VII

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El sultán se levantó de su asiento al escuchar la noticia que uno de sus guardias traía para el.

—¡¿dónde está Cihangir?! ¡¿Dónde está mi hijo?!— Dijo al borde de la desesperación, pues aquel hombre frente a él sólo había mencionado pocas palabras. "El carruaje del príncipe Cihangir fue atacado"

—Su alteza... Esta en los aposentos de la sultana Hürrem.— Solimán salió rápidamente de su lugar de trabajo para ir a los aposentos de su esposa.

—¡Cihangir! ¡Estas a salvo!— Hürrem abrazaba a su hijo dejando un beso en su frente. Aunque había llegado a salvo la sultana no podía evitar preocuparse. Cuando los jenizaros le habían informado su corazón se había estrujado. —gracias a Allah estas a salvo.

—Madre, estoy bien. No pasó nada grave conmigo, todo gracias a Balik. Ella me protegió, arriesgó su vida por mi.— Balik miró a la sultana la cual le sonrió agradecida. —Madre, la daga que ella tenía. ¿Se la diste tú? ¿Verdad? Balik... Dijo que te preocupaste mucho cuando mi padre autorizó que saliera, entiendo porque después del atentado. Solo, me hubiera gustado saberlo.

—Cihangir, nunca voy a dejar de ver por tu bien. Balik es una chica fuerte, lo sé gracias a Rustem paşa. Ella es tu favorita, estaría contigo en todo momento, por eso, le pedí que te protegiera.
Balik, debo darte las gracias por defender a mi hijo... De verdad estoy agradecida, puedes pedirme lo que quiera. —Balik se acercó a Cihangir colocándose a su lado mientras veía a la sultana Hürrem.

—sultana, mi vida pertenece a mi príncipe ahora. Su alteza es lo único que me queda para seguir viviendo.
Lo único que podría pedirle es que me deje seguir a su lado. Que no me separe de él.— Hürrem sonrió mirando a la chica, había resultado ser distinta a como imaginó, una revoltosa que seguramente trataría de escapar o pedir su libertad, pero ahora mismo esa mujer frente a ella, estaba pidiendo permanecer a lado de su hijo.

—¡Atención! ¡Su majestad el sultán Solimán!— La llegada del sultan fue anunciada, Balik agachó su cabeza para recibir al sultán.

—¡Cihangir!— El sultán se acercó a su hijo abrazándolo, justo en ese momento se sintió aliviado, su hijo estaba con bien. —le agradezco a Alá por traerte de regreso con bien. —Solimán llevó su mirada hacia la joven al lado de su hijo, observó a detalle los rojos cabellos similares a los de su esposa igual que sus ojos verdes, pero lo que más llamaba su atención era un par de machas rojas sobre su vestido. —Levanta la cabeza.

—Padre, ella es mi favorita... Balik— La mirada ruda de Solimán no dejaba de ver a Balik.

—Solimán, ella es la muchacha, de la que le hablé hace unos días.

—La mujer que vino del mar. Balik. Cuando me dijeron que eras una criminal, pensé en mantenerte lejos de mi hijo.
Hace unos momentos la noticia del atentado me hizo alterarme, no sólo eso, también, me informaron que una mujer defendió a mi príncipe con la brutalidad de un jenizaro. ¿Cómo una mujer tan pequeña puede hacer eso?
¿Cómo se que tiene buenas intenciones? ¿Realmente debería dejarte junto a mí hijo?

—Padre...

Balik levantó su vista hacia el sultán. Su cuerpo tembló un poco, la figura de Solimán era imponente, mucho más imponente que las personas que estaba acostumbrada a tratar.

—Su majestad. Tiene razón, soy una criminal que un día llegó a su palacio al ser detenida. Ciertamente pensé en escaparme como fuera posible, sin importar sobre quien pasará.
Pero... El príncipe Cihangir se convirtió en mi prioridad, la única razón de mi existencia. Soy Balik, la elegida por la sultana Hürrem para acompañar a su alteza el príncipe, la favorita de mi príncipe. Mi vida, pertenece ahora a él.
No tengo nada más en la vida, perdí a mi madre, a mi padre y amigos. Estaba sola en este mundo.
Cuando fui elegida por su alteza, mi nueva razón de ser apareció. —Hürrem miraba orgullosa a la joven pelirroja mientras Solimán seguía mirándola cada vez que hablaba. —Si desea alejarme del príncipe tendrá que hacerlo arrebatadome la vida, por que lejos de mi príncipe, no tengo más razón para existir.— Solimán miró a su esposa la cual le sonrió.

—Desde ahora, tu deber es estar con el príncipe.  No sólo serás su favorita, a partir de este momento, eres la guardia personal de mi hijo. Si la sangre de mi hijo es derramada la tuya también lo será.— Cihangir miró sorprendido a su padre, pero su expresión cambió rápidamente a una sonrisa al ver la reacción Balik.

Balik se arrodilló frente al sultán y la Sultana.

—Protegeré con mi vida al príncipe, si me equivoco mi vida debe ser arrebatada. Si el príncipe necesita una espada yo seré su espada. Allah me guiará por el camino correcto y me permitirá mantener a salvo a su alteza

—Amén.

—A partir de ahora, tu nombre ya no será Balik.  Tú nombre será Deniz Hatun

El ángel del imperio Cihangir, El Sultán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora