PASADO
Ya pasaron los días, las semanas y los meses, paso ese tiempo el cual ambos Reinos estaban preocupados por lo que podría suceder. Lo que no imaginaron es que toda esta etapa de estudios y entrenamientos haya terminado de la mejor manera que alguien pudo pensarlo.
Ambos herederos estaban en camino hacia la entrega de diplomas y medallas.
Ambos hijos de las Reinas Eira Nix y Adara Cinere estaban cada uno a la espera de que finalice este día para continuar con lo que deparara el futuro. Ese futuro incierto que solo aguarda promesas cargadas de dudas.
La Universidad estaba en el pico más alto del éxtasis ya que por fin finalizaba esa grata estadía de la pequeña niña hielo que vivió experiencias llenas de alegría y aprendizaje en donde tuvo el honor de ser independiente a medida que tomaba sabiamente sus decisiones. Esa etapa en donde pudo madurar y crecer personalmente, y convertirse en esa admirable mujer que hoy en día es amada por su pueblo.
La Isla estaba vuelta un caos, las personas iban y venían preparando todo porque el heredero al trono estaba en su habitación retirando sus pertenencias para poder por fin decirle adiós a este lugar que lo acogió, que lo resguardo y que con orgullo pueden decir que el niño fuego estuvo en sus tropas dando lo mejor de él, en donde demostró su valía y valentía.
En donde pudo ser un poco más fuego y sacar a relucir ese lado que desconocía de él mismo.
Príncipe y princesa estaban en sus respectivas habitaciones mientras se arreglaban para terminar con este enorme paso que dieron en sus vidas. Recordando lo último que vivieron juntos que fue hace dos días y por obras del destino la graduación y la condecoración estaban programadas el mismo día así que no perdieron el tiempo para vivir algo mucho más que devorarse, algo más que ese choque cósmico que los convierte en lo que son.
–El cielo acaparo mucho tus ojos, es mi turno preciosa– Eagan alza sus manos que cubren el pequeño rostro de su mujer depositándole un largo beso en sus labios.
–Mira– le dice sonriendo mientras indica el oscuro cielo– las estrellas están así de brillantes por los actos de tu grandeza mi hermoso infierno.
–Necesito que me expliques que hacer contigo preciosa, eres demasiado para mí– la levanta del suelo haciendo que ella enrolle sus piernas a su alrededor, mientras lo mira con esos ojos grises soñadores. Esos ojos que son exactamente lo que la leyenda de la Bestia de las Montañas Legendarias dicen, esos que son capaces de ver el alma de los demás.
Dos diamantes preciados y puros que reflejan la valentía y el valor, la pureza y la bondad de ser portadora de tan hermoso regalo.
Y entre medio de risas, de besos y de mimos ambos se despidieron con lágrimas en los ojos por la emoción que no daba tregua a sus corazones.
Un momento lleno de promesas y de ilusiones. Un instante que fue el más dulce de la noche.
Ese segundo en que se miraron a los ojos por última vez y se susurraban ese infinito amor que se tienen y merecen.
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AETERNUS
FantasySon los próximos herederos. Son una profecía. Son la muerte. Obra Registrada por Safe Creative 2109039157322