–Te contaré algo que no aprenderás en la escuela –Me aseguró Ian.
–A ver.
–Llamaremos a esto –Apuntó a su alrededor–. Un avión privado. Viaja a tres veces la velocidad del sonido, así que en poco tiempo estaremos en la base de Oz. Este avión posee una tecnología tal que aísla el calor producido por la velocidad a la que viajamos, así que por eso no estamos muertos. Además, no puede ser registrado por ningún radar y tampoco puede ser visto, porque toda la estructura tiene paneles que reflejan el entorno. En palabras más simples, actúan como espejos, entonces cualquiera que lo ve solo ve un pedazo de cielo.
–¡Vaya! –Fue todo lo que pude decir.
–Además aquí dentro es tan espacioso como el avión presidencial de Obama.
Miré a mí alrededor. El avión tenía dos pisos. Donde nos encontrábamos era el primero que consistía en un amplio salón con varios sillones y sofás, frente a mi había una puerta que llevaba a un amplio comedor para unas cincuenta personas y más allá otra puerta llevaba a la cocina. Del otro extremo donde nos encontrábamos habían dos baños y más allá la cabina del capitán. En el segundo piso estaban los camarotes, tan amplios como mi propia habitación, con sus baños privados. Por último una sala de conferencias para veinte personas. En resumen: hasta el príncipe más adinerado de medio oriente mataría por un avión semejante, con tanto lujo y comodidades.
–Ahí te ves, reina Isabel –Sonreí embobada. Ian rió conmigo.
Éramos los tres pasajeros y con todo ese espacio, de no ser por Ian, me sentiría muy sola pues Lucas se había ido a su habitación a dormir. Mientras nosotros comíamos frutas, jugos naturales y waffles con helado y salsa de chocolate.
–No te sería muy difícil acostumbrarte a esto, ¿cierto? –Ian me guiñó un ojo.
–Claro que no. Es todo tan perfecto.
–Yo he vivido siempre rodeado de esto y todavía no me acostumbro, supongo que es porque también he pasado algún tiempo con los humanos.
–¿Ah sí?
–Claro. Soy parte del consejo así que constantemente estamos en contacto con humanos, los que saben de nuestra existencia, claro.
–El consejo… tu hermano me habló una vez de eso.
–¿Por qué no lo nombras? –Rió.
–Porque si lo nombro aparece. Ahora no quiero que aparezca –Bajé la vista.
–Cierto, había olvidado que ustedes pueden hacer eso.
–¿Cómo? ¿No todos pueden hacerlo? –Pregunté extrañada. Para mí eso era cosa de los Kachinas, es decir, que todos podían hacerlo.
–No que sepamos. Solo ustedes pueden hacerlo. De hecho Lucas lleva mucho tiempo investigando sobre eso, básicamente sobre los registros que hay de sus vidas pasadas pero no creo que haya encontrado mucho. Lo digo porque no nos dice nada de lo que ha encontrado.
–A lo mejor está esperando encontrar algo especifico o está esperando encontrar mucha más información para contarlo.
–Será un gran descubrimiento. No hay mucha información pero él cree que investigando eso podrá encontrar una solución a este conflicto.
–Eso sería un gran alivio –Suspiré.
–Desde luego.
Continuamos comiendo pero esta vez en silencio. Me preguntaba a cada momento qué información nueva habría encontrado Lucas y si sería de ayuda o no. Cinco minutos después Ian se levantó de su asiento y miró por una de las ventanas. A pesar de la velocidad a la que íbamos no lograba marearme si miraba a través de la ventana.
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Un novio de otro mundo #1: Destinados
RomanceAmy es una chica que sufre los maltratos en la escuela junto a su mejor amiga Fanny. Después de clases, ambas se olvidan de su penosa realidad y escriben historias que luego suben a la web, como terapia para olvidarse de los malos ratos. Un día, Am...