Capítulo 29

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[ 2 semanas después. ]

—Polly, por favor.— suplicó la chica. —No me des más de esa mierda, sabe a rayos.

—Ese lenguaje, señorita.— comentó. —Tienes que tomártelo. Es un remedio para el dolor.

—Polly, estoy perfectamente. No me duele nada.— La pecosa se levantó de la cama.

—Ves. Eso es gracias a esto.— Señaló el frasco.

Sí supiera que llevo tirándolo por el lavabo todos los días que me lo ha dado.— pensó. —Claro.— sonrió.

Polly salió de la habitación, y Victoria comenzó a ducharse. Una vez ya preparada, caminó hasta la mesilla de la habitación y divisó el frasco con el brebaje. Agarró el bote y se dirigió al lavabo.

—Vicki.— alguien dijo a sus espaldas.

Esta soltó el bote de golpe, provocando que se rompiera en el lavabo. Se giró y divisó al pecoso, quien no paraba de reír.

—Pensé que eras Polly, estúpido.— Le asestó un manotazo en el pecho.

—Tenías que haberte visto la cara.— Finn secó sus lágrimas. —¿En serio no me escuchaste entrar?

—No. Estaba concentrada con eso.— señaló el bote roto.

—Joder, pues eso que casi me mato a la entrada.— comentó. —Me tropecé con uno de los libros.

—¿Está bien?— inquirió, tornando a una expresión preocupada.

—¿Está?— frunció el ceño. —Sí, estoy bien. Solo me he...

—El libro, idiota, el libro.— salió del baño, para comprobarlo.

Finn rodó los ojos y divisó como la chica comprobaba, meticulosamente, que el libro no tuviese ni un solo rasguño.

—Te has librado de una muerte lenta y dolorosa.— posó el libro en la mesilla.

Finn la imitó, por lo que recibió otro manotazo.

—Pero serás idiota.— la agarró por la cintura y la giró hacia él. Acto seguido, la alzó en brazos, como si fuese una princesa. —¿Ya no te duele?

—No. Estoy fuerte como un roble.— bromeó, haciendo fuerza con el brazo.

Finn negó con la cabeza, a la vez que esbozaba una sonrisa. Posó a Victoria en el suelo y esta depositó un casto beso sobre sus labios.
Ambos bajaron a la planta inferior y se encontraron con la mayoría de la familia Shelby, ya que hoy era el cumpleaños de Charlie, el hijo pequeño de Tommy y Grace.

—¿Y el frasco?— inquirió Polly, mientras ambos pecosos entraban al salón.

—Finn lo rompió.— se encogió de hombros la pelinegra.

Ante esto, Finn le dedicó una mala mirada.

—Polly, ¿no tienes otro? Es que no se lo ha podido tomar.— se la devolvió Finn.

Ahora fue Victoria, quien le dedicó una mala mirada.

—Bueno. Aquí tengo otro.— le entregó uno, que previamente había sacado de su bolso. —Es el último.

—Oh, muchas gracias.— mostró una falsa sonrisa.

—Tómatelo aquí, que yo te vea.— habló Polly.

Ante esto, Michael, Finn y John miraron hacia otro lado para evitar reírse. La pelinegra le susurró un: "Me las vas a pagar, Shelby." a Finn y vacío el contenido en su boca.

—Bien.— sonrió Polly.

La pecosa, quien no se había tragado el medicamento, asintió con la cabeza y caminó lentamente hacia el baño. Cuando llegó a este, escupió el líquido en el lavabo y enjuagó su boca con agua.

—Puto Finn Shelby.— maldijo, volviendo a escupir.

—Puto, no sé. Finn Shelby, sí.— El pecoso se encontraba apoyado en el marco de la puerta.

Esta se giró, una vez que se secó la boca en la toalla. Se acercó a él, quedado ambos cara a cara y volvió a hablar.

—Esto es la guerra.— musitó para, acto seguido, salir del baño.

La pelinegra volvió a entrar al salón y se sentó al lado de Michael. Finn llegó unos segundos después, sentándose a su lado. Por ello, la pecosa se encontraba sentada entre Finn y Michael.

—Por cierto, ayer el médico dijo que ya no hace falta que guardes más reposo.— le dijo Ada, a la vez que la comida comenzaba a llegar.

—Gracias a Dios.— susurró, ajustándose la coleta.

—¿Cuándo volvemos a Birmingham?— inquirió Michael, ya que estos días se habían estado quedado en la casa de Tommy.

—Hoy.— informó Polly. —A media tarde partiremos.

Dicho esto, todos comenzaron a comer.
Poco después, los tres adolescentes se encontraban en la habitación que había sido asignada para Michael.

—Oye.— llamó la atención de ambos. —¿Vamos a molestar a John?

—¿Cómo?— inquirió Finn, a la vez que acariciaba su pelo; ya que esta se encontraba tumbada en el suelo, con la cabeza apoyada en su regazo.

—Podemos encerrarlo en la planta de abajo que no hay nada.— propuso Michael.

Victoria sonrió para, acto seguido, levantarse y caminar hasta la puerta.

—Vamos, mover el culo.— alentó, saliendo de la habitación.

—Espera.— Michael la agarró de la mano, provocando que esta se girase. —Necesitamos un plan. ¿Quién lo lleva abajo?

—Finn vete a por él.— le dijo Victoria. —Michael y yo os esperamos abajo.

El pecoso asintió con la cabeza y el plan se puso en marcha. Finn entró al salón y se acercó a John, quien estaba con Grace, Arthur y Esme.

—John.— lo llamó. —Tengo que hablar contigo. Es urgente.

—¿Qué quieres ya?— inquirió, levantándose del sofá.

—Que vengas. Que tengo que hablar contigo.— El pecoso caminó hasta la salida. —Es muy urgente, Johnny.

Su hermano rodó los ojos y caminó hasta la salida, junto a él. Finn cerró la puerta del salón a sus espaldas y, acto seguido, lo guió hasta la planta baja de la casa.

—¿Adónde coño vamos?— cuestionó, esbozando una mueca.

—Sigue bajando.

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𝐖𝐈𝐄 (1) | Finn ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora