|prσlσgσ|

8.7K 674 626
                                    

— Tom. Basta, no te encuentras bien.

Y aquí estamos nuevamente.
Repitiendo la misma historia de la de hace un mes.
Ya saben, el chico alcoholico que se suele llamar Tom acaba de sufrir un noveno rechazo por el "amor de su vida".

Edd.

— solo déjame tord, hip — golpea levemente la botella de vodka contra el hombro del de cuernos.

— estás ebrio

— ¿y?

— el problema aquí es que yo deberé llevar tu pesado trasero a casa — lo toma por el brazo— hasta el cantinero piensa que ya has bebido demasiado.

—hug~ ¿y el que sabe?, hip, el no sabe nada, no, n-no, no sabe lo horrible por lo que estoy pasando, el no lo sabe, hip... — corrompe el agarre de tord y vuelve a tomar un trago de su botella.

— seguro que si...
La paciencia empezaba a colmarle. El británico se volvía insoportable. Un pesado para ser exactos.

— maldita sea Tom... — con las yemas de dos de sus dedos los posa en el puente de su nariz.

"Que problema", escuchó

— lo sé — recargó su palma de la mano contra su mejilla — a sufrido un fuerte dolor de culo en cuanto amor. Es todo.

"Un amargo, terrible e imposible amor"

El cantinero que estaba frente a ellos, limpiaba los vasos de alcohol con una jerga. Tord lo miraba con tanta quietud. Un inservible trapo limpiaba la suciedad de un recipiente. ¿A quien le recordaba? — hum~ supongo que ha de ver sido muy duro — dudó un poco — ¿Qué tanto?

— novena vez

El cantinero abrió sus ojos en par en par.

—Wow

Tord asintió.
No sabía cómo solucionar dicho problema. No era de las primeras veces que esto pasaba, siempre se quedaba junto al británico a escuchar sus tristes y depresivas anécdotas llenas de nostalgia u arrepentimiento. Siempre se culpaba de a verse enamorado de un hombre.
Uno de esos chicos tímidos y poco sociales. De alguien que no busca el amor. Quien no cree en él. Lamentablemente.

Pero...

Tal vez y solo tal vez, si Tom no se hubiese enamorado de ese chico tan humilde, adorablemente tierno y gordito, las cosas serían distintas.
Tal vez, pudo a verse fijado en él. En
Tord.

Si, suena egoísta, pero ese chico a hecho todo por el de cuencas.
Tom le ayudó en muchas cosas.
Y él estaba en deuda. Sobretodo, agradecido. Por eso sentía la necesidad de apoyarlo en todo. O esa era la idea. Solo apoyarlo, no necesitarlo, no desearlo, no celarlo...
Pero al final, terriblemente cayó en el típico juego de carrusel.

Se enamoró.
De un ebrio.
De un estupido borracho.

Qué más da, eso ya es otra historia.

A Tom no termina de joderle la vida.
Rojito suspira.

— Tom — le voltea a ver — vámonos.

— ¿qué eres, hip, ¿mi esposa? —gruñe — recuerda que el que debe cuidarte soy yo, no tú, tú eres muy débil y pequeño. Aún. Si quieres irte lárgate tú, yo debo beber quince tragos más.

— puto... — piensa.
El de cuencas estira su mano para tomar solo la botella de bebida alcohólica, ignorando el pequeño vaso a su lado, con la intención de beberse aquel líquido de un jalón.

Lo iba hacer, si no fuera por la mano que tapó la boquilla de la botella impactándola levemente contra meza. Otra vez.

Frunció el entre cejo cuando entendió los intentos del sujeto.

— lo siento amigo, tal vez no es de mi incumbencia pero tu amigo tiene razón, has bebido demasiado y sinceramente yo no veo con que puedas pagarme.

Tord sonrió.

Tom, maldijo.

— bien — levanta sus manos a la defensiva — lo has convencido de no darme más alcohol, gracias estupido commie.

Y el de cuencas se levanta de su asiento tratando de irse por la puerta a pasos torpes.
Tord lo sigue con la mirada algo preocupado. Demasiado.
Debía alcanzarlo antes de que haga o le ocurra algo.
Saca el dinero de su bolsillo y lo deja en el mostrador.

— se lo agradezco

El cantinero le sonríe asintiendo.

(...)

Al llegar a casa del británico, ambos chicos se encuentran aferrados uno al otro tratando de evitar caer.
Cruzar la puerta fue todo un reto.

Tom se suelta bruscamente del de cabellos en forma de cuernos caminando tambaleante hasta el sillón.
El efecto empezaba a rebajarse.

— ¿quieres agua?

— no

Silencio.

— ¿medicamentos para el dolor...

— maldicion tord, no soy un niño pequeño —grita Tom.

Tord frustrado pasó toda su mano por su cara como si eso fuera a lidiar con lo que siente.
Lo iba a matar.

— pues prácticamente ahora mismo pareces uno

— cierra la boca

☆▏▎⎿lα ѕudαdєrα rσjα ⏌▎▏☆

[TomTord][primer fanfiction][prologo de mierda]

lα ѕudαdєrα rσjα| tσmtσrdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora