XV

5.1K 494 16
                                    

Las celebraciones en el castillo eran agradables, al menos para Deniz, no resultaban ser tan agobiantes. Tal vez su estilo de vida había cambiado y con ello su forma de ver de las cosas.
Mientras los invitados que ya habían llegado disfrutaban de ver a las sirvientes bailar, Cihangir y Deniz recibían al príncipe Bayaceto y al príncipe Mustafa.

—Sus altezas, sean bienvenidos.

—Hermanos, bienvenidos— En cuanto los jóvenes príncipes se adentraron al lugar el ambiente se puso un poco tenso, especialmente por las mujeres que habían entrado con estos, la sultana Maidevran miraba a la sultana Hürrem y la sultana Cihan no podía pasar desapercibida ante los ojos de la sultana Nurbanu.

—Sultanas, vengan conmigo— como era costumbre las mujeres siempre estaban aparte de los hombres, antes de ir con las sultanas Deniz le dio un beso a Cihangir, poco después fue a tomar asiento junto a la sultana Hürrem y la sultana Mihrimah.

—Debo felicitarla Deniz Hatun, dará nuevos príncipes a la dinastía— La sultana Maidevran comenzó a hablar. —Que su hijo nazca sano y con buena fortuna. —No entendía si era sincera o no, pero ante las miradas que habían Deniz solo sonrió de manera amable.

—gracias Sultana, que la fortuna que le desea a mi hijo, sea la misma que Allah le otorgue a sus nietos.

—Deniz cierto— Esta vez quien llamó la atención de Deniz fue Cihan, esta era la primera vez que la pelirroja la veía, ciertamente era una mujer hermosa y la parecía agradable. — Es un gusto conocerte y saber que has hecho feliz a Cihangir, él es muy especial. Que Allah les dé felicidad.

—Allah mediante así será sultana. — los silencios incómodos no eran de su agradado pero que podía hacer ante la notable confrontación que había en ese lugar. Sentía que estaba en medio de dos bandos que si pudieran se matarían entre ellas en ese instante.
Cuando mihrimah estaba por hablar el príncipe Bayaceto y Mustafa salieron de donde estaban los demás invitados.

—Madre, hay que irnos.

—Mustafa ¿qué sucedió?— todas se pudieron de pie y al ver a Cihangir Deniz fue hasta el buscando una explicación.

—¿Qué ocurrió?— Hürrem preguntó a Bayaceto quién se veí enfadado, Cihan fue hasta el cuando este le hizo la seña.

—Madre.— Selim apareció poco después. —Mi padre se ha enfado, Mustafa y Bayaceto le dieron malas noticia de golpe. Es normal que ahora deben retirarse.

—¿Qué tienes tú que explicar por nosotros?

—¡oigan silencio! Bayaceto, selim. Estamos aquí para celebrar la fortuna de su hermano pero por lo visto no pueden estar sin pelear ni un instante. Lo mejor será que ambos se vayan.

—mi madre tiene razón, esta celebración terminó todos regresen a sus palacios.
Bayaceto, Mustafa, fue una noticia feliz para mi, sean felices.
Pero ahora deben marcharse, no quiero que Deniz se sienta mal si empiezan a discutir.— Cihangir no estaba enojado pero su expresión era más seria de lo que acostumbraba, Deniz se mantenía al margen mientras los invitados se iban ella solo los despedía con una reverencia.
El sultán fue el último en retirarse junto a la sultana Hürrem y Mihrimah, al final Deniz tomó la mano de Cihangir para llamar su atención.

—Alteza, creo que debemos ir a descansar.

—Lamento que no saliera bien— Deniz negó moviendo su cabeza levemente.

—No se preocupe alteza, disfrutamos de un momento y además, me gusta mas estar solo con usted, a nuestro bebé le gusta también.— Cihangir colocó su mano encima de su vientre para después sonreír, los movimientos del bebé aún dentro le alegraban, lo suficiente para dejar atrás aquel mal rato. —Ambos estamos cansados, pero a nuestro hijo le gustaría dormir junto a usted alteza. ¿Podemos hacerlo?

—Por supuesto que si, no podría negarme ante tal petición, dormir junto a mi esposa y mi hijo es una de las mejores sensaciones de mi vida.— Ambos fueron hasta los aposentos del príncipe, luego de que ambos se acomodaran Cihangir rodeo el cuerpo de Deniz con su brazo y esta sostenía su mano con fuerza.

—Recuerda esto Deniz, te amo, a ti y nuestro bebé.

—Alteza... Y usted no debe olvidar que nosotros dos lo amamos con todo nuestro ser. —Cihangir le dio un beso en la mejilla de Deniz luego de aspirar el aroma de sus cabellos, poco después ambos se quedaron dormidos, disfrutando de los días tranquilos que tal vez acabarían en algún momento, pero que por ese momento, no estaba en sus preocupaciones.

El ángel del imperio Cihangir, El Sultán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora