13.

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Notó que estaba en un hospital por la dureza de la cama, las paredes blancas, y el hombre de bata blanca que discutía con alfa Son en frente de él como si de repente, hubiera muerto.

Kihyun le tomó dos segundos, o más reincorporarse. Desenredarse de aquella desagradable sensación de desorientación, y entender porque demonios alfa Shin y alfa Son estaban allí luciendo como si el mundo se fuera a acabar en dos días.

—     ¿Qué paso? — preguntó, su voz escapándose fina y confundida mientras que trataba de sentarse en la cama.

Su espalda le dolía un poco, pero la cabeza al menos ya no le retumbaba como si treinta hombres de la construcción estuvieran martillando su cráneo todos al mismo tiempo. Eso era bueno.

Alfa Shin fue el primero en reaccionar, se acercó a él y lo ayudó a sentarse.

Kihyun estaba un poco mareado.

—     Te desmayaste camino a los ascensores — le recordó el alfa y Kihyun, luego de recordarlo, quiso morirse.

Claro. Se había desmayado luego de molestarse con alfa Son, decirle unas cuantas palabras y salir de allí como si hubiera sobrevivido una guerra. ¡Qué vergüenza! Se puso tan colorado como su rostro lo permitiese y trató, a propósito, de evitar la grisácea mirada que disparaba balas a su dirección.

—     ¿Estás loco? — dijo el alfa entonces, molesto como nunca, gruñendo mientras olía a todos los humores menos alegría. Kihyun se sintió confundido por su esencia y más por sus palabras.

—     ¿Cómo?

Caminando con las manos entrelazadas en la espalda y los hombros rectos, el mentón ligeramente elevado, las cejas torcidas en un cejo fruncido, y los ojos grises clavados en él como si le fuera imposible concebir otras palabras que no fueran "lo estoy, alfa Son", el alfa llego a su costado y lo miró con superioridad.

Al parecer, alfa Son estaba tratando de intimidarlo de vuelta a una actitud sensata.

O quizás todavía estaba molesto por lo que paso en su oficina. Kihyun no tenía como saber que diantres le pasaba, pero se sentía tan disperso y traía la cabeza tan confundida que si intentaba descifrarlo ahora, lo más probable es que se demorara años.

—     ¿Por qué tomaste una dosis tan grande? — la tranquilidad de su voz asustaba. 

Alfa Shin sintió que alfa Son estaba siendo especialmente malvado, tratando a Kihyun como si fuera un gatito que pudiera asustar de vuelta a su lugar, así que intervino para bajar un poco los humos.

—     Esta recién despertando, alfa Son, no debería...

Una mirada llena de furia baleó al alfa a quemarropa haciéndolo callar, Kihyun se asustó por la intensidad de sus ojos, y miró al atractivo alfa de cabellos oscuros para cerciorarse de que estaba bien.

Alfa Shin ni siquiera había retrocedido, pero por la manera en que evitó la mirada, Kihyun sabía que estaba al tanto de que su jefe, alfa Son, no estaba precisamente contento.

—     ¿Por qué me desmayé? — le pregunto Kihyun al doctor, tratando de unir todas las piezas del puzzle y evitar seguir prestándole más atención de la necesaria al alfa, con quien se suponía estaba enojado.

—     Tomó una dosis de supresores muy fuerte para su contextura. ¿Desayunó? — preguntó el doctor observando una ficha.

—     No.

El hombre le explicó que para la toma de supresores, Kihyun había escogido una para un hombre de un metro noventa y noventa kilos de peso mínimo. Juntando además que su cuerpo no estaba acostumbrado a los supresores, y que era la primera vez en años que tomaba uno, claramente el efecto iba a ser demasiado fuerte para él. Tuvo suerte de que no pasara a mayores, pero para la próxima su dosis recomendada era de 250 mg.

Say my name [sh+kh] [Adaptación] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora