Historias no contadas

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Quinto Acto || Parte uno

"La llegada de Elizabeth"


Dentro de la mansión de la familia Hoechlin se encontraban todos reunidos en la sala principal, el heredero original les había solicitado verlos a todos ahí. La mayor parte estaba ahí por obligación, no por gusto.

 —Me pregunto qué tendrá entre manos esta vez— comenta Anabella la primera mujer. 

—No debe ser algo bueno, con él nada es bueno— mencionó Veronique la tercera mujer.

—Él esta aquí — les hace saber Dylan, él pequeño corre a colocarse alado de su madre.

—Les agradezco a todos por venir—comenta burlón él original.

—Habla de una vez, no tenemos todo tu tiempo—espeta Anabella.

—Tan desesperada como siempre cariño, pero como siempre cumpliré tus caprichos — le sonríe arrogante a la castaña—. Acércate por favor Izzy—le extiende su mano a una tímida chica que se escondía detrás del marco de la puerta—. Ella es Elizabeth McCarthy.

Una hermosa adolescente pelirroja, ojimiel, de una piel tan blanca como la nieve movía nerviosamente uno de sus pies cuando se coloco alado del patriarca Hoechlin. Observo a las personas presentes en la sala por unos segundos antes de agachar la cabeza tímidamente, un ligero sonrojo se notaba en su rostro, además de que todos en la sala podían escuchar a la perfección el latir de su corazón. 

—Es una niña—susurra Anabella aterrada.

—A partir de hoy ella vivirá aquí, cuídenla y trátenla bien—pide el señor Hoechlin.

—¿Cuál es tu propósito para con ella?—pregunta Elena.

—Desposarla al igual que ustedes, después tendremos un heredero.

—¡Es una niña!—grita escandalizada Victorica.

—Eso no les incumbe, no me hagan perder más mi tiempo—se pone enfrente de Elizabeth besando su frente—. Debo irme, ellas te mostraran tu habitación y te cuidarán—Elizabeth asiente tímidamente—. Respecto a ustedes, vendré a revisar el estado actual de ella el mismo día que el chequeo general de los niños, si tan solo tiene algún rasguño o herida habrán consecuencias. ¿Entendido?—sus ojos brillan en un rojo intenso, aquella acción causo escalofríos en las 4 mujeres.

—Si—se limitan a contestar al mismo tiempo las 4 mujeres.

—Bien—mira a sus hijos—. Tu—apunta a Dylan—. Serás el encargado de cuidar de ella, espero que hagas bien tu trabajo esta vez.

—Si padre.

Él hombre desaparece de la vista de todos, las mujeres se miraron entre ellas unos segundos antes de acercarse a la pelirroja.

—Es un gusto conocerte cariño, soy Victorica Monte Negro—la rubia se acerca a abrazar a la pequeña—. No tengas miedo linda, nosotras te protegeremos.

—No se que es lo que pasa por la cabeza de ese sujeto, traer a una niña a sufrir un triste destino es horrible—la castaña se acerca a la pelirroja—. Soy Anabella Jones, la primera esposa, desafortunadamente—susurra lo ultimo sacando una risita de la menor.

—No seas tímida, es un gusto conocerte—la rubia menor le extiende su mano—. Soy Veronique Monte Negro, la tercera esposa.

—Mucho gusto Izzy—la castaña menor se acerca a ella—. Elena Verlac, la cuarta esposa—Elizabeth se percata que trae un bebe en brazos.

—Es un placer conocerlas—la ojimiel escanea el lugar percatándose de los jóvenes que la observaban con curiosidad, unos ojos verdes llamaron su atención, el pelinegro mayor era una copia exacta de su padre.

—Niños preséntense ante Elizabeth.

—Soy Dylan y él es mi hermano menor Jeremy, somos hijos de Anebella la primera esposa—los presenta el pelinegro como su padre le enseño.

—Soy Alexander, soy hijo de Victorica Monte Negro la segunda esposa.

—Soy Matthew, soy hijo de Victorique Monte Negro la tercera esposa.

Un pequeño de 6 años se acerca hasta donde estaba la pelirroja, jala su vestido un poco pidiendo que la pelirroja lo tome en brazos.

—Soy Dereck, él es mi hermano menor Klaus—señala al bebe en brazos de Elena—. Nuestra mamá es Elena Verlac la cuarta esposa—la abraza por el cuello—. ¿Vas a jugar conmigo? Mis hermanos no tienen tiempo para jugar conmigo—pone una mirada triste.

—Claro que lo hare.

—¡Si!

—Dereck es hora de dormir—le dice Elena.

—Dylan encárgate de llevar a Elizabeth a la habitación que él ordeno preparar—le ordena Anabella.

—Si madre—se acerca a la pelirroja—. Sígame por favor señorita—la mirada de ambos se conecta por unos segundos, Dylan le extiende su brazo.

Caminaron hasta la el segundo piso de aquella mansión, Dylan sentía una ligera conexión con la pelirroja, no sabía que era exactamente.  


Mi motivo de ser || Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora