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Ojos perfectamente rasgados pero grandes, aquella mueca de disgusto tan marcada así como su entrecejo.
Tenía la nariz arrugada y el cuerpo rígido.
Abrazaba su mochila con tanta firmeza que, cualquiera podría decir que pensaba que estaba a punto de matar a alguien.
En la cabeza de Tom no pensaba nada más en, la apariencia de Tord.

No había mucho que decir, considerando que si admitía que, esa sudadera del que cree que Matt estaba hablando, si era realmente fea. De su cabello, por dios, de eso no tenía comentario.
A simple vista era muy pequeño y delgado. Demasiado. Tenía terribles ojeras, más que las de él. Sus ojos hinchados y, varias vendas por cuello y piernas. Piernas muy huesudas, por cierto.
La tez era el tipo de color de piel, que a Matt le gustaría hasta tocar, blanca. Incluso ligeramente ancho de caderas.

No sabía, este chico tenía algo que...
Lo hacía sentir con mucha lastima.

Tord en cambio, solo creyó que aquel chico frente a él era algo, intimidante. Creía que podría apuñalarlo, no sabía si miraba hacía a él, o hacía su padre, incluso paul que acababa de ponerse detrás de ellos, recargándose en la puerta mientras bebía Jugo.
Esas cosas que tenia como ojos, eran realmente intimidantes.

No había mucho que ellos dos pudieron haber dicho, Tom solo se levantó para saludar, y estrechar las manos con Tord.
Quien solo temblaba con pavor, hundiéndose más a la cercanía de Patryck. Así que como padre amoroso, tuvo que sostener el brazo de su hijo para ayudarlo a saludar.

Fue tan vergonzosamente innecesario.

— un gusto — dijo Tom.
Tord con su gran sudadera de cuello de tortuga, cubriéndole la mitad de la cara, se sonroja fuertemente contra el tacto de Tom. Sus ojitos se crispan de pequeñas lágrimas. Agarraba fuertemente el ropaje de Patryck por detrás. Se sentía tan...

—Tord, responde — apretó a Tord por sus hombros con cariño. Le lanzó una mirada de confianza y aprecio. Quería que su hijo supiera que puede hacer esto, sin él. Y es que, normalmente era Patryck quien respondía por Tord.

Era tan incomodo sostener la mano ajena del otro que, Tom simplemente había puesto una cara agresivamente seria. El tacto y ese gran sonrojo que había notado por el más pequeño, lo había hecho sentir asqueado.

—Uh-, un... alegría verte — susurró casi inaudible. Ni siquiera formuló o articuló bien la oración. Simplemente, desvió sus ojos, en su mente solo cabía esa mirada tan, pesada.
Purr-, le daban escalofríos.
Y ambos finalmente se soltaron.

Tord agarró su brazo izquierdo encogido, y Tom tomó más distancia.

Paul miraba haciendo menos la seriedad que merece o sin el interés y el sentimiento requerido. Totalmente frívolo ante la escena.
Mordía los bordes de vaso sin fuerza. Solo jugaba con ello. Sabía que era de cristal, pero sonaba gracioso al hacerlo.
Patryck comenzó a hablarle rápidamente de lo que la pareja de matrimonio irían hacer.
Comento que la comida estaba hecha por si, quieran servirse.
A Tom le dijo cosas y detalles que solo entre ellos se entendían. Porque Tord simplemente había sido hecho de lado por un par de minutos.

Paul apenas se enteraba que saldrían. Quien sabe a qué, o dónde. Pero ni dudo, NI un poco, en comenzar a reclamar.
Patryck ignoraba las quejas del rechoncho y luego se le acercó a Tord, para darle confort y paz.

— Bueno, no se preocupen, regresemos antes de lo que piensan — sonrió ampliamente.
Estaba tomado sus llaves, cuando Paul se las arrebató enojado.

— Te estoy hablando maldito hombre pollo.
Patryck contempla a su marido con gran seriedad. No aparta su mirar con los de Paul. Su boca se formó en línea recta, no hizo ninguna expresión más que, una con tanta serenidad e ira.
Paul también trató de entrecerrar sus ojos y desafiarlo. Pero...
Otra vez, el silencio cortó como cuchillo el orgullo de Paul, y suspiro sin renegar. Devolviéndole las llaves. Aceptando su derrota.
Ante esto, Patryck recupera su sonrisa, y finalmente salen, no sin antes decirle a Paul que debía quitarse esos grasosos puntos negros.

lα ѕudαdєrα rσjα| tσmtσrdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora