Capítulo 44

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Sus párpados le pesaban pero guiaron a su vista a ver el paisaje caótico de la mañana en el Reino de lluvia, las nubes eran abundantes en el cielo, ocultando cualquier rayo de un sol naciente, trató de levantarse pero un fuerte mareo lo hizo tambalear cayendo al suelo tratando de aferrarse a las sábanas cayendo de rodillas al suelo; justo cuando la hechicera de ojos castaños entraba con algo de medicina.

¡¿Se encuentra bien?! — preguntó la castaña preocupada por lo que acababa de ver, su príncipe se encontraba débil.

Sí, no te preocupes, estoy bien — sonrió, ella lo ayudaba a volver a la cama con cuidado.

¿Dónde está Kacchan?— pregunta con curiosidad al notar que el príncipe de dragones no se encontraba con él. y de hecho lo único que recordaba era que estaban juntos por la tormenta.

Eh... bueno... él dijo que viniera a traerte medicina...— comentó mientras recordaba lo que le había dicho Bakugo, lo más importante era no preocupar a Izuku pero... resultó siendo todo lo contrario.

¿Dónde... dónde está? — el peliverde sintió una gran presión en su pecho, pudo deducir que el príncipe se había ido, en ese instante trato de escaparse de allí de inmediato, tenía un mal presentimiento de esto, conociendo a Bakugo iría en busca de lo que fuese que ocurriese.

Alto ahí príncipe, estoy a su cuidado y... — en ese momento la hechicera cambió su mirar con firmeza — Debe tomar su medicina. — la convicción no vacilaba, Izuku notó la tensión de la hechicera y en esta situación sólo quedaba...

— Lo lamento... yo... no quiero causar más  problemas, tomaré toda mi medicina para recuperarme pronto — sonrió con optimismo, tranquilizando a la castaña haciendo que ella sonriera sutilmente, para luego dejar la medicina en el velador, junto a su desayuno.

Al cerrarse la puerta un suspiro, sabía que sus amigos no lo dejarían salir de allí hasta recuperarse, pero ese presentimiento era tan fuerte que no podía quedarse encerrado en una habitación, al notar la medicina tenía somníferos optó por no beberla, alistó lo necesario para salir, saliendo de su habitación en puntillas, notó que un joven de cabellos rubios lo miraba atentamente a cualquier movimiento.

Ah... eres tú— soltó sus nervios aliviado de que no se tratara de alguno de sus amigos, presionó el agarre de su mochila al percatar al rubio acercarse.

¿Qué tramas? — una sonrisa pícara y curiosidad era notable.

¿Yo? Ehm... — su corazón latía y miraba a todas partes, "no puede ser... ya se dio cuenta" cerró los ojos con fuerza hasta que escuchó

Sea lo que sea... ¡déjame acompañarte! — el brillo en los ojos dorados resaltaban su emoción por involucrarse en algo interesante, según a lo que había escuchado de Tsuyu, aquellos viajeros venían de lejos y el alfa que encontró en su alcoba era nada más que del Reino de Dragones, sin duda habían muchas preguntas.

— ¿Ah? — desconcertado por esa energía destellante de felicidad. 

Caminando entre los árboles con lentitud y cuidadosamente al ver cómo el humo se disipaba lentamente, las pisadas lentas sobre la tierra mojada, ambos jóvenes alfas del reino de dragones notaron un pequeño alarido de dolor del dragón de piel escam...

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Caminando entre los árboles con lentitud y cuidadosamente al ver cómo el humo se disipaba lentamente, las pisadas lentas sobre la tierra mojada, ambos jóvenes alfas del reino de dragones notaron un pequeño alarido de dolor del dragón de piel escamosa, aquello hizo que Kirishima apresurara el paso descuidando su andar, haciendo que pisara una rama y la rompiera en el acto.

Sh... — pidió el cenizo que paró de caminar para agudizar su sentido auditivo, para seguir caminando sigilosamente entre las hojas mojadas por la intensa lluvia de anoche, al atravesar los árboles notó como algunos árboles habían sido atacados, probablemente por el dragón, su mirada se detalló en la fuerza en que había sido expulsado el fuego, pues podría definir que tan fuerte podría tratarse la amenaza  en ese momento escucharon caballos 

¿Acaso son... — susurro el alfa pelirrojo cuando no pudo terminar de decir la palabra cuando su amigo reaccionó desenvainando la espada, para dar vuelta y encontrar a un alfa a previo de cortarlos por la mitad con su espada, que por milésimas fue detenida por Bakugo que tenía una mirada sedienta, la fuerza de los brazos del cenizo hizo que el otro alfa retrocediera haciendo chillar el roce de las espadas.

Pasos rápidos se oyeron, los tenían rodeados las miradas los acusaban y eran penetrantes, todos estaban dispuestos a matar al mínimo movimiento; ambos amigos se pusieron espalda contra espalda, ambos con la espada en manos, sabían que se enfrentarían a muchos, el cenizo apretó sus dientes al mismo momento en que Kirishima obtuvo más firmeza en sus pies.

Sin duda los guardias estaban completamente listos para comenzar la batalla que se veía próxima, con el repudio de su alma y amargura sujetó más fuerte su agarre del mago de su espada que había buscado por generaciones vengar la sangre que cayó en aquellas manos perversas.

 "Van a pagar por todos sus crímenes, infelices"

Las palabras parecían haber sido tan lentas, tratando de entender el actuar de todos los guardias, Eijiro dio un paso al frente bajando su espada para explicar el mal entendido, pero aquello sólo hizo que todos reaccionaran como si se tratara de la peor de las amenazas.

Bakugo de inmediato bloqueo los ataques haciendo que el alfa pelirrojo también reaccionara; las palabras no bastarían, no ahora, el cenizo sabía que ellos no escucharían ni una sola palabra, que sólo los consideraban como los mismos demonios que ascendieron a la Tierra desde lo profundo del infierno.

Las espadas producían en sonido metálico una y otra vez, la diferencia era grande, los veinte guardias estaban dispuestos a matar, simplemente estaba decidido, aquella hierba de dulce verde sería bañada en sangre, sea por ellos o por los otros.

Sus ojos estaban fijos en aquellos que se encontraban rodeados, su mirada era calmada y a la misma vez fría, suspiró con impotencia; una de sus manos sujetaba el arco, al momento que la otra jalaba las dos flechas que estaban cubiertas de un antíd...

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Sus ojos estaban fijos en aquellos que se encontraban rodeados, su mirada era calmada y a la misma vez fría, suspiró con impotencia; una de sus manos sujetaba el arco, al momento que la otra jalaba las dos flechas que estaban cubiertas de un antídoto, su mirada agudizó priorizando a los objetivos, poniendo fin a la espera soltó las flechas dejándolas ir en la órbita planeada.

El pelirrojo sangraba por la pierna que había sido atravesada haciendo que perdiera el equilibrio golpeándose al caer, el cenizo quedo de pie dirigiendo su mano a la flecha que se había incrustado en su hombro, la búsqueda de su mirar a quién habría lanzado la flecha se dirigió a un joven que llevaba una capa azul, que lentamente bajaba dejando revelar su identidad, los ojos rubíes no lograron distinguir a la persona que le había lanzando la flecha, cuando de un momento a otro se debilitó cayendo de golpe al piso.

Es hora de volver...

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Hola a todxs espero se encuentren bien, acabo de volver de un viaje y por fin podré seguir escribiendo

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