Podía fingir que nada de lo que hacía el alfa llamaba su atención lo suficiente como para voltearse y hablar con él. Podía obviar su incesante mirada, su elección de música, hasta podía actuar como si el embriagador y masculino aroma que flotaba en el aire no era bálsamo para sus instintos de omega.Lo que no podía ignorar, después de todo, era aquel condenado café que descansaba en la mesa.
— ¿Es para mí? — preguntó de pronto, dejando de teclear un mail a Somi pidiéndole si podía hacerse cargo del caso Bowsman.
— ¿Qué cosa?
Kihyun se giró en la silla, lo suficiente como para tener una vista perfecta al rostro inescrutable del alfa que lo atormentaba.
— El café — apuntó con el pulgar el café al que se refería, ese que lo observaba desde la mesa de vidrio — Es de dolce Talia, ¿es para mí?
— Solo si lo quieres.
Por supuesto que lo quería, Kihyun podía dejar muchas cosas, pero con la tonelada de trabajo y las pocas horas de sueño con las que vivía actualmente abandonar un café perfectamente servido era un acto criminal.
Feliz, se levantó de su asiento para ir a buscarlo. Cuando lo hizo, alfa Son sonrió.
— Procura no acostumbrarte. No suelo ser asi de agradable con los recién llegados.
Obligándose a recordar la etiqueta, Kihyun bajo la cabeza en modo de sumisión y agradecimiento.
— Es usted muy amable, alfa.
El alfa soltó una sonrisa a tal grado que sus ojos se achicaron, haciéndolo ver incluso un poco tierno, cosa que parecía imposible.
— Tengo algunas reglas de las que me gustaría conversar — dijo entonces, parándose de su escritorio y caminando hacía el metro cuadrado de Kihyun.
La caminata fue corta, unos cinco pasos hasta llegar a donde él estaba sentado, aunque Kihyun lo sintió eterno. Casi parecía una visión tener a tan agraciado alfa caminando hasta él con las manos en los bolsillos de su Tom Ford y el cabello peinado perfectamente en su lugar.
Cuando llegó hasta él no tardo en hablar. Su voz fue dura.
— Quiero que tengas claro que trabajas para mí. Sigues mis órdenes. Si te digo salta, no te necesito preguntando qué tan alto, eso ya deberías saberlo.
— Entendido, alfa.
El alfa se recostó en el escritorio de Kihyun, haciendo que la cercanía entre ellos fuera de al menos unos pocos centímetros. Kihyun lo sintió demasiado cerca. Un corto movimiento y su mano estaría tocando su pierna.
El alfa continuó como si no pudiera oler el nerviosismo de Kihyun.
— Pronto los otros abogados se enterarán de ti y comenzarán a buscarte. ¿Cómo crees que deberías actuar?
Kiyun se mordió el labio.
— Respondo ante usted, alfa Son. Haré lo que me diga.
— Buena respuesta — concedió el alfa satisfecho —Cualquier cosa que ocurra, vienes a mí. Cualquier problema que tengas, me lo dices a mí. No necesito tu sumisión, necesito tu lealtad. ¿Entendido?
— Sí, alfa.
— Y solo para el acta — dijo, esta vez mirando hacia afuera. Directamente a Jooheon, con voz casi tan baja como un susurro — a mi secretario le gusta escuchar a escondidas lo que pasa acá a dentro. Cualquier cosa que ocurra que no pueda ser escuchada por terceros puedes enviármela por escrito, o decirlo bajo y lejos del intercomunicador—dijo, dando por entregado su mensaje y alejándose del escritorio de Kihyun mientras alisaba una arruga invisible en su pantalón — ¿Entendiste todo o lo necesitas por escrito?
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Say my name [sh+kh] [Adaptación]
FanfictionKihyun no es el tipo de omega de tener cosas de una sola noche, hasta que lo tiene. Son Hyunwoo es un alfa iniciando su temporada de cortejo. Ambos se conocen por casualidad. [ADAPTACIÓN] Todos los derechos a Caro Rodd, una grandiosa escritora q...