Capítulo 20

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20._ ¿Será que alguien no será asesinado en este libro?

Tayden

Días después las cosas habían vuelto a la normalidad, yo he vuelto a entrenar y a hacer trabajos para el rey, los gemelos siguen siendo los guardias del castillo y Eldora se sigue paseando por ahí.

Emersyn ha estado visitando mucho el pueblo, asegura que quiere conocer a todos. Darya, Landon y Hughes se han venido a vivir aquí también y tratan de ayudar en lo que pueden.

—¿Cómo es que este castillo se mantiene tan limpio? No he visto a una sola persona limpiando —cuestiona Hughes.

Hoy es nuestro día de descanso así que estamos todos en el salón comiendo algunos bocadillos.

—Eso es porque ninguna persona se encarga de eso —responde el rey Priamos devorando una galleta.

—¿Entonces quién lo hace?

—Un grupo de hadas, utilizan su magia para hacerlo, hacer que los humanos limpien este castillo sería la peor de las torturas.

—Pensé que las hadas sólo podían curar —agregó Darya.

—No, sólo Eldora hace eso, las otras hadas pueden hacer cualquier otra cosa como levantar los objetos, volverse diminutas o hacer que las cosas desaparezcan.

—¿Y Eldora no puede hacer nada de eso?

—Sólo puedo sanar y desaparecer en un lugar y reaparecer en otro, son dones muy extraños. —Eldora habló por primera vez en toda la conversación.

—Es por eso que la protegemos tanto, es la única que queda. —Camelum le revolvió el cabello y juraría que le guiñó un ojo que hizo que ella se sonrojara.

Sospechoso.

No es la primera vez que los veo haciendo cosas como esa, pero desde que Emersyn me contó lo que pasó el día que me salvaron, les he prestado más atención.

—Tengo una duda —hablé —, ¿cómo fue que llegaron tan rápido a Camalot aquel día?

—¡Vaya! Pensé que nunca ibas a preguntarlo. —Hughes dejó el panecillo en el plato con entusiasmo. —¿Puedo contarlo yo?

—Adelante —concedió el rey comiendo más galletas.

—Bien, luego de que me enviaste a buscar a Landon y después de casi ponerme de rodillas para que viniera conmigo.

—¡Casi me golpeaste! —exclamó el aludido.

—Era una situación de vida o muerte, no me interrumpas. En fin, salimos de Camalot y en la noche cuando ya íbamos bastante lejos nos encontramos al rey, con un montón de lobos y fuimos a rescatarte.

—¿Y qué hacías tú tan lejos del reino? —le pregunté a Priamos.

—Sabes que tengo la costumbre de hablar con Augusto, el adivino, una vez a la semana, entonces me dijo días antes que alguien cercano a mí estaba en riesgo, y como Eldora estaba bien y tú y los gemelos estaban lejos, eventualmente imaginé que se trataba de ustedes y salí del reino, encontrándome con Hughes y Landon en el camino.

—Creí que Augusto no podía hablar. —Camelum frunció el ceño.

—Oh, si que puede, pero sólo lo hace para dar profecías o para contar muy buenos chistes —añadió Priamos con una sonrisa divertida, la cual fue interrumpida por una leve tos.

—¿Estás bien? —pregunté al instante y todos voltearon a verlo.

—Sí, no se preocupen, se me debió ir una migaja de galleta por la garganta.

Los pasadizos del castillo [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora