EAGAN.

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PASADO

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PASADO

Tengo a Skade en mi cama su espalda y su hermoso culo contra mi torso y mi brazo levanta su pierna derecha abriéndola para mí. La tengo de costado y toda vulnerable recibiendo cada embestida, cada estocada en su apretado y húmedo interior. Es increíble la resistencia física que tiene para tolerar tantas corridas y tantas horas estando ida y totalmente envuelta en mi testosterona que la rompen y doblegan a esto.

–Córrete para mi preciosa– le pido más para un gocé mío, me satisface sentir como sus músculos internos se estrechan alrededor de mi falo, como las contracciones de su dulce interior me absorben.

–¿Así?– pregunta girándome la cabeza para besarme y dirigiendo la mano hacia la unión de nuestros cuerpos sacando mi pene de ella para moverse y acomodarse arriba de mí metiéndosela de nuevo.

Se contornea para llegar a su orgasmo sin dejar de montarme, veo como empieza a desbaratarse, a desquiciarse saltando arriba y abajo sobre mi dura erección. Esta por correrse así como se lo pedí. Su aroma solo hace que levante las caderas acompañándola en el movimiento arremetiendo con fuerza dándole su orgasmo que la toma por completo haciéndola temblar.

Sigo embistiendo dentro de este pequeño coño que es mi paraíso personal, mientras la sostengo con firmeza y ella jadea sin poder contenerse, siento como otro orgasmo la golpea desplomándose encima de mí, la mantengo sujeta sin dejar de penetrarla, ignorando por completo la sensibilidad que está sintiendo por correrse tantas veces. Doy las últimas estocadas y me corro dentro de ella dejándole hasta la última gota dentro.

Dejo que su respiración vuelva un poco a la normalidad, levanto su rostro depositando un beso en su mejilla para relajarla. Me siento con ella todavía encima de mí y la tomo en brazos sacándonos de la cama dirigiéndome hacía el baño, la enorme bañera nos espera para poder limpiarnos y sobre todo para poder mimarla más de lo que ya hago.

Mi instinto protector hace que la consienta con cualquier cosa que me pida, una vez que se hace el lazo de eternidad las personas que lo poseemos estamos programados para cumplir con todas las necesidades de nuestra pareja porque si no lo hacemos sentimos que fracasamos como compañeros o elegidos y esto no es algo que me sorprenda de mí mismo porque literalmente desde que tengo uso de razón vivo por Skade, vivo para cuidarla, consentirla y mimarla.

Lo que si me sorprende es que ella nunca se comportó de manera caprichosa o algo por el estilo. Yo soy todo lo contrario porque sí soy caprichoso, soy un total consentido en lo que necesito de ella, todo el tiempo Skade me está mimando porque sabe que lo necesito.

–¿Estas bien preciosa?– le digo sintiendo sus ansias abrumando el lugar.

–Lo estoy–dice pasando sus manos por mi cabello acariciándome, acercando su boca a la mía dándome un beso suave y lento. Se queda en silencio unos segundos y tira del lazo haciéndome sonreír– solo algo emocionada por recorrer los caminos de aquí.

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