Capítulo 3

70 26 29
                                    

3._ El pastel triste

Si se lo preguntan, sí.

Sí, nos perdimos.

Resulta que el hecho de tener a Emersyn conmigo en un espacio tan reducido me puso tan nervioso que dimos la vuelta en la dirección equivocada.

Era mi culpa, pero jamás lo admitiría.

Un momento después de eso Hughes decidió desviarse de nosotros a ver si lograba llegar a la cocina llevándose a Darya con él.

Sí, Emersyn y yo estábamos solos

Solos...

Caminábamos sin rumbo alguno intentando encontrar la cocina o a Hughes y a Darya, lo que apareciera primero.

—¿Estás seguro de saber dónde estamos? —Si Emersyn estaba asustada, sabía disimularlo muy bien.

—Siendo honesto, no lo sé.

—Bueno, entonces tratemos de encontrar una salida y luego vamos por Darya y Hughes

Un chillido y un sonido de patas pequeñas nos hizo detenernos en seco. Miré en todas direcciones pero no había nada.

—¿Qué ha sido eso? —Su tono de voz me daba a entender que se había asustado.

—No se preocupe, debe ser un ratoncito.

—No me gustan las ratas.

—En el castillo no hay ratas, sólo ratones que se esconden por aquí, los ratones son más pequeños y menos feos que las ratas, no hay de que asustarse.

Otro chillido más fuerte seguido de más ruidos de patas fue suficiente para que Emersyn diera un respingo, se aferrara a mi brazo y tomara mi mano como si su vida dependiera de ello.

Tragué grueso, podía sentir su respiración en mi cuello, y si me volteaba, podría incluso besarla.

Concentración Tayden, hay que sacarla de ahí.

—No tiene que asustarse —le dije, aunque no sé quién estaba más nervioso de los dos —. Es sólo un ratón, ¿lo ve?

Señalé al diminuto roedor que pasaba junto a nosotros de forma despreocupada. Seguimos caminando aunque ella no soltaba mi mano, y acariciaba el dorso de esta con su pulgar.

¿Quién lo habría imaginado? Yo tomado de la mano con la princesa mientras ella seguramente me veía como un héroe que la salvaba de ratones.

Eso no suena nada heroico.

Cállate, arruinas mi momento.

Doblamos a la derecha en una desviación, donde nos encontramos con una pared de madera. Perfecto. Una librería. La empujé con sumo cuidado y asomé la cabeza para ver donde estábamos.

Era de las habitaciones que tenía que limpiar, el rey no había estado ahí en su vida y no íbamos a encontrarlo ahora. Terminé de empujar la librería y logramos salir.

Ella limpiaba el polvo de su vestido y de su cabello también, yo hice lo mismo, aunque no me esforcé demasiado porque yo siempre estaba sucio.

—Ahora tenemos que encontrar a Darya y Hughes.

—¿La cocina está muy lejos?

—Desde aquí no, acompáñeme.

Caminé dispuesto a salir de la habitación, sin embargo, ella me detuvo tomando mi muñeca suavemente.

—¿Su-sucede algo? —la miré, ella me ponía muy nervioso, y el hecho de que ella me tocase aumentaba mi nerviosismo.

—Ya deja de decirme alteza, majestad o hablarme de usted, puedes tutearme, soy una persona como tú a fin de cuentas.

Los pasadizos del castillo [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora