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Veinte minutos tarde.
No era tan común en Thomas, bueno, tal vez si, pero él tendía a prometerle llegar temprano siempre a los lugares destinados para sus actividades recreativas. Sin embargo, últimamente ya se había vuelto, costumbre.
Ya saben, porque andaba de "NIÑERA".

Estaba en un centro comercial, sentado en una de las heladerías de la cafetería. A su alrededor las personas pasaban con bolsas grandes y pequeñas. Algunas de marca. Coloridas y llena de brillo.
La presencia de marketing estaba al tope, con anuncios deslumbrantes y puestos de comida por doquier.

Llevaba un par de anteojos de sol color rosados, con una ligera degradación de amarillo y naranja. Tal vez, un cuello de tortuga púrpura y unos jeans oscuros. Por esta ocasión, quiso probarse los pendientes de su hermana, unos preciosos aros bañados en oro. No eran tan grandes, pero le ayudaba a resaltar su largo cuello, y su delgada figura.

Además, como siempre, le servía para ser el centro de atención.

Ya sea por el hecho de que tenia cabellera pelirroja, pecas. Preciosos ojos azules, la altura, y el tipo de gusto de vestimenta.
Las chicas siempre eran las que se detenían. Algunas con aparente "linaje puro"(ricas), quitándose sus gafas para verle mejor, y hacer ese gesto que le daba ganas de golpearles la cara. ya saben, lo de morderse los labios y levantar las cejas de forma "sexy".

Si, definitivamente, esa expresión lo hacía sentir como si no respetaran su intimidad.

En caso de los hombres, bueno, de repente eran algo inapropiados. Las palabras eran irrelevantes, no lograban tener el peso suficiente como hacerlo dudar si debió haber salido a la calle así. Hace mucho esa situación la había superado, y aunque muy en el fondo existía aún ese miedo, su manera de ocultarlo o ajenarlo, era consentirse el triple de lo que normalmente hacía.

Matt...
Un joven hermoso, eso es cierto, una persona Con un sentido desmesurado de su propia importancia, una necesidad profunda de atención y admiración; en su pasado, relaciones conflictivas y una carencia de empatía por los demás. Sin embargo, detrás de esta máscara de seguridad extrema, hay una autoestima frágil que es vulnerable a la crítica más leve.

Si, Matt le gustaba ayudar, y trataba de conectar con las personas que le rodeaban, pero se le hacía tan difícil tener  voluntad para reconocer las necesidades y los sentimientos de los demás.

Bien sabía él que tenía un problema, algo llamado "personalidad narcisista". Ya había existido una experiencia que le ha abierto los ojos. Una que le hizo tocar fondo.
Estaba luchando a dientes y uñas por superar este obstáculo. Lo cual a tenido sus dificultades pero han adquirido un camino mucho más estable.

Aveces se le iba la indiferencia con los demás, y aún sentía el deseo excesivo de ser admirado a lengüetadas. Pero, jamás se le pasaba por alto, que con Thomas sentía que toda esa persistente persona egoísta, se desmoronaba con tan solo conversar con él.

Se cruzó de piernas, inclinando un poco su cuerpo a la derecha, y sosteniendo su rostro con su brazo izquierdo. Debajo de su manga, tintinearon sus pulseras entre sí, suspiró hondo, y cerró por unos momentos sus ojos.

Se centró en el ruido de a su alrededor, en su respiración y en cómo se oía su corazón al palpitar.
Permaneció así por algunos, diez minutos o más. Suspirando, y exhalando.

Esto era un ejercicio que le había recomendado su psicóloga cuando se sintiera nervioso o estresado. Y es que, Matt tendía a querer ser perfecto. Por lo que necesitaba tener dos plumas del mismo color siempre, clasificar sus exámenes por promedio o, su agenda en una lista larga con horarios exactos.

lα ѕudαdєrα rσjα| tσmtσrdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora