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— nos vemos en la tarde — la ventana del copiloto abierta y la puerta siendo cerrada, Paul se despide de su hijo. claro, hay cosas que no le agradan del chico como ese nido de pájaros que tiene como cabello. Y reclamarle nunca se le es falta.
— quítate ese fleco de la cara — grita.
Con el automóvil avanzando, Tord se despide con su mano siendo por un último adiós el sonido del claxon.
Ahora debería enfrentarse por las cosas siguientes él solo.

Empecemos a tener pánico.

La figura del auto a distancia da vuelta a unas de las tantas calles para desaparecer ante los ojos de Tord, el pequeño se gira sobre sus talones y camina hacia él instituto.

Lo primero que podría describir del sitio es la imponente torre de reloj colocado en el centro de los alrededores del campo estudiantil.

"8: 50 AM" Marcaba el reloj.
Árboles, bancas, ventanas; pero ningún alumno.
El sitio estaba vacío. Había llegado tarde.

Con los pies arrastrando debía ir a reafirmar su inscripción como alumno presentándose en las oficinas de control escolar. Se suponía que le darían un guía.

"Demonios" se quejó Tord.  Siendo su mochila aún tomada en manos arrastrada por el suelo, la toma por los tirantes poniéndosela sobre su hombro, acomodándose el suéter, enderezándose y empezando a caminar a la gigantesca puerta.
De lejos se divisaba al parecer, una persona que podría ayudarlo.

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El timbre de cambio de salón se hace oír por toda la institución junto con los sonoros pasos y murmullos de los alumnos.
Incluyendo a Tom. Que por compañía a su lado se encontraba el presidente del comité estudiantil, Matt.

Ambos se conocían desde preescolar, siempre han sido compañeros de salón y de equipo. Por Matt.

Es decir, a Tom no le gusta involucrarse mucho con él por la alta cantidad de fama que tiene en la escuela. Podría decirse que es popular. Es atractivo y  narcisista. Súper social y un engendro de lo que se supone que es "belleza pura". Se le sube mucho la fama, siempre tiene fans pisándole los talones; incluyendo a maestros.

No lo negaba, era amable, demasiado. Pero aveces es tan ciego que no se da cuenta de las personas que tratan de solo sacarle provecho. Y si lo hacen, les perdona.

Por supuesto él era todo lo contrario.

Pongámoslo así, tú tomas un chicle súper liso y perfectamente moldeado con hasta las esquinas súper finas con un color rosa pastel. Ese es Matt. Ahora, imagínate que alguien se come esa pieza de goma de mascar hasta el cansancio. Con ese lapso de tiempo ese sujeto se mete tantas porquerías en la boca creando una pérdida de sabores haciendo que la textura del chicle se endurezca, ahora esa persona lo saca de su pastosa boca agria y lo pega debajo de la butaca. Así era Tom. O al menos así se consideraba.

Era gracioso.

Como sea, a muchos les parecía una extraña relación, es como juntar a un ángel con una bestia. Sin embargo los chicos se llevaban bien. Nadie se quejaba de ello, hasta Tom podría ser agradable.

Matt es Matt y Tom, pues Tom. Súper normal.

— ¿entonces me ayudarás? — el pecoso no ha dejado de hablar sobre la planeación de los consiguientes eventos que se presentarán este año. Estaba preparado mentalmente para superar los pasados. Tan entusiasta el chico, tanto que ha seguido a Tom hasta su casillero.

Se empezaba a poner pesado. O al menos eso pensaba el joven de humor agrio.
Él de cuencas revisa entre sus cosas para conseguir lo necesario para sus siguientes clases. Admitía que era un desorden, Con mayoría, cosas que no deberían estar, como su osito teddy.
Y Matt se da cuenta.

Sin pedir permiso mete su mano dentro del casillero y toma el peluche entre su mano.
Empezando a reclamarle.

— ¿es en serio Tom? Ya hemos hablado de esto. Puede perjudicar tu imagen...— Tom se sonroja violentamente. Con el ceño fruncido y gruñendo por debajo arrebata su objeto de gran valor del narcisista.
Avienta al oso dentro del casillero cerrándolo con fuerza.

Matt se sentía desconcertado, más evita decir algo, ya que si discute se le hará de perder. No porque el de cuencas tenga la razón, si no que simplemente quedarían sus palabras en el aire. Además, estaba muy emocionado por el regreso a clases como para que una pelea por un simple juguete lo arruine.

Vuelve a tocar el tema.
— ¿si me ayudarás?
Tom exhala con fuerza.

— deja de joderme la existencia con eso— acomoda su mochila con la disposición de irse — no hemos acabado el día y ya estas presionando por algo sin sentido. Por favor dame un respiro.

Tom se encaminaba a la siguiente clase restándole importancia a los reclamos de Matt, él ya había dado por terminado la charla. Pero ese chico necio no se quería quedarse de brazos cruzados.

— ¡oh vamos Tom!, todos los años es lo mismo, siempre pido tu ayuda. Pero siempre me sales con lo mismo — dice — por favor, este año me vendría bien que me ayudaras a recibir paquetes o con cosas pes...

Tom frena de golpe interrumpiendo al de pecas.
— ya basta Matt. Mi NO es más grande que el lunar en mi trasero, y lo será hasta que deje de ver tu cara de niño bonito. Joder...— primeras reglas para estar con Tom: regla nom. 4 evita insistirle tanto. Será muy directo con lo que piensa.

— sabes que...— pasa su mano por aquella sedosa melena anaranjada. Se sentía incómodo. Si empezó mal con Tom el día, ya valió el resto del tiempo — hablaremos después estupida bestia sin corazón — señala a Tom recibiendo un quejido del contrario — por ahora tengo que hacerle un favor al director.

— ¿satisfacerlo?

—¿qué? ¡Oh por... asco TOM! ¡Por dios no! ¿¡Qué demonios pasa por tu cabeza!?

sonrió satisfecho el teddy boy.

Pero tenía razón, ha notado qué tal señor muestra un interés en el chico. Siempre qué pasa por su lado lo cacha mirando el culo de su amigo.

— solo seré guía de un nuevo alumno. Le enseñaré las instalaciones y eso. No tus porquerías mentales — con mal sabor Matt saca la lengua expresando un horrible disgusto. Se lo había imaginado — además, perder el tiempo discutiendo contigo es como hablarle a un muro de concreto o perder años de mi vida.

Tom ignora las últimas palabras.

— ¿lo has visto?

— hem, no. Si fuese así estaría arrastrándolo en estos momentos por toda la escuela — se cuestiona— Pero lo averiguaré y, ¿te avisaré?

— claro.
— bueno, me voy.
Con eso el pelirrojo se va. Y Tom hizo lo mismo.

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— muy bien Joven Larsson, ya te hemos asignado a un orientador para presentarle lo que es en si la escuela. De verdad esperemos que te sientas como en casa. Cualquier cosa, avísanos.

El director estrechaba manos con Tord aún dándole la bienvenida.
Más el cuernudo solo podía pensar en lo terrible que se sentía ahora mismo. Su cabeza dolía y su estomago empezaba a arderle.
Podía hasta sentir que el corazón se le saldría por la boca.
Pareciera que podría vomitar ácido en cualquier momento.

"Será un largo día"

☆▏▎⎿lα ѕudαdєrα rσjα ⏌▎▏☆

[TomTord]

lα ѕudαdєrα rσjα| tσmtσrdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora