IX

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Si Deniz pudiera definir aquella noche, usaría una simple palabra, Mágica.
Podía sentir al suave sanción de sus labios moverse al mismo ritmo que los del príncipe, recordaba perfectamente como estos besaban su cuello, como las manos de Cihangir recorrían su espalda hasta sus hombros, la tela de aquel vestido se recorría hasta dejar descubierto su clavícula y pecho, fue entonces que sintió aquel sonrojo sobre sus mejillas y a la vez podía observar el mismo en el rostro del príncipe.

—Tu piel, tiene un buen aroma, es tan suave en esta zona.. Mis manos parecen tocar un pedazo de seda... Están felices— Deniz sonrió, tomó la mano de Cihangir y la llevó hacia la zona izquierda de su pecho.

—¿puede sentirlo alteza? Mi corazón se mueve rápidamente, está feliz, emocionado, se siente cómodo con usted, mi cuerpo tiembla alteza, es una sensación nueva pero agradable, no lo había sentido antes pero, se estoy consciente de cómo se le llama a esto.— Deniz dejó un beso pequeño sobre los labios de Cihangir mientras quitaba aquellos botones de su vestimenta. —Deseo. Deseo unirme a usted mi príncipe.— Cihangir acarició el contorno del rostro de Deniz a la vez que ella quitaba la parte superior de su vestimenta, al pasar sus dedos sobre sus labios, Deniz tomó su mano y dejó algunos besos sobre cada uno de sus dedos y nudillos. —Usted ¿me desea también?

—Eres más que un deseo, Deniz, te has convertido en mi necesidad. Te necesito.— la sonrisa de Deniz iluminó su rostro, se levantó de las piernas del príncipe colocándose de pie frente a él.

—Mírame  sólo a mí, desde ahora alteza, que su necesidad sólo sea yo— Deniz dejó caer su vestido al suelo, Cihangir miró a la mujer frente a él a detalle, se puso de pie para abrazarla y volver a unir sus labios, con sus manos unidas y sus dedos entrelazados ambos caminaron hasta que Deniz se recostó sobre aquella cama.
Los besos, las caricias, sus cuerpos juntos sin nada encima que estorbara en el contacto del uno al otro, Cihangir miraba la expresión de aquella mujer en el momento de la unión de ambos.
Deniz jadeaba igual que él lo hacía, pero aún con el cansancio y el sudor, no quería parar, no aún.

—Alteza...

—Eres la mujer más hermosa que he visto... Deniz, estoy enamorado... De ti.— La pelirroja sonrió llevando sus manos a las mejillas de Cihangir besandolo de manera tierna.

—Lo amo mi príncipe... Su mujer del mar lo ama, soy suya ahora alteza.—   La noche pasó de manera lenta para ellos, o así era como ese momento se sentía, el tiempo se había detenido para ellos no existía nada más que ellos dos.

...

El día siguiente, Deniz se despertó por las caricias que Cihangir hacia en sus mejillas, el príncipe llevaba unos minutos despierto y dsfrutaba de verla dormir a ella, en cuanto los ojos de la chica se abrieron Cihangir le sonrió recibiendo una sonrisa también de parte de Deniz.

—Buenos días alteza..

—Buenos días, mi Deniz— Cihangir beso la frente de la chica y se recostó de nuevo para admirar su rostro, podría hacerlo todo el tiempo pero un llamado a la puerta hizo que desviaran su atención uno del otro.
—Adelante— uno de los sirvientes se adentró en la habitación, hizo una reverencia y no levantó su vista al no ser ordenado.

—Su alteza. La sultana Mihrimah  ha enviado esto para usted.— El sirviente le entregó una carta y después de eso Cihangir le hizo una seña para que se retirara.

—Mi hermana, me invita a una reunión con el resto de mis hermanos, Deniz, vendrás conmigo también.

—Es mi deber alteza— Deniz se levantó de la cama acomodándose aquel vestido. —Iré a arreglarme para estar presentable ante su alteza y la sultana Mihrimah. Lo veré en un rato mi príncipe

El ángel del imperio Cihangir, El Sultán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora