III

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—Madre, debo volver a mi palacio, pero regresaré para recibir a mis hermanos— dijo la sultana Mihrimah quién había estado pasando el rato junto a su madre. —¿dónde está Cihangir? Me gustaría despedirme de él.

—Oh, no lo sé, debería estar estudiando. ¡Sumbul! ¡Sumbul!— En cuanto hürrem llamó a Sumbulag este se adentró en los aposentos haciéndolo reverencia ante las dos sultana. —¿has visto a Cihangir? No he tenido noticias de el después de lo del balcón.

—Oh, el príncipe Cihangir ha estado en sus aposentos desde entonces sultana— Dijo Sumbulag con ese característico tono que lo caracterizaba al momento de hablar. Hürrem se levantó de donde estaba sentada.

—¿por qué? ¿Le duele algo?

—¡oh, no, no, no! No se preocupe sultana.. Él príncipe ha estado con la muchacha que usted eligió para ella. No ha salido de la habitación por esta con ella.— al escuchar eso Mihrimah miró a su madre extrañada y Hürrem estaba de la misma manera pues su hijo se había negado a tener un harem pero ahora mismo estaba con aquella esclava. —El mismo fue a buscarla al harem.

—Cihangir parece haber cambiado muy rápido de opinión sobre el harem. ¿Quién es esa esclava que escogiste para él, madre?

...

Mientras tanto, la habitación del príncipe se había llenado de risas de parte suya, no podía dejar de admirar a la joven pelirroja la cual le contaba muchas cosas con ayuda de dibujos hechos por ella misma además de que la chica hacía varios gestos y movimientos que hacían de sus historias lo mejor para él en esos momentos momentos

—Esa fue la primera vez que subí hasta la vela más alta, fue genial ver todo desde ahí.
Ah, también recuerdo cuando caí al mar de noche

—Creo que el agua altas horas es demasiado fría. ¿Qué pasó después de que cayeras?- preguntó con curiosidad sin despegar la vista de la joven.

—¡ahh... Fue horrible!— Balik se abrazó a si misma mientras imitaba los movimientos del temblor que solía dar cuando una persona tenía frío. —El agua era tan fría que apenas y pude reaccionar para nadar hasta la cuerda que los demás me lanzaron. Después de salir no terminé de temblar por un buen rato y todos rieron de mi mucho tiempo. Pero... Después los empuje a ellos y todos estuvimos temblando de frío por un buen rato.— Cihangir sonreía mientas veía como el rostro de Balik se veía más iluminado que antes. Le agradaba verla así, le hacía feliz tenerla con él.

—¡Atención, la sultana Hürrem, la sultana Mihrimah!— Se escuchó a través de la puerta de la habitación la voz de sumbul anunciando la llegada de ambas sultanas.
En el momento en en el que se abrió la puerta Balik agachó su cabeza. Cihangir le había explicado lo que debían hacer cada que alguno de sus padres o hermanos pasaba por donde ella estaba. Cihangir se levantó de la cama para hacer lo mismo y entonces la sultana Hürrem entró a la habitación y detrás de ella entró Mihrimah.

—Madre. Hermana.— cihangir fue hasta ellas para besar la mano de su madre y hermana.

—Cihangir, cariño. Estaba preocupada, pero ya veo que tenías compañía—  Hürrem miró a Balik mientras está aún estaba en reverencia.

—Quería despedirme de ti hermano, regresaré a mi palacio, pero me dio curiosidad. Sumbul dijo que mi hermano menor estaba con una de las esclavas.

—Si, madre, hermana. Ella es Balik. Es la joven que vimos esta mañana. ¿Es muy bella verdad?— aunque no las veía, Balik podía sentir la mirada de las dos encima de ella.

—Balik. Bello nombre. Señorita, levanta la cabeza, dejanos verte.— poco a poco Balik levantó su cabeza viendo a ambas sultanas las cuales le miraban suavemente. Los ojos de Balik no habían visto a mujeres tan hermosas desde hace tiempo, realmente se sorprendió con la belleza de Mihrimah y de la sultana Hürrem

—Balik... ¿De dónde vienes?

—mi lugar de origen, es Ucrania, pero he estado lejos de este desde hace mucho tiempo sultana. He navegado en el mar de un lugar a otro junto a mi padre y... Amigos.

—¡Si, Mira madre!— La emoción con la que Cihangir habló llamó más la atención de Hürrem y Mihrimah, el príncipe tomó entre sus manos aquellos dibujos que Balik había hecho, algunos eran simples pero otros se hacían más detallados, especialmente en los que se veían barcos el mar. —Me ha contado, lo maravilloso que es navegar y sobre lo que antes hacía, ella es asombrosa.

Hürrem miraba a la chica y luego sus dibujos, colocó una pequeña sonrisa, le hacía feliz ver a su hijo sonreír y además de eso, aquella muchacha le recordaba a ella cuando llegó al castillo, era tan parecida, además, eran del mismo lugar. Con cuidado regresó los dibujos a Cihangir y sonrió para él acariciando su mejilla.

—Cihangir mi corazón, me hace feliz verte sonreír de esta manera.— se acercó a él besando su frente y luego se dirigió a Balik. —Gracias... Balik. Hice una excelente elección contigo.— Balik hizo una reverencia al ver que Hürrem se retiraba de aquella habitación

—Hermano, no dejes que esta sonrisa se borre. Nos veremos pronto

—Gracias hermana. —Mihrimah sonrió abrazando a Cihangir. Balik hizo una reverencia también para ella, a cambio Mihrimah sonrió amablemente saliendo de los aposentos

—la sultana Hürrem y la sultana Mihrimah, que bonitas son.
Parecen.... Angeles, ya veo. Usted también parece un ángel igual que ellas. Se parece mucho a su madre príncipe.— Balik dijo con una sonrisa mientras veía a Cihangir, este sonrió mientras tomaba asiento de nuevo.

—Mis hermanos son mucho más parecidos a ella. Yo, no...— Cihangir no terminó de hablar, suspiro mirando al espejo que estaba frente a él, Balik se acercó tomando asiento a sus lado, era bastante obvio lo que el príncipe miraba.

—Usted es un ángel alteza. Incluso... Sus alas siguen detrás de usted.— Cihangir volteo para verla. —Antes vivía con los ángeles, por eso aún tiene su remanente de las alas.

El ángel del imperio Cihangir, El Sultán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora