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Quizás para Somi, Kihyun no era merecedor de estar en la presencia de alfa Shin en su estado actual de novato. Después de todo, era tan solo un recién llegado que apenas lograba una diminuta contracción en la comisura de los labios de su jefe al entregarle su trabajo, no sin antes horas de mucho esfuerzo, ansiedad paralizante e inseguridad crónica.

Pero al parecer el destino creía lo contrario, porque lo quisiera o no, Kihyun no podía dejar de encontrarse con alfa Shin desde el día que visitó su piso para dejar unos papeles en la oficina de su jefe.

Era casi gracioso.

La primera vez que lo encontró fue en un elevador justo después de presionar el botón directo al piso 48. Alfa Shin entró inconsciente de sus alrededores, sin darle ni una sola mirada a nada que no fuera el reloj en su muñeca y, por supuesto, sin reparar en su presencia. Ingresó al elevador con autoridad de dioses, y en un movimiento calculado, presionó el botón al piso 50. Kihyun, por alguna razón, creyó que actuar como si fuera invisible era un buen plan de acción, asi que se quedó tan callado como fuera posible, imitando a la perfección ser uno con los espejos del elevador.

No se creía capaz de hablar con alfa Shin sin tartamudear, o hacer el tonto de sí mismo, asi que no hablarle era el plan más seguro.

La segunda vez que lo vio fue mientras salía del lobby del edificio donde trabajan a la hora de almuerzo. Estaba esperando a Minhyuk en la entrada para ir directo a un restaurante cercano cuando lo vio salir. Su aura parecía hacer brillar todo a su alrededor, y las personas le daban miradas de reojo mientras avanzaba, todos admirando su belleza y templanza al caminar. Era increíble como un acto tan mundano como salir a la calle parecía tan de otro planeta cuando alfa Shin lo hacía, y cómo el resto de las personas reconocían su importancia sin necesidad de intercambiar palabras.

Kihyun sabía que Lee & Ko estaba lleno de alfas importantes que sabían su lugar en el mundo, pero algo le decía que para poder trabajar bajo la tutela del gran alfa Son, se tenía que tener algo especial, algo que te diferenciaba del resto de los mortales.

Y alfa Shin definitivamente parecía tenerlo.

Quizás no exudaba carisma como las estrellas de cine o celebridades aclamadas, pero algo sobre él te hacía querer dar una segunda mirada lo quisieras o no.

— ¿tan rápido? — Kim Soo levantó la mirada de su computadora para recibir la carpeta que Kihyun le estaba entregando.

Había un claro tono de escepticismo en su voz que lo disgusto de buenas a primeras, pero tampoco podía culparlo, después de todo, y casi un mes dentro de su nuevo trabajo, todavía era el novato que estaba aprendiendo cómo funcionaba la máquina.

— Agregué apuntes para corregir los errores y profundizar en ciertos párrafos. También corregí cinco faltas de ortografía, señor.

Kim Soo se llevó una mano al rostro, y apretó el puente de su nariz.

— Jungkook suele cometer errores ortográficos — dijo, refiriéndose al abogado que estaba llevando el caso, y luego, con poca timidez, soltó un suspiro — Ya casi llevas un mes aquí y no has cometido ningún error garrafal, omega.

Por alguna razón, y por como lo miraba su jefe, aquello pareció ser más una acusación que un cumplido.

Kihyun no pudo evitar encogerse un poco al escuchar como su jefe se refería a él como "omega" en vez de su nombre, ni tampoco comparar la manera en que la palabra sonaba tan grosera en su boca pero común y sin prejuicios en la boca del alfa que había conocido en el 207.

Era un mar de diferencia.

De cualquier manera, estiró la espalda, dispuesto a no dejarse atormentar.

Say my name [sh+kh] [Adaptación] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora