo las ventanas de la planta baja, dejando pasar el aire fresco.
Por alguna razón podía presentir que ese día habría algo distinto.

Un cambio exquisito.

Con la confianza a pie de flor, preparaba el desayuno para su familia.
Solo por esta vez podría tomarse el tiempo para hacer una comida completa.
Tal vez prepararía una copa de yogurt con fruta y granola.
Un pan tostado con mantequilla y un delicioso jugo de naranja.
Estaba emocionado, la oportunidad de que ahora podría entrar tarde al trabajo, le permitiría experimentar el acompañar a su hijo hasta la escuela y ver aquellos muchachos de gran estatura, esperarlo cada vez que iba por él al salir del instituto.

Ow, la semana había sido intensa, pero a este día podría darle un poco de dulzor.

Aún hurgando la mantequilla en el pan y esperando a que la otra pieza se tueste, escucha a su pequeño darle los buenos días, dejando casi las palabras sin terminar por el contante bostezo que podía oír.

Soltó una risilla.

— ¿De que te ríes?
— de nada cariño.
Toma un plato entre sus manos y coloca las dos piezas de pan para luego buscar entre los almacenes, un frasco de mermelada.
Con ligera delicadeza abre la tapa del recipiente. Usa un cuchillo para escarbar dentro del frasco y arrastrarlo contra el metal.
Dejando ver una reconfortante textura y color de la fresa.

Teniendo ya todo hecho, voltea encontrándose a su hijo sentado en la silla, recostando su cabeza sobre la mesa aún con su alborotado cabello y lagrimeando por el bostezo.

— Tord, despierta debes desayunar.
coloca el platillo frente al menor, junto con su yogurt de fruta y jugo de naranja recién hecho.

Me dio hambre.

—¿y tú padre?
— arriba. Creo que aún— bostezó — duerme...

Podría que a él le habían dejado la primera hora de trabajo libre, más sin embargo su marido no.
Normalmente Paul es de los primeros en madrugar, por lo que un poco preocupado por su pareja, suspira sin quitar su actitud matutina; dejando los dos últimos platos restantes en la mesa.

— Tord... — pellizca al menor en su cuello provocando que este se reincorpore — desayuna.

Con su hijo ya un poco despierto, sube hacia su habitación, mirando desde a una cierta distancia a Paul con las sábanas hasta las orejas.

— oye, despierta, son las 6:20 A.M.

El cejotas no se movió.
Gruñó por debajo.

¿Por qué no poner más interesante el asunto?

Caminado hacia atrás, llega a colocarse en la entrada de la puerta para generar impulso y correr divertido hacia la gigantesca cama, lanzándose sobre el bulto regordete que creaba Paul.

Sin la mala intención, patryck, al aventarse sobre su esposo, hizo que este se quedara sin aire.

Asustado Paul, se levanta de golpe maldiciendo de todas las maneras posibles a Patryck.
Quien se reía a carcajadas ahogándose con su propia saliva.

Era una escena cómica, y no por la peculiar risilla de puerquito que de vez en cuando el de cabello de alitas de pollo soltaba. Causando que,
Paul se enojara más con el.

Para Paul no era cómico.
Pero lo que él no sabía es que, al caer patryck sobre él, digamos que, liberó un pedito...

El tiempo pasó y patryck llevó a su hijo al instituto.

Podría decirse que hoy, tuvo la mejor mañana de su vida.

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"Que feo"

"Asco, yo no lo tocaría"

Ellos...

"¿Has visto su cabello? De seguro tendrá piojos jajaja"

" Dicen que él se prostituye"

Lo juzgan...

" desperdicio de humanidad"

" te aseguro que es de esos chicos lamentables que se cortan y esas cosas..."

Y solo...

" triste, ¿no? De seguro no tendrá amigos"

"Me han dicho que se le ofreció a un chico del módulo II. Dicen que parecía desesperado por tener esa clase de atención. Es nuevo y ya con esas actitudes. Que puta"

Por ser tan...

"débil"

☆▏▎⎿lα ѕudαdєrα rσjα ⏌▎▏☆

[TomTord] [meh~]

lα ѕudαdєrα rσjα| tσmtσrdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora