Esa noche no llegaba nunca. Me pasé la cena en completo mutismo haciendo caso omiso de la escueta conversación que mantenía mamá con Dave. Chris estaba con nosotros también. Se dedicó todo el tiempo a mirarme mientras comía con aquella estúpida sonrisa en el rostro. Tan solo pude desviar mi atención a mi plato pero la comida me sabía a nada. Lo peor de todo es que no acababa nunca. Mamá se ponía bien dolida cuando dejábamos comida en el plato porque se esmeraba en prepararla. Como tenia buena mano para la cocina eran muy pocas las veces que dejábamos algo, pero esta vez yo no tenía apetito. Moría por saber si Lucas ya estaría aguardando en mi cuarto.
Mientras aplastaba el puré de papas con el tenedor comencé a sentir que algo me rozaba la pierna. Me removí inquieta y el roce paró. Me metí un poco de puré en la boca cuando volví a sentirlo, esta vez fue algo mucho más sólido, además hacía un movimiento ascendente y se detuvo en mi rodilla.
Dejé de masticar y desvié la vista desde mi plato hacia los azules ojos frente a mí. Chris me sonreía de medio lado, entonces volví a sentir el mismo roce una vez más. Entonces lo comprendí. Chris me estaba acariciando una pierna con su pie.
¿Qué rayos le pasaba a este tipo?, ¿no le había quedado claro ya que yo no quería algo con él?
Al parecer no. Si las palabras no las tomaba en cuenta pues entonces tendría que hacer algo más para hacerlo entrar en razón.
Motivada por una ola de adrenalina, alejé mi pierna del pie de Chris y con todas mis fuerzas lo pateé bien fuerte en la canilla. Sus ojos se abrieron entre la sorpresa y el dolor antes de soltar un alarido junto con un respingo en la silla.
– ¿Qué te pasa? –Le preguntó Dave con la boca llena de comida.
–Es que… nada, creo que algo me picó. No es nada –Le bajó importancia al asunto.
Yo seguí comiendo y masticando en silencio, tratando de aguantarme las risas. Mamá no se percató de lo que realmente había sucedido pero sí podía sentir la mirada de mi hermano sobre mí. Me apresuré a terminar la comida. Eso sí, dejé un poco de puré.
–Permiso –Me excusé –. Debo terminar un ensayo para mañana –. Mentí.
– ¿En serio, en qué materia? –Inquirió Chris con una mueca de venganza. Pasé de él y miré a mamá que asintió con una sonrisa, dándome permiso para levantarme de la mesa.
Con una sonrisa de suficiencia le eché un último vistazo al rostro enfadado de Chris. Llevé mi plato hasta la cocina, corrí por las escaleras saltándome algunos escalones hasta que por fin llegué a mi habitación. Miré en todas direcciones pero no vi ni un par de hermosos ojos morados. Lucas no estaba ahí.
Lo llamé hasta que perdí la cuenta pero no apareció. Finalmente me recosté abatida por un montón de inquietudes sobre la cama. ¿Le habría pasado algo? Me imaginé a un Lucas guerrero peleando con un Nephilim como el que me había atacado.
–No, no creo que pase algo así –Me di ánimos aunque en el fondo sí me estaba preocupando bastante.
Mientras daba vueltas por mi habitación sin saber qué hacer para quitarme la preocupación sentí unos golpes en mi puerta. Pensé que era mamá, por eso me sorprendí mucho cuando vi a Chris haciéndome a un lado y entrando como Pedro por su casa al interior de mí “privada” habitación.
–Hey, ¿qué crees que estás haciendo? –Le pregunté aun sosteniendo la puerta abierta.
Chris se acercó a mí pasando una mano por el lado de mi cabeza, cerrando de esta manera la puerta y apegándome a mi contra la madera.
–Me vas a dejar un moretón bien feo.
–Vamos, no pude haber dejado tu pierna en peor estado.
ESTÁS LEYENDO
Un novio de otro mundo #1: Destinados
RomanceAmy es una chica que sufre los maltratos en la escuela junto a su mejor amiga Fanny. Después de clases, ambas se olvidan de su penosa realidad y escriben historias que luego suben a la web, como terapia para olvidarse de los malos ratos. Un día, Am...