El Secreto Del Rey/ parte 2

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Caminé con sigilo hasta llegar a la mesa para sentarme cara a cara con mi padre. Los guardias Shingates salieron de la habitación dejándonos solos. Junté mis manos en mis muslos esperando a que él comenzara la conversación, él me miró serio, pero pronto prosiguió a hablarme.

—Al parecer te ha ido excelente en los entrenamientos con Telmo, a pesar de que es un niño cubre bastante bien el lugar de Bastián. —Sonaba como si se quisiera deshacer de la persona que me cuidó desde niño.

—Telmo es muy bueno, pero no se compara a Bastián —traté de explicarle sin ofenderlo—, él aún es muy joven, mucho más que yo. Por eso no puede cubrir el lugar del caballero Bastián.

Telmo era espectacular, pero sé que mi padre siempre se ha odiado a muerte con mi niñero, no quería que lo echaran. De por sí no lo había visto desde que se fue a hacer tratos con las Diosas.

—Hijo, debes comprender que algún día alguien tomará el lugar de ese caballero, así como un día tú tomarás mi puesto como Rey.

Dijo eso con tanta naturalidad, metiendo a su boca un pedazo de carne de dragón. Yo comencé a comer también con mala cara, mi papá siempre era así.

Recordé que ya había pasado un año desde mi primer encuentro con Emma, eso solo significaba una cosa. Alcé la vista para ver a los ojos a mi papá.

—Pronto se acerca el aniversario de la muerte de mi mamá —mencioné de la nada, él me miró como si no quisiera que yo hablase de eso—. ¿Qué tienes preparado? —pregunté curioso.

—Bueno...—mi papá pensó por un minuto lo que debía decir— el discurso que he hecho ya unas quinientas veces, claro.

Mi mamá y mi papá se amaban, sé que posiblemente le duele hablar de esto. A ellos los comprometieron desde pequeños, pero según las palabras de mi padre su cariño era sincero. No quisiera imaginar qué es lo que pasaría si yo algún día encontrara a la persona con la que quiero compartir mi vida, para después perderla.

Por alguna extraña razón mis mejillas se sonrojaron al pensar en la persona con la que podía compartir mi vida. Se sonrojaron porque pensé en aquel brujo hermano de mi mejor amiga. Era realmente lindo, aunque me clavó una flecha en el hombro.

—Quizá, es demasiado repetitivo mi discurso —dijo mi papá sacándome de mis pensamientos—. ¿Te gustaría dar el discurso de tu madre este año?

Alcé la vista asombrado, no pude evitar lucir una sonrisa de oreja a oreja.

—¿De verdad! —pregunté emocionado.

—Comportarte —dijo mi padre, yo volví a estar serio en la mesa, aunque estaba muy feliz por dentro—. Sería un gran ejercicio para cuando seas rey dentro de unos cientos de años. Harás este tipo de cosas todo el tiempo.

—¡Comenzaré de inmediato! —grité de la emoción.

Me levanté de la mesa para ir corriendo a mi habitación, iba a escribir un nuevo discurso en memoria de mi mamá. Mi papá cuando me vio saliendo del comedor solo soltó una leve sonrisa alentadora.

Llegué a mi habitación contento. Ojalá recordara más de ella, aunque de verdad agradezco recordar su cara, pensé en cómo ella antes vivía en este castillo. Me pregunto qué es lo que hacía en ese entonces, seguro se la pasaba bien con mi papá, o si es como yo, ella estaba siendo entrenada para ser futura reina.

Busqué entre todas mis cosas hasta encontrar una fotografía de mi mamá, sería buena inspiración... Saqué lápiz y papel para sentarme en mi escritorio de madera a escribir.

La guerra acabó, pero tú te quedaste olvidada en ese lugar donde las llamas ardieron. Fuiste asesinada, sin embargo, sabemos que no te has ido reina Any. Eres nuestra protectora hoy y mañana, porque aquella muerte fue un sacrificio que nunca olvidaremos.

Sefrai: La bruja de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora