Capítulo 50

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El patronus de Harry crecía muy lentamente para su gusto, Tonks escuchó una vez por parte de Sirius que este era muy poderoso, justo ahora no lo creía.

Pequeños destellos azules salían de las varitas de los chicos. La pareja no hizo intento de ayudarlos, pero sí de ponerlos a salvo. Los empujaron en el elevador más cercano y una vez dentro unieron sus manos mientras que un poderoso patronus alejaba a aquellas monstruosas figuras. La forma azulada se distorsionó en cuanto fue expulsada de sus varitas y cumplió perfectamente con su cometido.

Una vez el elevador se puso en marcha, Tonks se dirigió a los chicos visiblemente molesta.

— ¡Demonios Hermione! Te pedí que tuvieran cuidado—gritó mientras se aseguraba de que la rubia a su lado se encontrara bien—Esto no es pasar desapercibido Harry, ¿en qué estaban pensando?

Ninguno dijo nada, en cambio, se juntaron en el rincón contrario y pusieron cara de perritos regañados.

Fleur notó eso, posó su mano en el brazo de Tonks intentando tranquilizarla y está vez se dirigió a los chicos con más calma.

—Entiendo lo que querían, estaban desesperados por actuar y no midieron las consecuencias—levantó la barbilla de cada uno con una leve caricia y ocasionó un sonrojo en sus jóvenes rostros—no quiero decir que apoyo lo que están haciendo pero por favor, traten de actuar con más prudencia, estoy segura de que fuera de este lugar los están esperando ya y me temo que no podremos ayudarlos mucho.

—Fleur, Tonks, muchas gracias, enserio—contestó Harry.

Ron aún se encontraba en shock, tenía sujetada en su brazo a una mujer con la mirada perdida y ninguno de los dos podía soltar palabra alguna.

—Cuando las puertas se abran, tienen que correr lo más rápido que puedan, traten de no usar las chimeneas porque es más probable que los sigan ¿entendido?—les pidió Tonks— trataremos de despistar a algunos pero no les aseguro nada ya que no podemos dejar que nos conecten a ustedes, cada uno ira por su lado.

Fleur y Tonks le concedieron un último abrazo muy apretado a Hermione y mientras Fleur besaba su cabeza, Tonks susurraba en su oído.

—Prometo que nos volveremos a ver, mientras, yo cuidaré de ella pero por favor, tú prométeme que cuidarás de ti misma y solo si puedes de estos dos zopencos— se alejaron pero no rompieron el contacto— eres tu prioridad Hermione, no lo olvides.

Las puertas se abrieron y Fleur y Tonks desaparecieron de su vista increíblemente rápido. Dejaron a sus espaldas a los chicos y sin voltear atrás escucharon los estruendos de su lucha, la rubia apretó el brazo de su prometida pero ella le impidió regresar, no había manera de que conectaran ambos robos hacia ellas, Tonks se detuvo de golpe comprendiendo lo que acababa de pasar.

— ¡Maldita sea! Amor, dime por favor que tú tienes el guardapelo.

—No, yo... pensé que tú lo tenías—contestó Fleur— es más astuta de lo que deja ver, tienes que aceptarlo.

—Y ahora es muy tarde para hacer algo, solo espero que les vaya bien.

—Así será, ya lo verás.

Salieron del ministerio como si nada hubiera pasado, dejando muy detrás los gritos de la gente y confiando en que los chicos escaparan a salvo. Más tarde se enteraron que el desorden ocasionado no fue algo fácil de ocultar e incluso alguien mencionó sangre.

En la mansión Tonks-Delacour los nervios de todos estallaron al enterarse sobre la aventura más reciente de las chicas, existieron opiniones divididas sobre todos y cada uno de los puntos expuestos, lo que más les preocupaba era, aparte de Hermione, el hurto del horrocrux y como este se encontraba ahora bajo el poder de tres adolescentes que no tenían idea de lo que hacer con sus vidas.

Lista para esto. Fleur y Tonks.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora