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          ⎯ "nuєvσ αlumnσ " ⎯ [1/2]

Un chico caminaba por los pasillos de la escuela usando una camisa gris, pantalones rasgados de un color azul marino, calcetas negras con un par de convers del mismo color; su mochila, su típica actitud de adolescente amargo y el peculiar peinado que siempre tenía en todo el día.

Tom, ese es su nombre.

Tom es comúnmente un chico que cuyos intereses son solo el alcohol y su bajo susan.
El resto de las cosas, lo odia.
Su carácter siempre se muestra rudo y frío, siempre amargo ante todo lo que se le ponga enfrente.

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Era un martes como cualquier otro. Un día con el cielo claramente despejado, un día perfecto para ingresar nuevamente al colegio. Un nuevo colegio.

Un auto de marca Toyota de un color gris claro se estaciona frente del edificio imponente que lleva por nombre "escuela edd gould".
Dentro de cuyo auto estaba un hombre robusto uniformado, de grandes cejas y con una leve cicatriz en su ojo izquierdo.

— ¿no estas emocionando? — el chico que estaba sentado en el asiento de copiloto le miraba algo tenso.

— no realmente...

— oh vamos Tord, no es tan malo; aquí podrás empezar desde cero. Conocerás nuevos amigos, tendrás nuevos maestros, aprenderás de todo— exclama con entusiasmo — te sentirás bien.
Parecía cuál padre que sabía que en el fondo la escuela podía ser del asco. Un padre que a pesar de eso quiere lo mejor para su hijo.

— claro — encoge sus hombros rodando los ojos jugando con sus dedillos siendo adornados por banditas de distintos colores — no lo sé papá. Esto me lo dices siempre, y cuando digo siempre me refiero a las últimas seis escuelas que me han inscrito. Parece un discurso ya desgastado — se hunde en el sillón— yo creo que deberíamos dejar esto e irnos... — Tord, el chico que no tiene la culpa de a ver pasado una difícil niñez. Lleva siendo humillado por sus compañeros de clases por ser peculiarmente distinto. Algo que él nunca lo entendió.
Solo es un joven de apenas 16 años con el cabello largo tapándole la cara — Más bien un fleco — Usando una Sudadera de lana larga de color rojo tinto que le llegaba hasta las rodillas. Era como su escudo. Cubrían a la perfección aquellas cicatrices.
— no cambiará nada. Todos me miran cual fenómeno.

El de ceja grandes frunce el ceño, estaba fastidiado y cansado de esa actitud que su hijo a tenido los últimos años. Con lo poco que ha vivido junto con él y su esposo.

Pero no podía negarlo, el chico tenía razón. No importa lo que hicieran, es algo que han intentado cambiar, algo que han estado confrontando, algo por el simple hecho de que Tord forme parte de un matrimonio gay...
Lo ven raro.
sin embargo, por eso hicieron todos esos cambios — de país incluso. Dos veces — por el bien de Tord, de ellos. Y hoy tal vez no sea la excepción. Pero debían intentar.

El debe, debe hacer un cambio.

Suspira. Quita la vista del menor posando ahora hacia el vitral delantero. El espacio quedó en silencio. Uno trataba o bien, pensaba que decirle a su "progenitor"; mientras que el otro, solo pensaba en las cosas horribles que podrían suceder en un cerrar y abrir de ojos. Pss...

problemas de chico inseguridad.

— Tord... — señor cejotas se devuelve ver a su hijo logrando llamar su atención y hacer contacto directo con él.
A Tord no le gustaba eso. Pero sabía que para su padre era una manera de decirle que lo que le fuese a decir es en serio.— estoy cansado de tu negatividad... — "ow~"— no paras de quejarte de lo nuevos cambios. Y sé que es difícil, lo entiendo; no eres el único — volvió la mira al frente, trataba de decirle todo aquello de manera directa pero no tan ofensiva. El chico podía llegar a resentirse demasiado si no se usa el tono y las palabras adecuadas. Posa ambas manos en el volante.

— puede que las personas sean unas hijas de puta pero tú y yo sabemos que no todas son así...—
La manera en que se dejaba el silencio reinar, lograba que en Tord despertara una inquietud. Ya había presenciado esta escena, pero no recuerda en donde, con quién...

"otra vez no ..." Se remueve incómodo en su sitio.

— Patryk, él quiere lo mejor para ti, no para de decirme lo que debo hacer o como tratar contigo. Admito que sueles desesperarme, ¿vale? Yo... — suspira. Haría o bien, diría lo que jamás pensó decir — tal vez no te lo demuestro, pero de verdad me preocupas, demasiado — le ve con tristeza — créeme cuando te digo que duele verte así, con miedo. Estoy tan asustado como tú, todos los días; más...
Eres joven escuincle. No deseo que te hagan daño. No otra vez.

Y sonríe. Una sonrisa ladeada pero sincera.

Tord estaba que no se lo creía. Lo describiría como, un cambio. Paul — él cejotas — junto con patryk hacen lo posible para hacerlo sentir como en casa. Aunque realmente nunca tuvo una. Más, sabia que ellos harían lo que fuese para que se adapte en la sociedad. Para que le deje de afectar tanto esos detalles. Para ser él.

Eso implica madurar.

De verdad los ama mucho, prácticamente ellos les brindan un sentimiento tan extraño. Un sentimiento que solo podría llegar a sentir con ellos.
Tal vez Paul no demuestre mucho afecto hacia su persona, más siempre que lo ve, comprende que muy a pesar de aparentar ser rudo o serio; muy adentro de su ser es un osito esponjoso y apapachable que ama a Patryk y lo ama a él. Por eso es extraño, porque es muy orgullos y el que trate de animarlo — que no descarta el tratar de ser cariñoso con él — lo hace sentir bien.

Al menos empezamos bien.

Tord entusiasmado abraza con fuerza a su padre con las intención de no soltarlo.
Paul se sorprende, con duda y dificultad le regresa el abrazo.

El de sudadera rojiza se percata de su adorable y torpe intento. Suelta una risilla.
Señor cejotas también lo hace.

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Clase de química.

"Aburrida" pensó Tom.
Mientras que la maestra hablaba sobre quien sabe qué; Tom no podía quitarle el ojo a lo que fuera que su mente estuviera tan concentrada como para que el resto de su cuerpo estuviera quieto.
De alguna forma, lo tranquilizaba.

— ¿Tom? — llamó la maestra— ¿estas prestando atención en mi clase?
El de peculiar ojos sin despegar la vista del vitral y colocar la palma de su mano debajo de su montón responde:
— realmente no.
Toda la clase se ríe. La maestra disgustada calla al resto de los alumnos.

—Tom, necesito que prestes atención. Tal vez tengas excelentes notas. Pero al prestar y escuchar al maestro parte de tu formación como alumno. Y no quisiera que eso, afecte tus calificaciones— dijo con ambas manos posadas en su caderas.

La respuesta de Tom solo fue un movimiento sigiloso con la postura correcta para mirar directamente a las anotaciones del pizarrón y luego ver a la maestra.
— ¿estas conmigo?
Tom parpadea aún acostumbrándose al ambiente del salón.
Asiente — oídos y ojos — dice.
La señora vuelve con lo suyo.

El de cuencas — como le decían llamar— parece estar prestando atención; si, tiene la mira puesta al frente, pero su mente está pensado si al salir de su casa le dio de comer al gato.

☆▏▎⎿lα ѕudαdєrα rσjα ⏌▎▏☆

[TomTord]

lα ѕudαdєrα rσjα| tσmtσrdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora