En Nafrein se encontraban todos los desterrados, era una dimensión casi tan grande como el inframundo, de tal forma que había muchísimas islas con reinos de hadas, hechiceros y Dioses que no pudieron vivir en Anafrei porque se negaron a que la Diosa Gea fuera la persona que les gobernara. En aquel lugar en una cabaña apartada de todos los seres y posibles reinos se encontraba Dante, un hombre mayor con apariencia de alguien de veintisiete años, aunque su verdadera edad estaba alrededor de los cien. Estaba desesperado porque después de haber seguido a una joven humana para devolverla a su hogar todavía no conseguía que esta quisiera volver. Era la humana más desesperante de todas por lo que cuidar de una adolescente para Dante había sido más frustrante que haber aprendido todo sobre los Dioses y el origen de Freiani, tierra de los olvidados.
Caminó de regreso a su cabaña esperando tener un descanso de aquella niña que le había puesto la vida de cabeza desde la primera vez que llegó. Al entrar a su cabaña de madera en medio de la nada este quiso recostarse en su sillón, pero no pudo hacerlo porque vio como una mujer bella dormía ahí. Un sonrojo en su cara se fue formando al ver a aquella persona que admiraba dormida en su sillón. Era su maestra Danaé quien de cierta forma había sido un amor platónico de Dante desde hace años.
Para no despertarla él decidió recostarse en la silla enfrente del sillón mientras la veía con una sonrisa. La mujer pronto fue despertando, logrando ver a los ojos a su joven amigo que para ella solo era eso, un amigo.
—Dante... He tenido unos días muy difíciles. La profecía de la paz cada vez se vuelve más cercana, Adad ha sido un gran chico, pero tuve que faltar al primer día de su entrenamiento conmigo porque su hermano Konrad derrocó a su padre del trono, debiste haberlo visto, fue bastante interesante. Al menos me reconcilié por completo con Bastián, creo que es lo único bueno de vivir en Freiani.
—¿Bastián, tu amor imposible? —preguntó Dante con algo de decepción en su rostro.
—No me mires así, ya no soy una adolescente. Jamás intentaría algo raro, además los Shingates no se enamoran dos veces en su vida, él está y estará enamorado de mi mejor amiga aún después de la muerte. Algo así como un par de gallinas, son los animales con los que lo comparan por pasar toda su vida juntos —dijo Danaé tratando de ocultar sus ganas de abrazar y besar a Bastián cada vez que lo veía.
Dante tratando de no ser derrotado por un viejo amigo de la infancia de Danaé se levantó de su silla mientras Dana lo veía pararse, fue cuando con un viejo tocadiscos puso a reproducir una bella canción, era una danza que podía bailarse a un ritmo lento. La guardiana viendo aplastada en el sillón a su amigo vio como este se paraba enfrente de ella estirándole su mano para bailar.
—Creo que los animales que comparten su vida juntos para siempre son los lobos —mencionó Dante con una sonrisa sincera— ¿Quieres bailar esta pista conmigo?
Danaé le sonrió con tranquilidad, a pesar de que lo que ella quería era descansar; jamás le rechazaría una pieza de baile a su fiel amigo. Por eso se levantó tomando la mano de su amigo de ojos café y cabello negro, más alto que ella, para bailar. Puso su cabeza en su pecho mientras Dante disfrutaba el tenerla cerca. Sus deseos de tener cerca a su maestra siempre habían sido inmensos, tanto que sin darse cuenta cuándo pasó, se quedó completamente enamorado de ella. Danaé no lo sabía, pero quizá algún día podría darse el lujo de olvidar a su amor que no era correspondido por uno que después de tantos años la haría feliz.
—Quetzalcóatl ha rebelado nuevas profecías, una nueva guerra se acerca y no me siento lista para entrar en una de nuevo —dijo la mujer tratando de no llorar al recordar todo lo que había sufrido en la primera guerra que vivió.
—Todo estará bien, pase lo que pase estaré aquí para ti —habló Dante tratando de calmarla.
—No estoy lista..., pero ahora que sé que el hermano de Konrad será el que cambie todo tengo miedo —Danaé hizo una pausa antes de seguir—. Eso me recuerda, ambos hemos dejado de lado el trabajo de vigilar la población de los reinos por los niños que llegaron a nuestra vida. ¿Cómo está la chica que llegó a Nafrein?
—Ni me hables de ella —exigió Dante mientras entrelazaba los dedos de su maestra con los suyos—. Ha sido muy complicado, había olvidado que los jóvenes son los que más dolor de cabeza dan.
Danaé rio al oír eso y se separó de su amigo.
—Lamento no poder ayudarte en eso, aún tengo que ponerme al corriente con el trabajo, por favor, trata de sacarla de Nafrein —pidió Danaé dando media vuelta lista para crear un portal a tierras humanas.
Dante asintió observando cómo se marchaba, serían días difíciles.
Ahora sí, hemos llegado al final de una novela, pero no al final de una gran historia. Por eso aquí les dejo el otro libro de la saga Freiani; Anafrei.
Y les dejo la próxima portada del siguiente libro titulado Nafrein, la dimensión espejo.
Por cierto, al final si habrá dato curioso, los nombres completos de de las historias son:
Anafrei, la niñera del príncipe.
Sefrai, la bruja de la noche.
Y
Nafrein, la dimensión espejo.
Sin más que decir, fue un placer y nos vemos en la próxima historia.
Nani fuera.
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Sefrai: La bruja de la noche
FantasíaEmma, una adolescente que creció entre brujos conoce a Konrad, un príncipe demonio que huyó del inframundo curioso de descubrir el mundo humano. Ahora ambos con la ayuda de los hermanos de Emma, tendrán que descubrir los secretos de Sefrai.