Intimaba con un vaso de whiskey en silencio perpetuo. Los ojos perdidos en la selección de botellas del 207 que se apilaban frente a él sin orden alguno. De fondo las voces del resto formaban una sinfonía casi tan desagradable cómo su dolor de cabeza, por lo que trató de concentrarse en algo más.Sus dedos divagaron por el borde de un vaso lleno a tres cuartos sobre la barra que olía a desinfectante y a alcohol. Tenía mucho en qué pensar, pero no se lo permitía. Su semblante de alfa emproblemado emitía las señales perfectas; nadie se atrevía a acercarse por miedo y le gustaba así. Nadie quería ser devorado, una precaución entendible, y con ese cuidado, los omegas y betas que habían demostrado interés a su paso ahora se salían fuera del radio de aquel alfa callado para hacer de él un simple comentario a sus juntas.
Se sentía cómodo con eso.
El 207 era ahora un lugar que albergaba más malos recuerdos que buenos. Para extrañar a Kihyun podía escoger otros miles de lugares en la ciudad. Estaba la firma, el café, el mismo pent-house que ya no pisaba, la ubicación de su antiguo departamento, quizás hasta su auto. La ciudad era grande y Kihyun se las arreglaba para colarse en su mente por todas partes. El único lugar, sin embargo, que lograba darle la ingenua sensación de reencuentro, era ese.
No podía evitarlo, quizás en el fondo no era más que un masoquista.
Fantaseaba con escuchar su voz a su costado, con escuchar una opinión atrevida de su traje o una mala broma sobre su elección de trago. Hace poco había comenzado a pedir un whiskey a las rocas, seguro, aburrido y entrañable. Era una pequeña rebeldía que casi llegaba a ser un chiste interno.
Era su manera de devolverle la mano por si alguna vez llegaba y notaba que ya no era el tipo pretencioso de los martinis, sino que ahora era cómo él. Un hombre de whiskey.
Kihyun nunca se las arreglaba para llegar.
Y él convivía con eso día a día.
~*~
A veces perdía la noción del tiempo. Sus jaquecas eran insoportables, su humor voluble y su concentración efímera. Ese día demostraba ser especialmente difícil de sobrellevar, una cita con el tribunal civil estaba tomando demasiado de él, más de lo que le quedaba. Así que cuando contestó la llamada apenas si se percató que había entrado a su teléfono personal.
— Si.
El silencio al otro lado de la línea fue inusual.
Su mano se detuvo a media escritura. La mitad de su firma sobre el documento y la punta de su bolígrafo sangrando en una diminuta piscina de tinta por la quietud de su cuerpo. Apenas si lograba sostener el teléfono junto a su oído, mientras su mente acelerada y a gritos lo hacía creer que la posibilidad de que quien llamaba fuera Kihyun era viable.
De solo pensarlo su cuerpo tiembla. Su mano vacila mientras analiza la idea de llevar el teléfono frente a sus ojos y ver si hay alguna identificación que lo ayude. Necesita ver si la pantalla dice el nombre de su omega, pero teme que un movimiento en falso lo haga cortar o que tener el aparato lejos de su oído lo haga perderse alguna valiosa palabra.
Así que espera. Tan quieto como puede.
Han pasado dos meses y aunque su tristeza a días pasa a ser rabia ahora no puede hacer más que mantenerse callado. Teme que su voz espante al omega, que escucharlo o recordarlo lo aleje. Por lo que aguanta y se siente pender de un hilo.
Pero, aunque había logrado ser reducido a nada más que escombros, la sola idea de tener a aquel omega en la otra línea lo hace sentirse poderoso de nuevo. Así que lo intenta.
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Say my name [sh+kh] [Adaptación]
FanfictionKihyun no es el tipo de omega de tener cosas de una sola noche, hasta que lo tiene. Son Hyunwoo es un alfa iniciando su temporada de cortejo. Ambos se conocen por casualidad. [ADAPTACIÓN] Todos los derechos a Caro Rodd, una grandiosa escritora q...