Cross

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Durante años, se ha corrido por toda Inglaterra el rumor de que en la vieja casona Phantomhive a la medianoche aparece un fantasma en la ventana principal. Un pequeño espectrito.

Algunos dicen que no es más que una mala broma, otros que el fantasma es el alma en pena del hijo de los condes que falleció de manera aún más trágica que sus progenitores al haber quedado solo en el mundo.

Cientos de investigadores de lo paranormal han trabajado en el caso, más ninguno ha llegado a una buena conclusión, ninguno sabe que es lo que pasa o por qué se aparece aquel chico en la ventana.

Un día de algún mes no muy particular la casa Phantomhive fue puesta en venta, más un comprador no se halló.

Decenas y decenas de propuestas fueron presentadas, más todas fueron retiradas una vez que el futuro comprador visitaba la propiedad, pues todos volvían completamente aterrados sin poder explicar qué fue lo que vieron dentro de aquel lugar, tan sólo huían despavoridos de allí rogando el perdón de Dios.

Luego de algunos años la propiedad había ganado una muy mala publicidad, tan mala que helaba la sangre de cualquiera que la mencionara así fuera con tan solo el pensamiento, todos sentían que su alma sería arrebatada por aquel espectro...


§§§§§


-... Es una buena propiedad, aunque luce terriblemente deteriorada para llevar menos de 5 años abandonada. - hablaba un hombre de azabache caballería observando el lugar desde afuera.

-No tiene caso que le mienta, seguro que ya ha escuchado los rumores. Se dice que aquí aparecen fantasmas y muchas personas han venido a investigar el lugar... Otras tantas han venido a hacer pintas raras para rituales, ya sabe, de brujería. Le sorprendería saber la clase de cosas desagradables que se han encontrado aquí. - hablaba apenada la vendedora, una bella chica de cabellera rosada/rojiza.

-Eso explica muchas cosas entonces. - responde pensativo. -Quiero verla por dentro. -

-¿Es-está seguro? - observa confundida al posible comprador.

-Claro, quiero ver bien el lugar que voy a comprar. -

-Claro, que pregunta la mía. - le entrega un juego de varias llaves. -Son las de algunas habitaciones. Pasé a ver el lugar y yo aquí lo espero. -

-De acuerdo. - abre la puerta principal y se adentra en la casa topándose con el vestíbulo enorme, pero polvoriento y bastante maltratado.

-¡DIOS SANTÍSIMO!-exclama la joven una vez que entra al lugar tras el sujeto. -E-eso es pecado. - señala un muro donde varias cruces de cabeza estaban pintadas.

-Tonterías nada más. - responde el sujeto con un tono burlesco.

-Bueno señor, es que... Eso es una blasfemia, molesta a Dios... Es como adorar al diablo. -

-Esas cruces no tienen tal significado, es una pena que entre más inteligentes se vuelven los humanos, más idiotas son. Eso...- señala el muro. -No tiene nada que ver con el diablo. -

-No lo entiendo...

-Eso no es una sorpresa. - responde con hastío. -Le explicaré; el apóstol Pedro pidió ser crucificado de cabeza al no sentirse digno de morir en la misma posición que su señor, Jesucristo. Esto. - pasea su pálida mano sobre varias de las pintas. -No es más que una mala interpretación de los humanos.-

-¿Y usted cómo lo sabe? Eso no es algo que enseñen siquiera en las escuelas dominicales. -

-Estuve allí, pero ese no es el punto ahora.-

-Oh señor, tiene usted un sentido del humor único y también es muy listo. -

El sujeto por su parte ignora a la joven y sigue con su camino recorriendo algunas de las habitaciones en la planta baja, hasta que llega a una en específico adornada con una elegante puerta doble, la cual se abre apenas la toca.

-Una colección de libros tan exquisita y esos humanos no tocaron un solo ejemplar. Eso explica tanto el porqué de aquellas pintas erróneas. -

-Señor, está puerta jamás fue abierta, por ello no hay un solo dibujo ni nada está maltratado. - responde la vendedora llegando a la habitación inusualmente limpia comparada con el resto de la propiedad.

-Que curioso. - sale de la habitación y camina hasta el otro extremo de la mansión llegando al área del enorme comedor para unas 18 personas. -Las sillas están rotas...

-¡Dios mio! - exclama asustada nuevamente la joven cuando entra junto con el sujeto y ve pintado un tablero de ouija. -Eso no debería estar allí señor, mis disculpas. - habla la joven mientras inútilmente trata de borrar las letras con la manga de su vestido.

-No importa. - sale de la habitación y camina de vuelta a la sala principal donde la elegante escalera doble ahora luce particularmente maltratada.

-Señor, le sugiero que vea la habitación principal, es enorme y tiene una terraza con una perfecta vista de todo Londres. -

-Eso haré. - con elegante andar el sujeto comienza a subir los escalones de uno en uno hasta poco más de la mitad cuando estos se empiezan a hacer añicos bajo sus pies. -Que interesante pocilga... La quiero... ¿Cuál es su precio? -

-3 peniques señor. -

-Le sugiero que revise bien sus notas señorita. - responde volviendo por donde subió.

-No hay error señor, ese es el precio. En realidad es algo meramente simbólico. -

-Muy bien, dime ¿cual es la trampa? -

-No lo entiendo señor. -

-Hablo de que pese a las condiciones, esta propiedad junto con las tierras que la rodean valen al menos unos 120 mil. Y ustedes me la van a entregar por solo 3 peniques. Supongo que aquí hay una trampa burocrática, así que le aconsejo que por su seguridad me diga cual es. -

-Es debido a los rumores señor. La casa tiene muy mala reputación, así que el estado quiere deshacerse de ella tan rápido como sea posible. Por ello ese precio. - revisa sus notas. -El precio real de todo esto es de casi 5 millones, si lo

piensa es una ganga. -

-La quiero, con todo y las cosas que aquí ocurren...


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The Boy at The Window Donde viven las historias. Descúbrelo ahora