Tercer Acto || Parte Nueve
"El primer acto del despertar: Óbito"
Escondidos entre los arbustos que rodeaban la residencia Cullen se encontraba la manada Uley siendo liderados por Karl Hoechlin.
—Cuando acaben con su misión les entregaré a Isabella en bandeja de plata—del bolsillo izquierdo de su pantalón saca un pequeño silbato—. Que el primer acto comience—al soplar el silbato los ojos de los lobos brillaron de un color escarlata intenso, estaban bajo su dominio total.
Seth aúlla al ver como su antigua manada se acerca alarmando a los vampiros.
—Vienen por Elizabeth—informa Aidan al ver las intenciones de su padre por medio de visiones.
—Caleb y Colins, protejan a Elizabeth junto a Aidan—ordena Klaus.
Karl observaba con euforia la pelea entre los vampiros y cambiaformas, el contemplar los frutos de su arduo trabajo reflejado en cada movimiento de sus hijos al pelear era completamente placentero. Sus ojos brillan con perversa diversión al llevar el encuentro al siguiente nivel, el ruido que produce el silbato al ser soplado dos veces altera más a los lobos.
El Hoechlin mueve sus dedos con delicadeza marcando la ruta que deben seguir algunos de los lobos, estos inmediatamente rodean a la nueva integrante del clan Cullen llamando la atención de la pareja que la había acogido bajo su protección.
—¡Bree!—Elizabeth corre a su rescate esquivando a sus hermanos que trataban de detenerla.
Karl vuelve a mover sus dedos bloqueando el camino de Jasper, no permitiría que salve a su hija. Sopla una última vez el silbato para inmovilizar a todos los vampiros, chasque los dedos llamando al alfa el cual se coloca a su lado de inmediato.
—Oh mi bella hija, tan dulce y amable como tu madre—camina con seguridad en medio de todo el caos que provocó mientras crea a su alrededor un campo de protección evitando que sus hijos se acerquen—. Dispuestas a proteger a los suyos incluso si eso significa sacrificar sus vidas por su bienestar—acaricia su pelirroja cabellera—. A ambas las perdí hace dieciséis años, no dejaré que ocurra de nuevo—camina hasta donde se encontraba Bree inmovilizada por el cuerpo de un lobo gris.
—No la toques—espeta Elizabeth—. Haré todo lo que quieras, pero aléjate de ella.
—¿Cualquier cosa?—sonríe de lado mientras delinea con su dedo índice el rostro de la neófita.
—Lo que sea.
Saca dos jeringas del interior de su saco, retira la protección de ambas caminando hasta donde se encontraba Sam, rodea la cabeza del enorme lobo negro obligándolo a abrir su hocico e inyectar el veneno que creó en los colmillos.
—Desde el momento en que tu madre y yo nos enteramos que serías una niña sabía que serías mi mejor creación, lamentablemente todos aquellos inventos que implante en Elizabeth para que fueras todo lo que tus hermanos jamás fueron la afectaron a último momento. Ella no debía morir aquel día, no pude salvarla—la tristeza y el dolor de perder a su compañera de vida se reflejó en sus ojos—. Sin embargo, es momento de completar el arduo trabajo que realice y por lo que tu madre tuvo que sacrificar su vida—suelta al lobo.
Elizabeth observa aterrada al lobo, aquel líquido verdoso que escurría por sus colmillos no era un buen augurio.
—Hazlo—ordena chasqueando sus dedos.
—No, suéltala por favor—suplica Bree tratando de librarse del agarre del lobo encima de ella.
—Observa con sumo detalle el principio del despertar—toma con firmeza su rostro evitando que desvíe a otro lado su mirada—. Contempla la muerte de tu amada madre—disfruta la expresión de horror reflejada en los ojos de la pelinegra.
—¡Elizabeth!—exclaman al unísono al ver como Sam muerde a la pelirroja.
El grito desgarrador que sale de los labios de la híbrida alteran a Bree, siente arder su garganta y cuerpo deseando liberar lo que su interior guardaba.
—¡Mamáaa!
Una onda de poder saca volando a Karl Hoechlin y a todos a su alrededor, los árboles se mueven con fuerza tratando de mantenerse de pie. La manada lloriquea por el agonizante dolor que rodea sus cuerpos, sus ojos y oídos sangraban alertando a los vampiros, Bree era la causante de todo.
—Los está matando internamente—comenta Dereck llamando la atención de todos.
Karl desaparece entre las sombras no sin antes romper el silbato liberando a los lobos de su control. Por otro lado Bree cae inconsciente al quedarse sin fuerzas, imposible de creer al considerar que la chica es un vampiro.
Jasper toma en brazos el cuerpo de su compañera llevándola al pequeño consultorio que había en casa, Peter se encargaría de revisar su estado mientras Carlisle se encargaba de la manada.
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Mi motivo de ser || Jasper Hale
Hayran KurguTu eres mi ángel y yo tu demonio. Solamente quiero que seas tu la persona que le de un significado a la palabra amor. Toma mi mano y no me sueltes, sálvame de la oscuridad que me hunde. Se mi motivo de ser. Inicio: 19 de septiembre de 2020. Finaliza...