XIV

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—¡Atención, el sultán Solimán el magnífico!— La llegada del sultán fue anunciada, Cihangir y su esposa Deniz recibían al sultán en la entrada del palacio, a diferencia de los demás invitados, el sultán había llegado desde las primeras horas de la mañana del día acordado.

—Majestad. —Cihangir hizo una reverencia tomando la mano de su padre para dejar un beso sobre esta, Deniz de igual manera saludo al sultán con una reverencia evitando agacharse demasiado debido a su vientre abultado por los meses que llevaba en cinta.

—Cihangir, Deniz. Me alegra mucho ver que su matrimonio va muy bien y que pronto nacerán nuevos integrantes de esta dinastía. Que todos sus hijos nazcan con bien.

—Allah mediante majestad.

—Padre, has llegado antes que todos para el recorrido, si nos ponemos en marcha ahora podremos terminar antes de que la reunión comience.
Deniz, se que quieres venir conmigo pero no quiero que te camines demasiado, tampoco que llegues a tener síntomas de mareo mientras estamos en el puerto.— Deniz entendía perfectamente las palabras de su esposa, debido a su embarazo había estado débil e indispuesta para ciertos trabajos y lugares.

—Esta bien alteza, yo me quedaré aquí para asegurarme que todo este en orden. Alteza, majestad. —Deniz hizo una reverencia y se adentró en el castillo para ir con Hatice quien le ayudaba con la preparación de la celebración junto al resto de las sirvientes.

El sultán y el príncipe habían llegado al puerto donde se veían varias tripulaciones, algunas recién llegaban y otras se ponían en marcha.

—Esta zona es muy rica en peces, los pescadores hacer una excelente colecta de mariscos, de muy buena calidad.— Cihangir explicaba mientras caminaba a la par con su padre.

—Veo que has sabido aprovechar la zona pesquera.

—Sobre eso, quiero presentarle a una tripulación en especial majestad.— Cihangir guió a su padre hasta uno de los barcos. Al ver al príncipe y al sultán entrar aquellos hombres se apresuraron a recibirlos con una reverencia.

—Majestad, alteza...— Dijo el mayor de estos.

—Capitán Kilmihan. Padre, ellos son, los compañeros de Deniz. Bueno, unos pocos, por petición de mi esposa he decidió que trabajen como pecadores.

—Esa es una decisión peligrosa Cihangir.

—Se que lo parece, pero padre, he decido, si tengo que enfrentarme a las consecuencias lo haré como un gobernante debo arriesgarme algunas veces. Además, confío en ellos.

—¿Por qué estas tan seguro?— el sultán miró a Cihangir quien miró al capitán para que pudiera hablar.

—Majestad, tiene razón en desconfiar de nosotros, fuimos saqueadores por mucho tiempo. Pero hay algo que podemos asegurarle. Balik... A quien ahora conocen como Deniz. Ella fue nuestra luz, nuestra pequeña, ella es feliz sirviendo al imperio y eso basta para nosotros su familia. Al igual que ella entregamos nuestra vida al imperio, juramos lealtad a su alteza el príncipe, y a usted.
No dañariamos a Balik, ni siquiera manchariamos su reputación.

...

El cansancio era uno de los síntomas que más solía afectar a Deniz, no le gustaba tener que reposar a casa instante pero su hijo lo pedía.

—Bebé... Eres un flojo, no dejas que mamá ayude mucho.— Decía mientras tomaba asiento y acariciaba su vientre con ternura. — ¿puedes escuchar a mamá? ¿Quieres que cante para que duermas?— la pelirroja comenzó a cantar mientras el movimiento de sus manos sobre su vientre seguía de manera constante y delicado.

La sultana Hürrem había llegado al palacio, había sido recibida por las sirvientes e informada de que el sultán y el príncipe estaban fuera, la sultana decidió entrar para acompañar a la pelirroja, mientras caminaba por los pasillos escuchó la suave voz de Deniz en aquella sala de estar, aquella canción la conocía bien, solía cantarla a sus hijos cuando eran pequeños, al entrar a la sala la imagen de Deniz le parecía bastante tierna, al ver a la sultana la chica dejó de cantar para ponerse de pie y saludar a la sultana Hürrem con una reverencia.

—Sultana... Bienvenida.
—Deniz, no tenías que levantarte, debes estar agotada.— Dijo mientras le ayudaba a tomar asiento de nuevo colocándose a su lado. —Tienes una voz hermosa... Esa canción, mi madre solía cantarla para mi y mi hermana.

—Es bastante linda, recuerdo la voz de mi madre cantarla también mi padre.

—Deniz, tu madre.. ¿Sabes mas sobre ella?— Deniz suspiro un poco.

—Yo, era una niña cuando ella murió. Solo recuerdo su cabello rojizo, su rostro es borroso para mí, y su voz, la recuerdo bastante alejada. Se de su nombre por mi padre y el capitán Kilmihan, me decía que mi madre era una mujer muy bella.

—Deniz, yo tuve una hermana menor, se llamaba Anastasia igual que tú madre, tenía cabello rojo igual al mío.— Deniz prestaba atención a la sultana con cada palabra que ella decía.

—¿qué pasó con ella?

—Los tártaros, atacaron a todos los que vivían conmigo, mis padres y ella murieron. Aunque, si mi hermana hubiera llegado a sobrevivir, me gustaría que fuera tu madre aquella hermana que perdí. —la sultana Hürrem sonrió con ternura mientras acariciaba el vientre de Deniz. 

—Sultana, sin duda, eso hubiera sido todo un honor para mí, compartir un lazo de sangre con usted. Pero estoy feliz con haberla conocido y por haber sido elegida por usted, eso es suficiente para mi.

El ángel del imperio Cihangir, El Sultán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora