Sept

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Pues sí, "sí" fue la clara respuesta.

Porque Jeon Jungkook visito esa cabaña cada día de la semana aunque fueran tan solo diez minutos, lo que a Taehyung le pareció extraño y dulce, porque cada vez que lo visitaba le llevaba extraños pero deliciosos chocolates que aparentaban ser costosos. Aunque Taehyung no tardo en descubrir que era para no ser golpeado por ser tan preguntón, porque a Jungkook nunca parecían acabársele las preguntas.

 ¿Qué es ese diadema que tanto usas?

Otra de ellas, aunque después de unas semanas a la que Taehyung más le había extrañado no oír. De cierta forma, estaba muy preparado para ella.

— Mi abuela, quien me crío, me lo obsequio antes de morir.

Enseñando una pequeña sonrisa, Taehyung avanzó hasta la ultima pila de libros que le quedaba por acomodar en la biblioteca que había terminado  de secarse después de pintar, mientras Jungkook lo oía atento terminado de dibujar unos lindos detalles a sus lados.

— Me dijo... "Mientras uses esto siempre serás el más bonito, sabio y saludable. La abuela siempre te cuidará y te amará desde donde sea que esté mientras lo lleves contigo."

— No mintió.

Taehyung alzó la mirada curioso por el tono usado, encontrándose con Jungkook asomado solo para mirarlo, decorando una de esas sonrisas coquetas a las que Taehyung se empezaba a acostumbrar con su ceja arriba.

— Claro que no, la abuela nunca miente. — Dijo seguro. — Por eso siempre estoy saludable y amo aprender.

Jungkook soltó una risilla por su inocencia y regreso a su trabajo.

— Y eres el más bonito. — Añadió.

Taehyung agacho la mirada al sonreír apenado, intentando esconderse detrás de los libros que acomodaba.

— Hay millones de cosas más bonitas que yo.

— ¿Cómo por ejemplo?

Hubo una pausa. Taehyung pensó.

— Ella vivió en Francia gran parte de su vida, y me dijo que era el lugar más bonito que existía. — Dio como ejemplo. — Deseo ir algún día.

— ¿A Francia? — Volvió a asomarse, un tanto inquieto. — Pero eso está muy lejos, y ni siquiera hablas su idioma.

¿Qui a dit non, Petit?

Jungkook quedo fuera de órbita al oír ese extraño hablar. Con la clara expresión de "Recalculando" volvió a asomarse a un lado de la biblioteca, encontrándose con ese rostro casi ofendido que alzaba ligero las cejas.

— Ah... ¿Que? — Siseó desconcertado. — ¿Petit?

Taehyung se rio de su ignorancia y su adorable rostro queriendo comprender.

— De pequeño mi abuela me enseñó un poco. — Volvió a hablarle en su idioma. — "Petit", significa "Pequeño"

— ¿Por que llamas "pequeño" a alguien más alto que tu?

— Porque tengo cuatro años de experiencia extra.

— Wi, wi, mesieg. — Bromeo el azabache.

Taehyung retorció la expresión al oír ese desastroso hablar francés.

— Vaya, tu pronunciación es desastrosa. — Fue sincero, tan transparente como siempre solía serlo.

— Oh, Auch.

Jungkook se puso una mano en el pecho dolido, bajando el pincel que coloreaba la biblioteca.

— ¿Me vas a dar clases ahora?

Si vous voulez, monsieur.

Volvió a ese extrañamente seductor hablar y Jungkook sintió sus oídos agradecerle por prestar más atención a esa perfecta pronunciación tan natural. Incluso en eso, Taehyung era increíble.

— No sé qué acabas de decir, pero sea lo que sea acepto.

Cegado por su divina atracción hacia ese increíble hombre, Jungkook adoró todo lo que hacía y cada vez, se sentía más interesado. Taehyung cada vez fue cayendo más en esos brillosos ojos que siempre parecían encantados por verlo y su corazón se sintió cómodo cada vez que Jungkook lo acompaño en esas tardes que dejaron de ser de fría soledad.

En un tiempo lo logró. Comenzó a sacar a la luz despacio esa poca confianza que Taehyung aun tenía para dar, él se la ganó.

Fue como su historia de amor comenzó.

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⌱ Lágrima de Tigre. |  𝑱. 𝑱𝒌 • 𝑲. 𝑻𝒉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora