ᴄʜᴀɴɢᴇ ʏᴏᴜʀ ᴅᴇsᴛɪɴʏ [𝑲𝒆𝒏 𝑹𝒚𝒖𝒈𝒖𝒋𝒊] {FINALIZADA}

14 - Frutos de sus esfuerzos

Era normal que la pelirroja estuviera aún más cansada, con grandes ojeras y dolor de cabeza. Se la paso el resto de la noche estudiando para la prueba de hoy, aunque dormio unas dos horas.

Ahora mismo intentaba responder las preguntas, por suerte llego a acordarse de varias, le costaba concentrarse a pesar de que nada le molestaba.

Hablo demasiado pronto.

Un papel golpeo su cabeza, observo cansada hacia esa dirección y una de sus "Amigas" la líder del grupo, le hacía señas de que lea el papel y eso hizo.

"Pásame las respuestas"

Por unos segundos observo a la profesora, quien vigilaba con atención a cada uno de ellos. Así que pensando por una vez en ella, decidió negar inconscientemente mirando a la otra. Luego siguió con lo suyo, haciéndola enojar bastante.
Debía sacar una buena nota o la madre se enojaria demasiado y quería evitar eso.

— ¿Q-qué? —Murmuro a si misma en shock, veía los resultados de su prueba, tenía la hoja en manos.

Unos pasos frente a su pupitre llamaron su atención. Eran esas tres, la del medio sonreía con malicia, mientras sostenía los resultados de su prueba.

— Fue fácil entrar en el despacho del director y cambiar los nombres. Ahora tengo un Diez, ¿Pueden creerlo? —Miro a sus amigas— que buena nota, ¡Fruto de mis esfuerzos! Y no recibi ayuda de la rusa.

Reían a carcajadas, mientras la pelirroja arrugada su hoja con preguntas sin resolver y otras muy mal hechas. No podía estar pasando.
Se puso de pie, la tomo del brazo y la jalo hacia quien seria su profesora, ignorando las maldiciones que esa azabache le lanzaba y sus amigas también.

— ¡Profesora, Ameli cambio los nombres de nuestras pruebas! —Exclamó soltando a la nombrada, mirando con desespero a la mayor— ¡Yo estudié toda la noche, lo juro!

Debía obtener esa nota tan alta a como de lugar.

Pero... su vida siempre será una desgracia.

— Joven Morozov, no siempre se tienen buenas notas, es imposible que Ameli haya cambiado los nombres ya que nadie puede entrar al despacho del director. Además dejaron claro que estaban en la enfermería, ¿no ha visto el brazo de Aya? Muchos lo afirman.

Volteo la mirada a una de esas tres y noto vendas en su brazo. Ya lo tenían todo planeado...

— ¡Ellas lo planearon, yo no mentiría sobre esto!

Todos comenzaron a murmurar cosas malas sobre ella, poniéndose del lado de las tres malditas.

Estaba sola.

Y así perdió contra ella, viendo como su buena nota, fruto de sus esfuerzos se esfumaba de la nada.

Nuevo separador!