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Pasaron al rededor de cinco meses y todo mejoró para mí salud, el ojo prácticamente me había cicatrizado de manera exitosa, pero debía continuar con mis cuidados hasta después del año para evitar algún desprendimiento. Ya podía utilizar mi moto de manera natural, aunque todavía continuaba cuidándome y me sentía muy feliz por sentir que mi vida empezaba a regresara la normalidad otra vez.

Hoy le llevaba sus llaves a Demili, en la mañana salió tan deprisa que olvidó las llaves de su casillero, y como hoy era mi día de descanso, tuve que ir.
Me puse un pantalón negro de tela flexible, una blusa con la espalda descubierta en el mismo color pero con el cuello alto, una chaqueta verde militar y unos tenis negros. Trencé mi cabello y tomé el casco junto con mis llaves y las de Demili.

Antes de subirme a la moto, mi teléfono sonó, era Nancy.

-¿Qué sucede Nancy?- le puse la llave a la moto.

-Acaba de llamar Edi, y me preguntó que si ibas a querer que viniera hoy para revisar el hidro-

-¿No podrá mañana? Hoy es mi día descanso- me quejé.

-Dice que mañana ya tiene trabajo, porque eso mismo le mencioné- solté un suspiro.

-Dile que vaya hoy, lo más pronto posible, ahorita voy a la base a dejarle sus llaves a Mili y voy para el hotel-

-Está bien, nos vemos entonces-

-Nos vemos- colgué el teléfono 


- ¡No lo puedo creer!- grité exasperada, yo quería regresar y meterme a la cama todo el día.
Obviamente eso no pasaría. Me bajé de la moto y fui por mi mochila, metí el uniforme y volví a la moto, lo único que me dejaba tranquila era que el chico que revisaría y arreglaría la bomba del hidro lo haría rápido, pues solo era cuestión de cambiar un par de piezas y revisar que el agua se bombeara correctamente.

Durante el camino noté que a mi lado iban cuatro camionetas de color negro, todas ellas con banderas a los lados. Me detuve en un semáforo y a mi lado se posicionó la que encabezaba la caravana.

-¡Disculpa!- estaba tan hundida en mis pensamientos que no había escuchado al conductor de la camioneta. Lo miré y se quitó los lentes, asiático-¿Podrías ayudarme?- su acento se marcaba demasiado en su inglés, pero asentí.

-¿Reino de Corea o Japón?- pregunté levantando el visor del casco y pude notar como brillaron sus ojos.

-Reino de Corea- se apresuró a decir.

-¿En qué puedo ayudarlo?- se relajó un poco al escucharme hablar su idioma correctamente.

-Estamos buscando la base militar número 27, ¿podrías indicarme por dónde ir?- preguntó.

- Yo voy para allá, pueden seguirme sin ningún problema- miró a su compañero y después me miró a mi.

-De acuerdo- asintió y miré al frente, el semáforo de había puesto en verde y bajé el visor del casco para continuar conduciendo.

A decir verdad, la base quedaba en la pasada de la carretera que conducía a la zona hotelera donde estaba mi trabajo, así que, no sería mucho camino, de igual manera, estos sujetos solo estaban a mitad de camino de la base.

Tres kilómetros antes de llegar a la base, había un reten de policías de tránsito, muy conocidos por pedir "remuneración" por su trabajo. Me pidieron que me detuviera y a la caravana también, era obvio.

Tendría que llamar al tío de Demili si las cosas se ponían feas, él trabajaba en el departamento de infracciones y licencias. Esperaba no tener que recurrir a eso para no molestarle, pero si lo ameritaba, lo haría sin pensarlo.

THE QUEEN -A NEW MONARCH- LEE MINHO (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora