Capítulo 1

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1._ La mancha de sangre en el suelo del rey

—¡Date prisa muchacho! ¿O es que crees que el desayuno del rey se va a preparar solo?

—¡Ya voy! —subí a toda velocidad las escaleras del sótano y corrí a la cocina.

Yo en realidad no iba a preparar el desayuno del rey, lo que sucedió es que anoche no lavé los platos, y no había nada en que cocinar. Entré rápidamente escuchando los insultos de los cocineros, y lavé todo lo más rápido que pude.

—¡Es la tercera vez este mes que esto sucede! —me regañó mi superior.

—Lo siento señor, no volverá a pasar —me disculpé, cabizbajo.

—Eso espero, ¿te imaginas lo que hubiera sucedido si el rey despertaba y no tenía su desayuno a tiempo?

—No señor, nunca ha pasado.

—¡Pues claro que nunca ha pasado! Porque yo no he dejado que eso suceda, y si llega a pasar ¡haré que te dejen en la calle! ¿Haz comprendido?

—Si señor.

—Ahora vete a limpiar, a ver si para eso sirves.

Me retiré en silencio. Mi trabajo básicamente consistía en la limpieza de una parte del castillo que, según yo, se dividía en dos, la parte habitada por el rey y los empleados de confianza, y la otra parte donde el rey no había pisado en años, pero aún así debía mantenerse limpia y en orden.

Me tomaba todo el día limpiarlo, pero no estaba tan mal, era tranquilo y silencioso, como a mí me gustaba. Bueno, lo era hasta que mi amigo Hughes aparecía con alguna que otra locura, y este día no sería la excepción.

—¡Yden! ¡Amigo mío! ¿Cómo estás esta mañana?

Mi nombre es Tayden, pero el insiste en llamarme así por razones desconocidas para mí.

—Pues me han reñido por tu culpa —se llevó la mano al pecho de manera teatral, con una expresión confundida muy exagerada —. Así es, cuando anoche decidiste que sería una buena idea ir a la taberna del pueblo, llegué tan cansado que no lavé los platos.

—Pero te la pasaste muy bien.

—Tú te la pasaste muy bien.

—Estaba lleno de doncellas, y bailaste con muchas.

—Si pero...

—Ninguna es como la princesa —me interrumpió. Él sabía de mí absurdo enamoramiento por la princesa, y como el buen amigo que es, no le había dicho nada a nadie.

—Guarda silencio, podrían escucharte.

—¿Haz terminado ya tus tareas?

—No llevo ni la mitad.

—Eso es más que suficiente, ¡vamos! —me tomó de la muñeca y desaparecimos por la pared.

Sí. Así como lo leen, desaparecimos por la pared.

Este castillo estaba lleno de muchos secretos, uno de ellos era que había pasillos ocultos en las paredes que te llevaban a cualquier parte, que eran utilizados para que la familia real escapara por si había un ataque.

Pasamos por muchos sitios, dimos bastantes vueltas y algunas veces tuvimos que regresar atrás porque nos habíamos equivocado de desviación, hasta que llegamos al lugar a donde Hughes quería ir

Solíamos aparecer tras los ojos de algún cuadro, detrás de una estatua o una que otra librería, en esta ocasión fue la primera.

—¿Dónde estamos?

Los pasadizos del castillo [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora