Capítulo 32

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  "El resto de sus días" junto a Tonks, Fleur quería compartir una vida entera con ella y esas palabras resonaban en la cabeza de la metamorfomaga fuertemente.

Nymphadora pensaba y analizaba la situación. Era inquietante pues la posición en la que se encontraba su familia no era algo que le deseara a alguien más. Pero Fleur lo sabía. Lo había vivido en carne propia y seguía ahí. Sosteniendo cariñosamente su mano y mirándola con tanto amor y devoción que parecía surrealista.

Pero llevaba casi dos años siendo su pareja y Tonks no estaba segura de sí era mucho o poco tiempo. Era la primera vez que compartía tanto junto a alguien y se sentía tan correcto.

Y una loca idea atravesó por su mente. Matrimonio.

Solo que tal vez dejaría pasar un poco más de tiempo, lo de Sirius era muy reciente y aunque seguramente eso traería dicha a la familia, tendría que poner esa idea de lado.

Así que centró su atención en lo que pasaba a su alrededor. Draco estaba inusualmente tranquilo, sentado junto a Hermione, quien intentaba mantener una charla entre él y Harry. Era una escena digna de capturar en la memoria.

Los demás adultos en la habitación eran otra historia. Todos podían ver los engranajes en la mente de Remus funcionar a toda velocidad y él silenciosamente jugaba con sus dedos sobre la mesa. Bellatrix y Narcisa charlaban acaloradamente sobre algún artefacto que querían recuperar de la mansión de Regulus y Dumbledore comía alegremente de un bote de galletas que había encontrado en algún lugar.

—Entonces, una vez esclarecido el tema, creo recordar que nosotros teníamos otros asuntos importantes que tratar—dijo Bellatrix dirigiendo una mirada significativa a los miembros de su familia.

—Lo entiendo madame Lestrange—respondió Dumbledore—así que Harry, ninguno de los presentes lo admitirá, pero son lo suficientemente amables como para corrernos del lugar.

Harry levantó rápidamente la mirada y por un momento pareció que no quería abandonar el lugar, como si se sintiera realmente a gusto justo donde estaba.

—Profesor...yo... ¿Podría quedarme aquí?

—No creo que sea conveniente Harry—respondió Hermione.

—No es el momento Potter—interrumpió Bellatrix al ver como la mirada del chico se apagaba—tenemos asuntos que resolver, pero comprendo perfectamente tus motivos y si te parece bien, Tonks irá a buscarte cuando sea preciso.

—Está bien, lo entiendo y acepto, ¿eso está bien, profesor?

—Analizando la particularidad de esta reunión no creo que sea...

— ¡Por favor Albus! ¿Tú crees que yo dejaría que alguien le hiciera daño a Harry?—espetó Remus—Aquí no torturamos mestizos.

Bellatrix soltó una sonora carcajada que desconcertó a todos, parecía que había un mensaje oculto detrás de las palabras del licántropo que solo tres personas en la habitación lograron comprender.

—La señorita Granger ha estado en este lugar por el tiempo suficiente y está en perfectas condiciones—dijo la mortífaga mientras se ponía de pie y caminaba en dirección a la castaña para después pasar una mano por sus hombros—aquí cuidamos muy bien aquello que nos interesa y Potter no es la excepción.

Ante el comentario, el rostro de Hermione se volvió tan rojo como un tomate pues la connotación detrás de la simple oración mencionada era más clara para ella y gran parte de los presentes.

—Me parece, madame Lestrange, que eso es precisamente lo que me preocupa—Dumbledore se puso de pie—Llevaré al señor Potter con los Weasley, informaré a Molly que alguno de ustedes buscará a Harry. Hasta entonces espero que no se metan en ningún problema.

Lista para esto. Fleur y Tonks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora