VIII

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Ahora su nombre era Deniz, el nombre dado a ella por el mismo sultán.
La chica limpiaba su cuerpo y su rostro en los baños, el agua era relajante y sentía como le limpiaba toda la sangre que había quedado en ella. Su tranquilidad no duró demasiado, las demás esclavas llegaron a tomar su baño, se mantuvo lejos de ellas soportando las miradas.

Rápidamente se dio un último enjuague y salió de ahí yéndose a sus aposentos, hacia unos días que no había visto a Hatice, la extrañaba un poco pero suponía que estaba ocupada.

—Las ropas, son más ligeras y cómodas— Gracias a su nuevo trabajo sus prendas habían sido cambiadas, aquellas le permitían moverse libremente y también tenían aquel cinturón para colocar una daga, la espada sería entregada ella después, pero ahora mismo no podía salir con esas prendas, más bien, no era correcto ir así con el príncipe quien había mandando a llamar por ella.
Acomodó sus cabellos de manera que no se vieran revoltosos,  colocó aquel velo sostenido con una diadema sencilla y salió de la habitación para ir con Cihangir

...

Cihangir leía un poco en su habitación hasta que escuchó el sonido de la puerta.

—Adelante—la mujer que entró le dedicó una sonrisa, Cihangir dejó el libro a un lado mientras iba directamente a abrazar a su tía. —Sultana Fatma.

—Cihangir, mi príncipe héroe. ¿No te aburres de estar todo el tiempo leyendo?— La sultana preguntaba mientras veía a Cihangir.

—No, la lectura, es lo único que me mantiene entretenido.

—Deberías pasar tiempo conmigo Cihangir, salir y despejarnos.

—No me gustaría molestarla sultana.

—Tal vez, yo no puedo entretenerte, pero se quien su podrá—Fatma volteo hacia la puerta la cuál seguía abierta, una hermosa joven de canellos dorados se adentro en la habitación colocándose a un lado de la sultana haciendo una reverencia. —No seas tímido Cihangir, solo basta con una orden tuya y tendrás a las mujeres más hemosas para ti

—No... No es eso sultana— Cihangir respondió, miraba a ambas mujeres y aunque aquella esclava era hermosa no quería tener algo con ella. —Sultana, le agradezco mucho que se preocupe por mi, pero yo tengo ya a una favorita de hecho ella— Cihangir levantó su vista viendo a la pelirroja en la puerta que recién llagaba, el príncipe sonrió ampliamente caminando hasta ella ofreciendo su mano. Deniz tomó esta caminando con el hasta la sultana, Deniz hizo una reverencia al estar frente a ella.

—Sultana

—Ella es Deniz, mi favorita. Sultana me alegró mucho su visita, pero, ahora mismo me gustaría quedarme solo con ella.

—Ya entiendo. Bueno, mi príncipe... Me iré ahora. —Deniz sintió la última mirada de parte de Fatma, una vez ella y la esclava se fueron la puerta fue cerrada.

—Mi príncipe. Espero que haya descansado estos días del viaje y que se encuentre muy bien. —Cihangir sonrió mientras guiaba a Deniz hasta la cama sentándose en la orilla de esta junto a ella.

—No necesitas formalidades ahora mismo Deniz.
Deniz, ese nombre te queda bien, mar... Es perfecto para ti. Eres tan hemosa como este.

—Alteza... Usted siempre me llena de halagos. Es por eso que, traté de verme muy bien, aunque apenas puedo acomodar mi cabello y verme como una.... Mujer— Cihangir tomó delicadamente el mentón de Deniz, acarició este con ternura mirándola finamente a los ojos, aquel azul y verde se reflejaban entre si, no había más sonido que el de sus respiraciones pero no era incómodo, Deniz se acercó a él igual que Cihangir lo hacía, la cabeza de la chica se inclinó ligeramente hasta que los labios de Cihangir se encontraron con los de ella dando un beso lento y delicado.

El primer beso de ambos, lleno de torpeza, inocencia y ternura. Podía describirse de tantas maneras. Los labios del príncipe se movían ligeramente hasta encontrar el ritmo adecuado manteniendo este haciendo de aquel beso uno duradero, en cuento se separaron la sonrisa de ambos se mostró de inmediato igual que el sonrojo en sus rostros

—Alteza... Sus labios son suaves. Mi padre siempre me dijo, que los besos eran mágicos y lindos si se daban con la persona correcta. Ella tenía razón, porque así fue como lo sentí

—Estoy maravillado contigo Deniz, eres la mujer más hermosa que he visto, belleza salvaje, belleza única y especial. Supe que serías importante para mi, desde que te vi golpear a ese guardia— Deniz comenzó a reír un poco al escuchar sobre el guardia. —Tu risa trajo alegría a mi, quiero tenerte cerca.— Deniz se puso de pie para colocarse frente a Cihangir, colocó sus manos en sus hombros y se acercó a su rostro besándolo de nuevo.

—Soy su favorita... ¿Siempre lo seré verdad? Si es así, puede tomar mi vida, puede tomar mi ser.... Puede tomar mi cuerpo alteza.

El ángel del imperio Cihangir, El Sultán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora