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                          — "Fatiga" —
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No podría decirse que las cosas estaban de la mejor forma. Su vida había pasado de ser un feliz adolescente alcoholico, a un tipo "Niñero-guardaespaldas". El asunto es que esperaba obtener un buen precio por hacerle de cuidador personal a alguien, así podría conseguirse un par de tenis nuevos ya que los que tiene actualmente, están rotos. Y aveces puede sentir como las piedras más pequeñas se meten por la suela del zapato.

Su participación durante la jornada fue, común. Nada Anormal. Iba a la escuela, comía deliciosos cupcakes durante el almuerzo, Matt lo "acosaba" a cada hora con lo del evento y, aveces disfrutaba ver peleas entre sus compañeros mientras se imaginaba mentalmente música épica nórdica de fondo. Son cosas muy sencillas pero que además de mostrarse tranquilo, era cruel cuando se lo proponía.
Pasó el día y por fin llegó la hora de salida, pero él debía esperar a acompañar al chico del cual estaba bajo cargo, [cosa que le hubiera gustado irse directamente a la casa pero, no recuerda la dirección] el director dijo que de este modo sería lo mejor, creía que podría ser la oportunidad de establecer un vínculo socio-afectivo y comenzar a conocerse para que esta situación, no se note tan tensa.

"Más bien obligatoria" pensó Tom.
El colegio comenzaba a vaciarse de a poco a poco y él no veía rastros de Tord. Con el tiempo empezó a ponerse inquieto, ya eran más de la hora que había concordado con los padres para llevarlo a casa, y él realmente no podía comunicarse con ellos para saber si había llegado o no.
Seguía parado y recargado en la puerta de la escuela, oía el crujir de las hojas cada que el viento las arrastraba, aveces a los pajaritos cantar y uno que otro estudiante pasar. Pero no había señales del chico.
Sus manos se movían golpeando con ligereza su cintura. Silbaba cualquier canción qué en su mente le surgiera, buscaba la manera de distraerse y confiar que pronto ese tal Tord aparecería por esa puerta. Podría esperar otro rato.

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Pasan quince minutos más y continuaba en la misma situación. Nada, absolutamente nada. Eso NO logró que su preocupación disminuyera. Al contrario, aumentaba a medida que las segundos transcurrían. A los tres minutos siguientes el director lo localiza por medio de una llamada, quería supervisar que todo estuviese yendo de maravilla. No pudo evitarlo, terminó mintiéndole sobre que no había ningún inconveniente cuando realmente no era así. Los padres de Tord se lo iban a comer vivo, iban a despedazar cada extremidad de su regordete cuerpo para luego hacerlos arder. Sería un mentiroso si negara que no les tenía algo de pavor, no los conocía pero, por extrañas razones cada que los tenía enfrente sentía el impulso de callar y actuar más decente de lo que normalmente era. Ni siquiera sabe si su hijo estaba aún en la escuela o decidió irse, pero sería imposible porque entonces un día antes, sus padres le informarían (se supone) que sería acompañado por un inepto con cara de piña. A no ser que durante el camino lo secuestraron, se perdió o, tal vez y se suicidó.

"carajo" sacó su teléfono para checar nuevamente la hora y darse cuenta que ya habían pasado casi dos horas desde la hora de salida. Si tan solo no se le hubiera pasado a ver preguntado por el número de teléfono de aquellos soldados. Se agobió, y otra vez volvió a cuestionarse si realmente Tord estuviese en la escuela. Así que se decidió que trataría de llegar lo más pronto posible al hogar de los Larsson. Aunque...

Antes de que tan siquiera comenzara a correr, escucha risitas detrás de él. Risas que parecían provenir de un grupo. Ansioso mira por arriba de su hombro, que a lo lejos estaba como suponía, cinco chicos realmente altos empujando a otro pero mas pequeño que ellos, y quién creía saber que era el famoso Tord. La descripción que Matt había dado junto con la de sus padres, lo hizo confirmar que de verdad era tan, frágil. Hasta le daba la razón a Matt sobre suponer que su cabello era como un nido de pájaros. Mas bien era algo, raro a su consideración. y es que, si no fuera por el largo flequillo que cubría su ojo derecho, esos dos mechones mas cortos que tenía sobre su frente, lucirían como cuernos.

lα ѕudαdєrα rσjα| tσmtσrdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora