XI

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El sultán no podía evitar pensar una y otra vez en las palabras de su hijo menor. "Ni siquiera soy un candidato al trono" casi podía ver a su hijo frente a él repitiendo aquellas palabras una y otra vez.

—Cihangir— después de pensar tanto se levantó de su trono llendo hasta los aposentos de su esposa la sultana Hürrem, después de ser anunciado por los guardias que cuidaban la puerta entró a los aposentos donde Hürrem lo recibía con una habitual reverencia, las esclavas salieron de ahí dejando a ambos esposos solos.

—Majestad— la voz de Hürrem era tranquila y se serena, Solimán se acercó a ella, luego de intercambiar miradas ambos tomaron asiento, suleiman tomó la mano de su esposa, empezó hablando como antes, había estado separado de ella un tiempo así que preguntó por su salud y por si había algo que le preocupara. Después de un rato el sultán hizo la pregunta sobre Cihangir.

—¿aceptarías qué nuestro Cihangir se casara con Deniz?— Hürrem miró al sultán por unos segundos y luego pensó en su pregunta, su rostro se iluminó con una sonrisa amplia.

—Majestad, quiero que cada uno de mis hijos sean felices, en especial Cihangir. Deniz es una buena muchacha, desde que esta con el le ha hecho sonreír, ¿lo ha notado majestad? Mi pequeño príncipe, está más que feliz al tenerla, si me lo pregunta, mi respuesta es si. Estoy de acuerdo.

—Dudé en aceptar, pero, creo que la opinión de su madre, mi esposa, es más que suficiente para aceptarlo. Bien, Cihangir podrá casarse con ella.

...

—Alteza, Deniz Hatun. Su majestad el sultán suleiman quiere verlos, los espera a ambos en los aposentos de la sultana Hürrem.— Deniz miró a Cihangir quien le sonrió, estaba seguro de que los esperaban buenas noticias.

—Vamos ahora Deniz.— La pelirroja asintió, tomó la mano del príncipe y empezó a caminar a su lado, algo visto mal para los que los topaban por los pasillos, ¿cómo una esclava se tomaba tal libertad con un príncipe? Podía escucharse esa pregunta entre los rincones del harem, pero Deniz y Cihangir cerraron sus oídos antes eso, juntos caminaron hasta los aposentos de la sultana.

—Atención, su alteza el príncipe Cihangir— las puertas se abrieron y ambos entraron a la habitación donde sus padres esperaban, Deniz hizo una reverencia al igual que Cihangir.

—Padre, madre.

—Cihangir, hijo mío. Deniz.

—Majestad, sultana.— Suleiman y Hürrem se miraron, en cuanto Hürrem asintió moviendo su cabeza el sultán comenzó a hablar.

—Deniz. Te he hecho esta pregunta otras veces. ¿Morirías por Cihangir?

—Majestad, mi respuesta siempre será la misma, mi vida pertenece a mi príncipe. No dejaré que caiga aunque me cueste mi vida, mi último aliento será a su lado, si mi príncipe necesita de una espada yo seré esa espada.

—Eres una mujer complaciente, has mostrado lealtad a mi hijo y lo has hecho feliz, entiendo la razón por la que el ha decidido casarse contigo. Cihangir, Deniz. Su boda será en tres día, durará diez días y diez noches. Hijo mío, te asignare una provincia, podrás gobernar y formar tu familia con tu esposa ahí.
Deniz, la seguridad de mi hijo seguirá confiada a ti. — tanto Cihangir y Deniz tenían una sonrisa en su rostro al escuchar al sultán.

—¡padre!— el príncipe se acercó a ambos abrazándolos, dejó un beso en la mano de su madre y un beso en la mano de su padre quienes le veían sonriendo. —¡gracias, gracias! Me hacen tan feliz. Padre, no te defraudare. —en cuanto Cihangir se hizo a un lado, Deniz se acercó a ambos, en lugar de besar sus manos se agachó para besar los dobladillos de cada uno.

—Majestad, sultana. Agradezco que confíen en mi, seguiré demostrando que soy digna de esta confianza que me han dado. Haré feliz a mi príncipe y me aseguraré de que este bien. De verdad, muchas gracias.

El ángel del imperio Cihangir, El Sultán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora