EAGAN.

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 –Vale, aquí voy

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 –Vale, aquí voy. Tijeras.

–Aquí tienes– me las deposita en la mano que tengo extendida y cuando las tomo trato de concentrarme y hacerlo con cuidado, con esa precaución que sé y que todos saben que no tengo.

–Pegamento– pido una vez que termino de usar las tijeras extendiendo mi mano de nuevo hacia ella.

Ella, que solo me observa con ternura.

Preciosa.

–Pegamento– sale de sus labios mientras me lo deposita en la mano.

Intento que quede bien, intento que coincidan las esquinas pero...

–¡Carajo, esta chueco!

–No lo está, sigue que lo estás haciendo bien.

–No mientas preciosa, el tuyo está bien– digo levantando la cabeza para verla y la poca paciencia que tengo no me está ayudando en esto– el mío...

–A mí me encanta– me toma del rostro con sus pequeñas manos repartiendo besos haciéndome sonreír–termínalo que ya es momento de que estén en el lago.

–¿Y si lo dejo así?

–No.

–Pero puede funcionar....

–Por supuesto que sí pero a la vista, y el plan era que flotaran Eagan.

–Está bien. ¿Skade?

–¿Sí?

–Necesito un poco de Vágy– suelta una carcajada y se acerca con el vaso de vidrio que se va escarchando suavemente por el contacto con sus manos.

–Una perfecta combinación de frutos rojos.

Dice bebiendo un poco desde otro vaso de vidrio. Una bebida que fue creada desde el deseo, el deseo de no estar satisfecho con el hecho de probar las cosas de una en una sino que con esa necesidad de querer todas de golpe.

Eso sí, solo frutas rojas.

Una bebida antigua y regenerativa, que es algo típico de mi Reino, todo el mundo siempre esta con un vaso de estos en las manos, siempre acompañando desde tiempos inmemorables a cada ser de fuego.

Pasan los minutos y me enfoco en hacer el barco de papel como puedo, como me sale y estoy fracasando un poco pero no es porque no me salgan o nunca los haya hecho sino que estamos haciendo unos muy grandes porque Skade quiere ponerle un par de flores encima y lo que realmente jode es que las flores no se quedan en su maldito lugar.

Cuando logro terminarlo me acerco hacia ella que se encuentra sentada observándome con calma con esa paciencia que por supuesto no está en mis genes pero que ella y su gente sí que los caracteriza.

La tomo de la mano para dirigirnos hacia el lago y antes de poner a prueba los barcos de papel quiero darle de probar uno de los nuevos postres que hice así que voy acomodando los almohadones para que ella este como la quiero siempre y es cien por ciento cómoda. Me acomodo arriba de estos y tomo a Skade de su pequeña cintura sentándola en mi regazo y automáticamente su cabeza reposa en mi pecho.

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