Tenía una extraña sensación de no haber descansado la noche pasada. Algo estaba pasando por alto pero hasta ese momento no me daba por aludida, así que me dedique a estirar las piernas y luego doblé mi columna, bostezando audiblemente pero aun no abría mis ojos. Cuando lo hice, acerqué mi celular a mi visión. Faltaban cinco minutos para que la alarma sonara. Ya estaba despierta así que decidí destaparme de una vez.
El frio me heló la piel así que me apresuré a correr al baño antes que me ganara Dave, a quien no quería ver por nada del mundo, si lo hacía me sería casi imposible no rasguñarle la cara como una loca endemoniada. Él no interrumpió mi baño por suerte, seguramente hoy se saltaría otra vez sus clases para dormir y comer, es decir, no hacer nada productivo en el día.
Aquel extraño sentimiento seguía latente mientras dejaba el baño con la toalla envolviendo mi cuerpo. No entendía para qué tanto apuro, generalmente me quedaba en la cama unos cinco minutitos que se transformaban en veinte, algunos días llegaba atrasada por lo mismo. Pero aquel día desperté antes y no había sentido alguna razón para demorar más, y quería ganarle a Dave el baño, esa razón tenía bastante peso.
Entré a mi habitación, entonces lo vi. Al instante recordé todo, ¡no había sido una pesadilla! Podía recordar la caída en el comedor, el dolor de cabeza que sentí pero nada de él. La vista se me nubló lentamente y las piernas ya no podían sostenerme, estuve a punto de caer pero él fue muy rápido y pasó mi brazo por sus hombros rápidamente. Como yo aun seguía media atontada por el susto dejé que me guiara tranquilamente a la cama, donde pude sentarme y calmar mis nervios. Cuando todo fue volviendo a la normalidad el terror se apoderó de todos mis sentidos.
De un salto me pegué a la pared más lejana a él, manteniendo el contacto visual por si intentaba algo. Poco a poco fui estirando una pierna para guiarme hacia la salida, era capaz de salir gritando por la calle que un extraño se había colado en mi cuarto y, al parecer, había pasado la noche ¡conmigo! ¿Cómo pude ser tan tonta y no darme cuenta? Sin duda el golpe en mi cabeza me había afectado más de lo que había pensado, todo era culpa de Dave. Sin embargo, eso no me explicaba el hecho de que un extraño chico estuviera en mi habitación desde anoche y, hasta el momento, no me había hecho algo, no sentía ni dolores ni nada.
–Hola –dijo con una sonrisa. ¿Pero como el muy maldito podía estar tan tranquilo, como si nada malo hubiese hecho?
–¿Q-quien eres tú? –pregunté en un hilo de voz. A medida que me alejaba él se acercaba, mi pulso se aceleró cuando volvió a hablar.
–Anoche no dejaste que me presentara –seguía sonriendo como si nada–. Soy Lucas, pero puedes decirme Luke. Estoy aquí para ayudarte. Me designaron a ti por… –Sacó de un bolsillo de sus pantalones una hoja media transparente parecida a papel mantequilla que comenzó a leer–. Problemas para sociabilizar, hermano imposible de tratar, padre ausente, única amiga en iguales condiciones, sufre de bullying en la escuela, falta de atención, baja autoestima, sin novio o novia y… como características adicionales aquí dice que nunca has dado un beso y eres virgen.
–¡¿Qué sabes tú de eso?! –desde hace rato intentaba controlar mi ira, era imposible que supiera todas esas cosas de mi y las decía con tanta soltura.
–Algunas cosas no las sabía hasta ahora, es lo que dice la hoja –la enseñó–. Así que por todas esas razones estoy aquí, para ayudarte.
–Ayúdame alejándote de mí, dejando mi habitación y desapareciendo de mi vista ¡para siempre!
–Tu madre está despertando –aguzó el oído–, será mejor que bajes la voz.
–No sé quién eres ni me interesa, solo déjame sola.
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Un novio de otro mundo #1: Destinados
RomanceAmy es una chica que sufre los maltratos en la escuela junto a su mejor amiga Fanny. Después de clases, ambas se olvidan de su penosa realidad y escriben historias que luego suben a la web, como terapia para olvidarse de los malos ratos. Un día, Am...