Capítulo 17

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Poco después, llegaron a casa, y Victoria echó a correr escaleras arriba.

—No corras. Te alcanzaré igual.— comentó Finn, a la vez que comenzaba a subir las escaleras.

Una vez en la planta de arriba, miró hacia ambos laterales y divisó que la pecosa no estaba. Decidió caminar hacia la derecha y la pecosa salió del lado contrario, mientras intentaba hacer el menor ruido posible para llegar a la otra habitación.
Victoria caminó a paso lento hasta la habitación, mientras él caminaba en dirección contraria. Estaba a un palmo de llegar a la habitación, pero el suelo chirrió y provocó que Finn se diera la vuelta.

—Aquí estás...— caminó hacia ella, mientras esta abría la puerta de la habitación.

—No estoy.— El pecoso entró detrás suya y cerró la puerta.

—Con qué le dijiste a Polly que yo había liado alguna, ¿eh?— posicionó las manos en su cintura y la pegó a la pared.

La pelinegra no pudo evitar esbozar una sonrisa, mientras colocaba una mano en su pecho.

—¿Yo?— comenzó a dejar pequeños besos por su mandíbula. —Te habrás confundido.— susurró en su oído.

Finn apretó el agarre de su cintura, a la vez que disfrutaba de los besos húmedos que dejaba alrededor de su mandíbula y que continuaban bajando hasta su cuello. Posó una mano en su cuello y la obligó a mirarlo. Ella mordió su labio inferior y éste no aguantó más y junto sus labios.
Pocos segundos después, ambos se separaron y Finn posó una mano en su mejilla.

—Anda, vamos a dormir.— besó su frente y esta cerró los ojos.

—Te quedas, ¿no?— inquirió, a lo que éste asintió con la cabeza.

Ambos se cambiaron y poco después se introdujeron en la cama. Finn pasó un brazo alrededor de su cintura, a la vez que esta apoyaba la cabeza en su pecho.

—Buenas noches, Vicki.

—Buenas noches, Shelby.— depositó un beso en su cuello.

☾☾☾☾

—Bien. Hoy estará presente mi hija.— comentó el Mich, el entrenador del pequeño "gimnasio".

—¿Peleará?— inquirió Isaiah.

—Claro que no, es una mujer.— musitó, uno de los presentes.

—¿Tanto miedo le tienes, Nick?— dijo Vic, mientras se giraba para mirarlo.

—¿Miedo? Claro que no.

—Claro... ¿Estás seguro?— cuestionó, mientras todos estaban atentos a la conversación. —¿También te da miedo reconocerlo?

—¿Quieres que te dé una hostia?

—Muy buen argumento. Con las dos neuronas que tienes te habrá costado pensarlo, ¿no?— ni se inmutó. —Deberías mantener esa bocaza cerrada antes de que alguien te obligue a hacerlo.

—Basta los dos.— interrumpió Mich. —Esta es Alaska.

—Hola.— saludó la rubia. —¿Quién es Victoria?

—¿Yo?— contestó, algo confusa.

—Tenía muchas ganas de conocerte. Mi padre me ha hablado maravillas de ti.

—Pero bueno, Mich. Que yo recuerde no te he pagado nada.— bromeó.

—Anda, poneros a entrenar.— rió el hombre. —Bien. Finn peleará con Isaiah. Fred con George y Alaska con Victoria.

—¿Y yo?— preguntó Nick.

—Hoy no entras.— comentó el hombre.

—Adiós, Nick.— se despidió burlona, la pelinegra.

—Te voy a partir esa cara de zorra que tienes.

—¿Cómo dijiste?— intervino Finn, mientras lo empujaba levemente hacia atrás.

—Nada, no dije nada.— comentó, casi tartamudeando.

—Pues yo escuché algo.— Se acercó a él.

—Será mejor que te vayas.— comentó Mich.

El ojiverde se marchó y todos siguieron a lo suyo.

—Gracias.— agradeció la pelinegra, mientras éste agachaba la mirada. —Aunque lo podía haber hecho yo.— bromeó.

—Eres de lo que no hay.— comentó Finn, rodando los ojos y esbozando una sonrisa.

—Gracias.— volvió a repetir, pero esta vez se alzó un poco y depositó un beso en su mejilla, aunque casi fue en la comisura de sus labios.

Dicho esto, la chica caminó hasta donde se encontraba Alaska, para comenzar a boxear.

—Vamos, anda.— le dijo Isaiah, mientras reía ante la cara que se le había quedado a su amigo.

Poco después, siguieron entrenando hasta que se escuchó a alguien gritar.
Todos se giraron de inmediato y divisaron a Arthur, colocado encima de su oponente asestándole varios puñetazos.

—¡Sacadlo de ahí, separadlos!— comentó Mich.

—Arthur, para ya.— le dijo Isaiah, mientras tiraba de él hacia atrás.

—Arthur, joder.— Finn copió la acción de su amigo.

A duras penas, pudieron separarlo y Victoria se agachó a la altura del otro chico, para comprobar si tenía pulso.
Posó dos de sus dedos y luego agachó la cabeza para escuchar su corazón, pero este ya no latía. Levantó la cabeza y negó con esta, mientras limpiaba sus manos con la ropa.

Poco después del incidente, los dos pecosos e Isaiah fueron hasta la oficina de Tom, ya que éste había sido informado de lo ocurrido y quería hablar con ellos.

—¿Qué creéis que pasará ahora con la familia del chico?— preguntó Isaiah.

—Seguramente, Tom abrirá un fondo para su familia.— respondió Victoria, mientras seguía con la mirada perdida.

—Arthur estaba con ellos en el gimnasio. Los chicos lo han visto, están esperándole en su despacho.— se escuchó decir a uno de los hombres.

Tommy entró a la sala, con una expresión totalmente seria en la cara. —¿Y? ¿Qué ha pasado?— inquirió, aunque ya sabía la respuesta.

—Han peleado limpio.— musitó Finn.

—Sí, Arthur le dio un mal golpe.— añadió Isaiah.

Tom siguió apoyado en la pared, mientras pasaba su mirada por los tres adolescentes y luego volvió a hablar.

—He visto el cadáver. No me digáis mentiras.— comentó, caminando hacia ellos. —¿Qué coño ha pasado?

—Arthur ha explotado varias veces. Unas 6 o 7, tal vez.— comenzó a decir Finn, mientras miraba a su hermano. —Es cómo si perdiera la cabeza. No se puede controlar.

—No atiende ni a su nombre.— añadió Vic. —Y luego simplemente llora. Pero todo esto tienen un causante.

Tommy la miró e hizo una mueca con la boca, dándole a entender que siguiese hablando.

—La droga esa que se mete la da un subidón y luego, cuando se le pasa el efecto está en la mierda...

—Mejor cállate.— la interrumpió.

—No. Esa mierda que le dais, lo está volviendo loco. Por el amor de dios, no se sabe controlar, ¡Ha matado a un puto crio!

—Escúchame bien.— comentó, agarrándola por la cara. —Primero tienes que tranquilizarte. Arthur ha matado a un chico y ahora, al haber testigos, os harán preguntas. Así que poneros de acuerdo en que decir, fue sin querer.— Soltó la cara de la chica y está salió de la oficina. —Fuera de mi vista.— les dijo a ambos chicos.


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𝐖𝐈𝐄 (1) | Finn ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora