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El día 29 de diciembre celebraba felizmente el día en el que el amor de mi vida había llegado a éste mundo, celebraba que estuviese con vida después de las cosas tan espantosas por las que tuvimos que pasar, celebraba por su salud y por el futuro que venía en camino, todo eso al rededor de mi familia. Que por cierto, lo abrazaron como uno más de nosotros, y así era, ahora formaba parte importante de nuestras vidas.

Por la mañana amanecimos enredados en las sábanas, hicimos y deshicimos a nuestro antojo uno en el cuerpo del otro. Disfrutamos amanecer juntos y lo precioso que era tenernos.
Yo misma le preparé su desayuno, desayunamos en el jardín y por supuesto que había una pequeña fiesta planeada con algunos de sus amigos más cercanos, unos cuantos chicos de la marina y de la escuela de matemáticos.
La fiesta sería en un restaurante, tenía un espacio considerable donde se podía utilizar como si fuese un antro, había pequeños privados en donde se podían hacer bailes eróticos y era más que obvio, usaríamos uno.

En el tiempo que llevamos de relación, había descubierto que no le habían hecho una fiesta de cumpleaños sorpresa, así que este era el momento. Su sabor favorito de pastel, era el chocolate amargo y ya tenía visualizado cómo sería.
El único problema que tendría hoy y siempre, ¿Qué podría darle al hombre que lo tenía todo?
Ropa, zapatos, relojes, fragancias, autos, aviones y propiedades, todo eso lo tenía por montones. Lo que no se podía comprar ni con todo ése dinero, eran los recuerdos y yo me encargaría de hacerle experimentar todo lo que pudiera.

— ¿Qué tienes planeado? — sonreí saliendo del clóset, me había puesto un vestido rojo ajustado con unos tirantes muy delgados, el corte del pecho era recto y de largo hasta cuatro dedos debajo de las rodillas — Estás guapísima — sonrió poniéndose caliente del rostro.

— Muchas gracias mi cielo — di una vuelta mientras me acercaba a él — Te tengo varias cosas preparadas para hoy — lo abracé por el cuello y besé sus labios.

Me puse unos tacones negros de aguja y mi maquillaje consistió en un labial rojo del mismo tono que el vestido, las cejas arregladas y un poco de máscara para pestañas.
Lleva un abrigo para el frío y un bolso con mi traje de teibolera especialmente para el regalo de Gon. Salimos de la habitación y nos dirigimos a nuestro destino en compañía de mi hermano, mis padres decidieron quedarse a hacerle compañía a la señora Noh y también para descansar en el palacio.

Llegamos al restaurante después de media hora de camino. Subimos al edificio y Gon llevaba puesta una venda desde el estacionamiento.

— Ya casi llegamos, solo levanta bien los pies — bajamos del ascensor y salimos al pasillo.

— ¿Falta mucho? — reí.

— Solo un poco — caminamos por el pasillo y lo puse de espaldas a la entrada donde todos esperaban a que se diera la vuelta, como pude le quité la venda — Nunca sabré qué darle a un hombre que lo tiene todo, y no lo haré en un futuro. Pero créeme que siempre voy a hacer hasta lo imposible por hacerte feliz — sonreí girándolo lentamente mientras el confeti brincaba y se encendían luces de bengala.

— ¡Sorpresa! — gritaron sorprendiéndolo y haciendo que se le formara una enorme sonrisa.

Empezaron a cantar feliz cumpleaños y poco a poco lo abrazaron. Su sonrisa me hizo llorar, independientemente de lo sentimental que yo era, me sentía llena de solo verlo sonreír, me confirmaba que lo había hecho, era lo correcto y que le había encantado.

— Gracias Anna — me abrazó finalmente — Siempre estaré agradecido con cada detalle que tienes para mí — me sentí caliente del rostro — Te amo — besó mi frente.

THE QUEEN -A NEW MONARCH- LEE MINHO (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora