⎯⎯⎿⋆⏌⎯⎯

2K 228 32
                                    

[3/4]
Estaba sentado en una de las cuantas sillas de plástico color negras recargadas en la blanca pared. En un pasillo donde los médicos y las personas pasaban con prisa, como si nunca tuvieran tiempo para detenerse. Era, junto con otras dos personas, los únicos que esperaban alguna noticia o, ser simplemente llamados para la consulta.
No supo cómo, pero había terminado en urgencias más rápido de lo que él pensó. Creyó que tardarían en atenderlo, a estas horas aún hay una multitud esperando su turno. Pero, quería creer que solo fue suerte.

Estaba inquieto. Patryck detestaba estar en los hospitales.
No era por algún trauma en específico, si, no negaba que le asustaban las agujas incrustadas en su piel, pero de alguna manera le daban, cosa.
Es irónico porque, él pertenece a un ambiente hostil y frío. Donde matar y ver sangre derramada en el suelo, los órganos de cada soldado, es normal.
Su dilema sobre eso, es que siempre le a temido a lo que vaya a pasar una vez que decide entrar.
Le asfixiaba mucho ver tonos tan claros y cálidos, como el personal te trataba como si te fueses romper. Siempre creyó que esas personas de bata blanca podrían predecir tu destino en cuento te vieran, y solo confírmalo con simples estudios.
Tal vez y solo estaba incómodo el saber que, los blancos azulejos del suelo no tendían a mancharse de sangre muy seguido.

— Señor...
Se sobresaltó.
— ¿si?
Patryck miró mareado hacia al hombre que aparentaba ser más joven que él.
– ¿se encuentra bien? – aquel joven sostenía una carpeta negra con, lo que se alcanzaba a ver algunas notas sobre el.
– ¿por que lo pregunta?
Arrastró un poco las palabras.

Ese adulto menor que Patryck, entre cerró los ojos, inclinando su cabeza ligeramente sin soltar el material de sus manos. Frunció un poco sus labios. Parecía analizarlo.
Como odió eso Pat.
–Sabe, me gustaría hablar con usted. Necesito decirle algunas cosas.
Lo sabía. Pero, realmente no ocultaba nada, sus manos temblaban más de lo que él quisiera. Sentía como le palpitaba la cabeza, como sentía asco, olía a, sangre.
– claro.
Estaba sudando, sentía su pecho hincharse de dolor, le costaba respirar. Miraba al muchacho hablar, pero no entendía nada de lo que decía. Apenas si lograba diferenciar su rostro.
"¿Que estaba pasando?" Pensó. "¿Podría ser otro ataque de pánico?"
El joven de piel casi color avellana, detuvo su resultado de análisis para darse cuenta que Patryck estaba en trance. Miró a la enfermera más cercana y le solicitó un vaso con agua. Esta solo se encargó de acatar las órdenes.

– Señor, necesito que tome las cosas con calma.
Pero Patryck no escuchaba, se sentía ido, sentía que podría estallar, que cada extremidad suya llegaría esparcirse por todo el pasillo, todo se estaba siendo tan pequeño. Su hijo, en un hospital, en una enfermería militar, la sangre.
Aveces pensaba que jamás debió haber sido padre. No estaba con Tord el tiempo suficiente. Le desgarró el corazón verlo lleno de moretones. Su niño. Su bebé.

El chico permaneció en silencio y tomó las manos del adulto de cabello largo, dándose cuenta del aumento de temperatura que había adquirido, sumado a su comportamiento. "Si, es un ataqué de ansiedad"

La enfermera llegó y trajo un vaso de unicel con agua helada. El joven doctor estiró su brazo para alcanzarlo y agradecerle a esta. La cual asiente su cabeza y se retira.
El doctor se volteó a verlo nuevamente, posando su mano sobre el hombro de Pat. Empujándolo levemente para llamar su atención.
Apresar de que Patryck logró asustarse, se percató de la persona que está delante suya. Miraba con sus hermosos e hinchados ojos color miel, a quien estaba tratando a Tord.
Su mandíbula temblaba y le costaba respirar.

Ese chico lucia tan tranquilo ante él. Ese residente de tan poca edad capaz de lograr sanar vidas, le ofreció el vaso con agua. Sonrió y le dijo:

– Aveces las cosas son mejores con un poco de compañía.

                             ⎯⎯⎿⋆⏌⎯⎯

El joven de piel avellana, mira de reojo a Patryck, acomodándose en uno de los asientos al lado de, lo que parecía ser su nuevo paciente.
Tomó los resultados, y los puso sobre los muslos de Pat. Abrió aquel papel de dos caras y empezó a señalar.

– Su hijo es un niño muy resistente. Sufrió deshidratación. Tiene moretones que llegan a tornarse de un color gravemente oscuro alrededor de toda su cintura, y algunos que están por aparecer. Los coágulos en su cabeza, algunos se reventaron al ser arrancados abruptamente muchos de los mechones del cabello. Incluso tiene algunas cicatrices mal tratadas sobre su espalda...
Respiró ondo.
– ¿Debe permanecer en el hospital hoy?
Había pasado ya como veinte minutos del cual estaba agradecido con el chico. No sabía que le había ocurrido. Desde que llegó a pisar dentro de las instalaciones, no pudo dimensionar o tolerar que, su hijo estaba en un sitio de mal augurio. Debió a ver comparado la enfermería militar con un simple hospital de ciudad.
Se había aterrado completamente en algo que, no podría pasar.
Solo, no quería perder a su hijo
– No exactamente. Dentro de una hora más podrá llevárselo. Por ahora seguimos tratando sus heridas. Lo hemos anestesiado un poco. Se despertó hace como cuarenta minutos y se quejaba de un dolor en sus costillas.

Patryck se levantó de golpe – ¿le han roto las costillas?
El joven doctor hizo lo mismo.
–si ese fuese el caso...– recargó su mano detrás de la espalda de Pat para mantenerlo en calma. No era conveniente que tuviera otro ataque – hubiéramos requerido un reposo de dos o tres días dentro del hospital. Tal vez una semana.
Patryck pudo regularizar su respiración nuevamente. – como le dije, solo son moretones e inflamación muscular. Pudo a ver pasado, pero no ocurrió – palmeó su espalda.

De verdad Patryck estaba agradecido, completamente aliviado. Quería darle la noticia a Paul. Había olvidado su teléfono en el auto, solo que, estaba en silencio y fuera de vibración. Le molestaba mucho que un aparato tan simple hicieran tanto ruido.
Sonrió ligeramente.
– Muchas gracias.
El joven le miró e imitó la misma acción que Pat.
– siempre estamos para servir.

                              ⎯⎯⎿⋆⏌⎯⎯

Su puño apretaba con fuerza, dispuesto a romperle los putos dientes, a dislocarle la maldita mandíbula por bocón.
Él podría ser un mal padre, si, no sabía como criar a un hijo, ni siquiera ser el apoyo emocional porque había visto tantas cosas de las cuales tardaba en digerirlas, para darse cuenta que el mundo no a cambiado desde la puta época gótica.
Donde el hombre solo vino a sufrir, a ser inferior, a padecer desgracias. No importa cuantas veces tenga que suceder el que logren herir su orgullo. Con su hijo, nadie, ABSOLUTAMENTE NADIE, se mete con él.

Una vez más apretó sus dientes y golpea con su puño el rostro del de cuencas. Según.

Ambos brincan de los asientos cuando se alcanzan a escuchar golpes en el vitral de una de las puertas traseras.
Tom hizo contacto visual con Paul. Y Paul se tensó. Sabía que era Patryck.
Como si una desgracia y maldición colgaba de sus hombros, cerró los ojos. Esperando lo peor.

☆▏▎⎿lα ѕudαdєrα rσjα ⏌▎▏☆
[TomTord]

lα ѕudαdєrα rσjα| tσmtσrdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora