Capítulo 31

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Otro día más en Birmingham. Durante estos días, la pecosa había estado siguiendo todos los pasos del señor Changretta. Con Atenea y Ángel fuera del panorama, este ya no tenía tanta seguridad. Había descubierto que el señor Changretta tenía otro hijo más. Luca Changretta. Ahora tendría que estar alerta, aún más de lo que antes estaba.

Terminó de guardar el libro de contabilidad y de asegurarse de que la caja fuerte estuviera bien cerrada y salió del local. Caminó hasta el Garrison donde había quedado en encontrarse con Finn, Isaiah y Michael. Entró al local y un barullo se hizo presente. Lo ignoró por completo y caminó hasta la mesa donde se encontraban sus amigos.

—Buenos días, caballeros.

—¿Quién eres y qué has hecho con Victoria?— Finn bromeó.

—Solo estoy de buen humor, estúpido.—Le asestó un manotazo en la nuca.

Isaiah y Michael rieron, mientras el primer nombrado le ofrecía una cerveza. Poco después los adolescentes continuaron hablando.

—Eso te lo estás inventando.— La pelinegra negó con la cabeza.

—¿Y entonces de quién fue la idea de cortarle el pelo a Arthur?— Michael se cruzó de brazos.

—Bueno, vale. Sí, fue mía.— afirmó. —Pero yo no vi que ninguno se opusiera a ello.

—Por poco se despierta.— añadió Finn.

—¿Y cuándo se despertó os dijo algo?— Isaiah preguntó.

—Bueno. Casi nos pega un tiro.— La pecosa formó una mueca con su boca.

—¿Y cómo quedó todo?— Rió el moreno.

—Estos hijos de puta,— Michael señaló a ambos pecosos. —me echaron la culpa. Y me llevé toda la bronca.

—Y lo mejor es que tiene que trabajar en el establo durante 2 meses.— recordó Victoria.

Ambos pecosos se miraron y, acto seguido, comenzaron a reír. Poco les duró la risa, ya que un fuerte barullo comenzó a hacerse presente, de nuevo.

—¡Suéltame!— Se escuchó.

Victoria, al estar de espaldas a la puerta, se dio la vuelta y comenzó a buscar de dónde provenía la voz. Divisó a un hombre sujetando a una chica.

—Solo estoy buscando a Victoria Helm.— dijo la chica.

—A nosotros no nos engañas, tú eres puta.— habló otro de los hombres.

—No. No. Suéltame.

Victoria desvió la mirada y miró a su amiga, Bella, la camarera del Garrison. Esta entendió perfectamente lo que la chica quería. Bella y Mattheo se fueron al almacén del bar.

—Solo busco a Victoria Helm.— repitió.

Victoria frunció el ceño, ya que antes no la había escuchado. Se levantó de la mesa y empuñó una de sus dagas. Los tres chicos se levantaron tras ella.
La pecosa avanzó hasta donde se encontraban los dos hombres y colocó la daga en el cuello de uno de ellos.

—Tienes 2 segundos para soltarla.

El hombre la soltó. El amigo de éste intentó acercarse por detrás a Victoria, pero antes de que pudiera lograrlo, Finn ya lo estaba apuntando.

—Ni lo intentes.— le dijo.

—Señorita Helm. Yo...— El hombre se dio cuenta de que era ella, tras darse la vuelta.

—Ahorratelo.— lo cortó. —¿Eres sordo?

—No, señorita Helm.— respondió, frunciendo el ceño.

𝐖𝐈𝐄 (1) | Finn ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora