–Seguirás perdiendo clases, Amy. Vamos, ya hallaremos la forma de devolvérsela pero no sigas sufriendo más.
Inútilmente Fanny intentaba convencerme de dejar el cubículo del baño donde me había encerrado a llorar y botar toda mi frustración. No tenia deseos de salir y pillarme con Lucas, mucho menos con Layla. Eso me haría sentir nuevamente humillada.
–Vamos, déjame entrar.
–N-no –Hipé –. No sigas perdiendo clases por mí, yo estaré bien.
–Ya, se acabó –Fanny se aburrió de mis negativas y forcejeó la cerradura hasta que esta cedió, abriendo la puerta y quedando yo al descubierto –. Lávate la cara y sal con la frente en alto. Tendré que usar las mismas palabras que tú me decías cuando yo estaba en tu lugar.
–N-no…
Lloriqueé en vano pues Fanny me tomó por los hombros y me obligó a levantarme. Caminé a duras penas hacia el lavamanos. Di un vistazo a mi rostro en el espejo frente a mí, mis ojos estaban enrojecidos, mis mejillas bañadas en lagrimas, mis labios hinchados y mi cabello desordenado. Era un desastre, así menos podía verme Lucas. Fanny me ayudó a lavarme la cara, yo era incapaz de moverme.
–Estas saltando clases, Fanny.
–Ya cállate –Me reprendió ella entre risas –. ¿Vas a volver a tu casa?
–No puedo volver, mi mamá está en casa. Creo que me esconderé en el estacionamiento hasta las cuatro.
– ¿No vas a almorzar?
–Te enviaré un mensaje si voy a la cafetería.
Fanny me miró enarcando una ceja, sabía que yo no iría a la cafetería a almorzar con toda la escuela presente. Finalmente me sonrió pues quién más que ella podía entender por lo que estaba pasando.
–Iré a tu casa después de clases, hace tiempo que no escribimos.
Era cierto. Había pasado tanto tiempo con Lucas que olvidé por completo mis historias, hasta descuidé mi amistad con Fanny. Entonces recordé que la había extrañado mucho, me moría de ganas por contarle todo lo que estaba sucediendo pero eso significaba ponerla en peligro a ella.
–Te espero –Le dije con una sonrisa.
–Así te ves mucho mejor –Me sonrió de vuelta. Me dio un beso en la mejilla y se alejó con su usual caminar de saltitos, eso demostraba su constante felicidad.
La escuché hablar con alguien y temí que fuera Layla. Agucé el oído pero tan solo escuché los pasos de Fanny alejándose del baño. Volví a mirarme en el espejo, en algo mi aspecto había cambiado: mi cabello ya no estaba desordenado, mis mejillas estaban secas pero lo demás seguía igual.
Hundí mis dedos en mis cabellos y solté un suspiro. Eso me devolvió la calma. Al menos por un segundo.
Cuando levanté la vista para mirarme de nuevo, me encontré con la imagen de Lucas detrás de mí, observando como un sigiloso fantasma. Casi solté un grito pero lo aguanté en mi garganta, sin embargo pegué un salto del susto.
–Perdón, no quise asustarte –Lucas me abrazó fuertemente, pegando su pecho a mi espalda.
Lejos de sentirme avergonzada me sentí reconfortada. Su abrazo fue igual o mejor que las palabras de Fanny tratando de subir mi estado anímico. Con esto me convencía aun más de lo mucho que Lucas me gustaba, de lo mucho que nos complementábamos. Esbocé una leve sonrisa y me giré para poder abrazarlo, él se sobresaltó pero rápidamente me apegó a él.
– ¿Luke?
–Dime.
– ¿Podemos ir a tu casa? Mi mamá se muere si llego a casa a esta hora.
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Un novio de otro mundo #1: Destinados
RomansaAmy es una chica que sufre los maltratos en la escuela junto a su mejor amiga Fanny. Después de clases, ambas se olvidan de su penosa realidad y escriben historias que luego suben a la web, como terapia para olvidarse de los malos ratos. Un día, Am...