Capítulo 40

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NYMPHADORA POV.

El día en que mi tía Bellatrix apareció abruptamente frente a mí, con esa mirada preocupada y el cuerpo tenso, supe que mi vida daría un giro muy peligroso.

Por años contuve la espina, el miedo y finalmente la aceptación, de que podía ser un blanco para los fines del señor tenebroso. Después de todo, yo era una de los pocos metamorfomagos reconocidos en este periodo de tiempo. Solo había que sumar dos más dos y prácticamente estaba claro.

Pero ni eso evitó la sorpresa que me llevé. Estar frente a él, era simplemente inquietante, asombroso y empoderante. La fuerza de su magia te absorbía, era un espectáculo apabullante. Bella me advirtió, tan solo no creí que la magia oscura fuera tan atrayente.

Y sin embargo ahí estaba yo. Justo después de la reunión con Lord Voldemort, donde aceptara ayudarlo a cambio de darle tiempo a Draco; viendo al amor de mi vida a los ojos y explicándole lo sucedido. Tratando de encontrar el punto en el que nos hallábamos ahora.

— ¿La tienes?—preguntó Fleur después de un silencio eterno— ¿la marca?

No le respondí. En cambio ella tomó delicadamente mi brazo izquierdo, la conocida sensación electrizante que dejaba su tacto sobre mi piel se hizo presente. Levantó la manga de mi chaqueta y delineó aquella figura que ahora resaltaba sobre mi piel.

Intenté no ver su reacción, temía darle asco y eso es algo que no soportaría. Pero nuevamente la sorpresa se apoderó de mí. Fleur, mi Fleur, me tomó de la barbilla suavemente, obligándome a mirarla y con todo el amor que pudo profesarme, depositó un único beso en los bordes de dicha marca.

— ¿Es este nuestro destino ahora?

—No Fleur, es el mío, no quiero que te veas afectada por esto.

—Ciertamente no me importa—aclaró— ya piensan que soy un espía, si eso sirve de algo, desviaré toda la atención sobre mí.

—No puedo pedirte algo así—le dije—ya estás en demasiado peligro tan solo por conocer a mi familia.

—No me lo estas pidiendo. Yo lo ofrecí.

Tomó mi rostro entre sus manos, borrando con su pulgar algunas lágrimas traicioneras que se me escaparon y me besó, llenando mi alma con su amor y cariño, demostrándome que estaba en el lugar correcto.

Esa noche nos dedicamos a amarnos, aclaramos los puntos de todo aquello que nos preocupaba y pusimos en marcha nuestro plan. Antes de dormir me dijo algo que se quedaría grabado en mi memoria por siempre.

—Tonks, no me importa en qué lado de la guerra estemos, yo siempre escogeré el tuyo.

Y así, día tras día, ambas salíamos de casa con excusas cada vez más tontas. Ella desaparecía por largas horas, ocultándose principalmente en casa de Bellatrix y yo, cumplía con las misiones que el señor tenebroso me encomendaba.

Nunca hice nada realmente malo, cada día me transformaba en una persona diferente y me dedicaba a mover objetos oscuros de lugar, robar algunos expedientes del ministerio o buscar a gente por medio de interminables listas e interrogatorios.

Nada fue tan importante hasta el día en el ministerio, donde con la mascara de Bellatrix puesta y mientras los demás se batían a duelo, tuve que hacer ciertas cosas de las que no estoy orgullosa. Para el momento en que la orden llegó y Fleur me interceptó, nadie se había dado cuenta de lo que hice, a excepción de Hermione, siempre tan perspicaz, siempre tan atenta.

E incluso con eso, nada me preparó para el momento en que Draco, a mitad de la noche y con ojos llorosos, nos pidió en un grito de ayuda que buscáramos una solución para su problema.

Lista para esto. Fleur y Tonks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora