ᴄʜᴀɴɢᴇ ʏᴏᴜʀ ᴅᴇsᴛɪɴʏ [𝑲𝒆𝒏 𝑹𝒚𝒖𝒈𝒖𝒋𝒊] {FINALIZADA}

22 - Almuerzo con amigas

Poder escribir frases en su hoja le era más relajante, el gran problema es que hacerlo en la escuela no fue una muy buena idea.
El que Ameli le haya arrebatado la hoja y ahora este leyendo frente a su clase riéndose de lo ridículo que le parece.

Por una vez... quería que la dejen.

Se puso de pie para quitarle la hoja que se rompió en el acto y empujó por impulso a la maldita de cabello negro con su mano vendada.

El silencio reinó en la clase y ella nisiquiera podía imaginar lo que se venía por tal atrevimiento.
Esta la miro con el ceño fruncido y al rato sonrio, esa sonrisa retorcida.

— ¿No trajiste tu almuerzo verdad? Pues entonces no te vendría mal comer algo de proteína.

Ignorandola iba a sentarse para intentar pegar esa hoja, pero fue repentino cuando los chicos la tomaron de los brazos y por orden de esa peli-negra la arrastraron a quien sabe donde.

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— ¡N-no por favor Ameli! —Suplico con esos rojos lagrimosos.

Ella sólo sonreía con sus amigas mientras los chicos la sontenian, de ahí sacó un frasco con gusanos vivos: blancos y asquerosos.

— Vamos, debes comer algo o te sentirás peor.

Sabia que pasaría cosas malas pero no imagino que llegarían a ese extremo y solo por empujarla.
Intento soltarse moviéndose y hasta gritaba, pero nadie escuchó, además la ignorarian de todas formas.

Metieron sus dedos en la boca de esa pelirroja para evitar que este cerrada y comenzaron a menter esos gusanos.
Abrió los ojos como platos al sentir eso moviéndose en su boca y más cuando la obligaron a masticar.
A penas soltaron sus brazos: cayo hacia delante vomitando sin parar, tenía tanto asco.

El ardor en su garganta y las lágrimas que salían sin parar, jamás imagino desear estar días sin comer.
Justo cuando creyó que todo acabó, volvieron a sostenerla.

— Los gusanos del frasco no se acabaron, así que has espacio en tu estómago —Sonrio alegremente moviendo el frasco.

Intento patalear todo lo que pudo he incluso gritar hasta que se le desgarre la garganta, deseaba que alguien acuda a su llamado de ayuda.

<Por favor... ayuda>

Cerro los ojos mientras estos mentían los dedos para que abra la boca y mentan esos gusanos vivos. Tanto asco y repulsión, tantas ganas de abrazar al rubio y llorar, contándole sus desgracias.

De alguna manera se sentía observada pero imaginaba que eran otros alumnos de su clase o las clases siguientes. Una parte de ella sabía que algunos lograron escucharla, pero la ignoraron.

Enserio gracias por su gran apoyo