Vingt-Huit

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— ¿Estarás siendo feliz, Hyung?

Esas preguntas llenas de esperanza no se acababan. Después de años, Jungkook podía sonreír, dejando un beso en la nueva flor que formaría parte de las demás en ese jardín que había renacido con trabajo y esfuerzo, sin dejarlo de amar nunca.

Una rosa blanca, divina y hermosa.

— Si supieras cuanto pienso en ti, seguro me reprocharías por cabeza dura.  

Se rio por su misma ocurrencia, cubriendo la raíz de esa rosa con la tierra fresca, justo como ese chico que lo reprochaba por cabeza dura le había enseñado. Satisfecho se levanto cuando acabo, sintiendo con sus pies descalzos ese suave césped que había vuelto a crecer. Los guantes dejaron esas manos cansadas y lastimadas, las cuales se esforzaban cada día de ese perseverante chico, quien estaba mas entusiasmado de lo habitual. 

— ¡Oye, superestrella! — Lo llamaron a sus espaldas, enseguida ojeo. — Es hora. 

Yoongi cabeceo hacia ese camino entre los arboles por el que debían regresar y sintiendo un excitante cosquilleo, Jungkook sonrió.

— Pero aun así, yo nunca deje de pelear por ti...

A través de los años, las personas cambian, se renuevan, viven

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A través de los años, las personas cambian, se renuevan, viven. Unas con su pasado olvidado y otras, con el vivo a su lado. 

Allí, yacía un hombre en lo mas hermoso de Paris sintiendo la suave brisa de Otoño, esa que acariciaba sus esperanzas y sueños, diciéndole que debía esperar un poco más e iba a llegar. Esa brisa fue su más leal compañera esos años, viendo sus cambios, sus renovaciones, su risa y su llanto por él. Por él único hombre que Taehyung esperaba y pensaba en todos lados, sobre todo cuando iba a esa hermosa torre y miraba el atardecer, anhelando con su mayor esperanza la libertad de bajar y caminar como esas personas lo hacían, acompañados de su amor. 

Porque Taehyung había hecho promesas y su esperanza aun perduraba. 

Porque una vez lo dijo...

Ese chico siempre iba a buscarlo y Taehyung siempre iba a dejar que lo encontrara.

— Excuse-moi.

Por la sorpresa de esa suave melodía que acaricio su oído Taehyung volteo brusco. Su rostro se puso tan pálido que pareció un cadáver, y ¿Cómo negarlo? Si se le escapo el alma de solo volver a ver esa galaxia reflejada en una mirada. 

— Je ne veux pas vous déranger, mais votre beauté est trop saisissante pour moi, me permettez-vous de vous photographier afin que je puisse faire de vous mon plus grand chef-d'œuvre ?

"No quiero molestarlo, pero una su belleza es demasiado llamativa para mi. ¿Me permitiría tomarle una fotografía para poder hacer mi mayor obra maestra?"

De los ojos le nació un mar de lagrimas y debió sujetarse de la baranda detrás de él cuando ese perfecto dialecto hizo que su corazón terminara de reconocerlo y latiera tan tan eufórico bajo la renaciente llama de amor que resistió los vientos, la lluvia y los tormentos justo, esperando este momento. 

— Petit. — Jadeo, con cada parte de su cuerpo queriendo correr a él. 

— Bonjour mon ange.— Le hizo una reverencia, como si estuviera viendo a su príncipe azul. — Souhaitez-vous m'accompagner dans une promenade à travers la belle ville de l'amour?

"Hola, mi ángel. ¿Le gustaría acompañarme a caminar por la hermosa ciudad del amor?"

Le tendió la mano, junto a esa radiante sonrisa que decoro su emocionado rostro y Taehyung supo que era el momento. Cómo si hubiera renacido, todo su cuerpo se sintió liviano al correr a él y Jungkook lo atrapo envolviéndolo fuertemente en sus brazos, escondiendo su llanto en su hombro cuando volvió a sentir su suave piel y su delicioso aroma después de cuatro años, volviéndose a sentir en su hogar. 

Porque lo era, no importaba en donde estén, en que país, que continente, Jungkook siempre estaría en su hogar, mientras Taehyung estuviera sosteniendo su mano. 

Ahora en las calles de Paris no solo andaba un chico triste con el corazón roto queriendo ser alguien, iba Kim Taehyung, un chico de veintiséis años de un alma fuerte de la mano de Jeon Jungkook, el artista mas aclamado de todo Asia que reflejaba en cada una de sus pinturas y fotografías la perseverancia y la infinita esperanza de volver a ver a su amor. Sonriendo y siendo felices juntos.

Y cegados de amor, ahora se encargarían que eso fuera así, sin importar las adversidades. Porque no podrían soportar otro día bajo la cruel soledad de la separación. Y si no estaban untos, ninguno estaba completo. 

Ahora Jungkook se sentía digno, y Taehyung, libre.

Fin.

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⌱ Lágrima de Tigre. |  𝑱. 𝑱𝒌 • 𝑲. 𝑻𝒉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora