Capítulo 5

9K 680 44
                                    


Poco después de aquel discurso, Victoria comenzó a beber. Algo que no tenía claro si iba a superar algún día, era el tema de su madre.

FLASHBACK:

Mami tiene que irse a hacer algunas cosas, pero llegará enseguida.dijo su madre, besando su frente.

—¿Volverás pronto?preguntó Victoria.

Claro.respondió, saliendo de casa.

A media noche, un gran estruendo se escuchó en la puerta de su casa. La niña escuchó como alguien la llamaba al otro lado de la puerta.

—¡Victoria!— Reconoció la voz de Tom, por lo que abrió la puerta.

Al abrir la puerta y divisar como éste traía a su madre, medio muerta entre sus brazos, lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

—¿Qué ha pasado?inquirió, mientras él posaba a su madre en el sofá.

Estaba en la fábrica.— explicó, presionando su herida. Ha sido Changretta.

Thomas.susurró débilmente, la señora. Cuida de Vicki. Prométeme que cuidarás de mi hija.

Lo haré, juro que lo haré. Pero tienes que recuperarte.— respondió Tom, quien se encontraba eufórico. Grace.la movió, pero esta no mostró respuesta.

La chica al darse cuenta de lo que había ocurrido, se quedó completamente perpleja. No podía articular palabra, y se encontraba totalmente petrificada en el sitio.

Victoria.— La movió, pero esta tampoco reaccionaba. —¡Vicki! ¡Escúchame!— Lo miró a los ojos. Lo siento.

Victoria comenzó a llorar desconsoladamente y Tommy la atrajo hasta su brazos.
El chico al ver como lloraba la pecosa, juró cumplir la palabra de su madre. Y así fue, como en muy poco tiempo, aunque ya se conocían desde mucho antes, Victoria se convirtió en una verdadera Blinder.

[...]

—Ey.— Le quitó el vaso de la mano. —Deja de beber ya.

—Finn.— se quejó la pecosa. —Devuélvemelo.

—No. Ya has bebido bastante.— Posó el vaso en otra mesa.

—Iré a por otro, entonces.— Se giró sobre sí misma.

Antes de que pudiese dar un paso más, Finn la agarró, delicadamente, por la cintura y la giró hacia él.

—Lo que vas a hacer ahora es irte a dormir.

—¿Me llevas?— Vicki sonrió, aunque si supiese las cosas que estaba diciendo, se cortaría la lengua.

—Te ayudo, venga.— dijo, mantenido el agarre en su cintura, y ayudándola a subir por las escaleras.

El chico la ayudó a subir a una de las habitaciones de la mansión de Tommy, aunque fue un poco difícil, ya que la pelinegra se paraba cada dos por tres a observar los cuadros.

—¿Eso estará pintado con pintura de verdad?

—No, lo han pintado con viento.— bromeó. —Venga, que casi ya estamos.

𝐖𝐈𝐄 (1) | Finn ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora