Capítulo 48

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  Hermione lo supo. Supo que había idealizado una vida de ensueño en las últimas semanas. Que aunque las cosas eran complicadas con los Black, no se habían centrado lo suficiente en los pequeños detalles, aquellos que ahora les explotarían en la cara y los arrastrarían más y más profundo en aquel mar de incertidumbre y dolor.

Supo, casi al instante, que no volvería a ver a Bellatrix en un largo tiempo, que su vida ahora se encontraba únicamente basada en buscar los horrocruxes y destruirlos, que las únicas personas con las que contaba posiblemente solo eran Harry y Ron.

Y aun así, no eran sus amigos los que la preocupaban, estaba segura de que ella era lo suficientemente inteligente como para lograr lo que se propusiera, que tenía la prudencia necesaria para actuar en momentos de pánico y que, si no era el caso, sabría cómo sacarlos de problemas en un corto tiempo. De igual forma, contaba ya con un vasto conocimiento sobre los horrocrux, Bella se había encargado de que supiera algunas cosas y si bien, no podía revelar todo de un golpe, lo soltaría cuando fuese necesario.

Pero, lo que Hermione supo y le estaba carcomiendo por dentro, fue lo que su propia mente creó a través de pequeñas señales aquella noche que dejaron atrás la madriguera.

Un ejemplo muy claro, fue cuando Bellatrix le pidió que se llevara a Harry con ella, para en ese mismo momento entregarle una pequeña bolsa aparecida literalmente por arte de magia. Bolsa mediante la cual descubrió una de las primeras señales, tal vez la más importante.

Aquella bolsa contenía, casualmente, tanto ropa de hombre como de mujer, al principio no notó nada raro, pero mientras observaba las prendas, no pudo evitar examinar aquellas chaquetas de cuero con estoperoles, ese no era su estilo, pero supo reconocer de quien sí; además, encontró suéteres tejidos, hechos de materiales tan delicados y costosos que solo había visto a una persona usar, la mayoría eran color azul, distintos tonos y modelos, pero contaban con bellos detalles celestes. La ropa de hombre por otro lado, era un tanto elegante, gabardinas largas y algunas camisas, contrastaban con los pantalones rasgados y las botas de combate, todo al estilo de cierto Malfoy.

Fue ahí cuando supo que esa bolsa no era un escape para ella y sus amigos.

Más tarde lo confirmó, cuando adentrándose más entre las curiosidades, encontró un espejo que se le hizo demasiado familiar. Lo había visto de primera mano cuando habló con Remus en su quinto año y había vislumbrado además a su gemelo, sobre la repisa principal en la habitación de Tonks y más tarde sobre el pasillo de la planta baja en Grimmauld place, colocado estratégicamente en ese lugar para que todos tuvieran acceso a él.

Si no fuera suficiente, todo en aquella bolsa gritaba el nombre de cierta bruja oscura, pociones altamente complicadas, etiquetadas cuidadosamente con sus usos y beneficios, libros de magia negra, con hechizos de protección tan avanzados, que estaba segura de que le costaría trabajo aprenderlos, además, cada elemento contenía cierto grado de elegancia que gritaba fuertemente el dominio sangre pura.

Lo único que no encajaba, era la mochila de Harry, algunos objetos personales de Ron y su pequeña maleta, como si estos últimos accesorios hubiesen sido arrojados dentro de la bolsa en el último segundo, ella estaba segura de que así fue.

Y así, pista por pista, se fue dando cuenta de muchas cosas más. Los mortífagos apareciendo en el primer lugar al que iban. O la forma en que encontraron Grimmauld place cuando Harry decidió que irían ahí.

La casa estaba cubierta por una fina capa de polvo, sobre el recibidor, quedaba la sombra de aquel espejo gemelo que ella llevaba en el bolsillo interior de su chaqueta de mezclilla. El paragüero en forma de pie de troll con el que Tonks siempre tropezaba se encontraba en el suelo y ella sabía que la metamorfomaga había salido a toda prisa del lugar, siempre lo dejaba así, descuidado en el piso hasta que Fleur lo levantaba. Las puertas de casi todas las habitaciones se encontraban entre abiertas, incluso la de Draco, que siempre estaba cuidadosamente cerrada bajo llave para evitar miradas curiosas. Faltaban muchos objetos dentro de la casa y solamente alguien que hubiese pasado demasiado tiempo dentro de aquellas paredes se daría cuenta. Alguien como ella.

Lista para esto. Fleur y Tonks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora